3

40 5 0
                                    

Hamburgo, Alemania

Mark

Bajo de mi avión, al fin. Depués de tanto tiempo, estoy en Hamburgo. Me ubico rápidamente para ir por mis maletas, me llega una llamada de papá, y respondo. Me dice dónde quiere que nos veamos, y voy rápidamente.

Cuando lo veo, es como si se me iluminara el corazón, sonrío y me lanzo a abrazarlo; él me acoge con calidez

—Te extrañé muchísimo

—Y yo a ti, no vuelves a salir de la casa en 10 años, niño

—Para tí, aún sería demasiado tiempo

Ambos reímos, él toma una de mis maletas, para después pasar su brazo por detrás de mis hombros y comenzar a caminar a la salida. Primero me hace las preguntas tradicionales, que cómo están mis amigos, que cómo es el lugar, que cómo me fue de calificaciones. Respondo a todas ellas y juego con él al decirle que saqué 10 en alemán, aunque bueno, eso se lo veía venir seguramente.

—¿Y entonces, Mark Lee? ¿Regresas soltero?

—Ay papá...— río tratando de ocultar que es un tema del que no quiero hablar ahora particularmente, pero cuento mentalmente el tiempo de vida que me queda, porque sé que se va a dar cuenta

—¿Pues qué pasó Minhyung?— cuando me llama por ese nombre, estoy perdido

—No me digas así

—Dime que pasó

—Es complicado explicarlo— y no miento, de verdad lo es, ¿cómo le explicas a tu padre que el chico con quien saliste por meses no pudo besarte la última vez que te vió?

—Pues tenemos todo un viaje en auto para hablar al respecto— le ayudo a meter las maletas en la cajuela, él no es de esas personas a las que les gusta ocultar lo que uno siente, por más complicado que eso sea, eso es bueno para nunca estar enojados en casa, pero es horrible cuando de verdad no quieres hablar con nadie de cualquiera que sea el asunto

—Bien... hay un chico

—Iiiiiiiiiiiii— me hace bulla mientras abre las puertas del auto, río porque me parece tierno que ahora se emocione por mi vida amorosa, porque el primer paso con él y mamá no fue para nada sencillo.

Aunque no me malinterpretes, por fortuna mis padres no son del tipo de personas que rechaza a sus hijos al punto de echarlos de casa, ellos son más del tipo con los que tienes acuerdos no verbales de tener hijos y una esposa. Las personas que esperan pasar la navidad en tu enorme casa con una chimenea, las personas que secretamente, esperan la invitación a tu boda, para ponerla en un vidrio y guardarla por siempre.

Claro que, para su desgracia, yo no soy de ese tipo de persona.

No me gustan las chicas, es decir, son lindas, vaya que lo son, su cabello es sedoso y huelen a dulce, pero para mí, no hay nada como los chicos.

No hay nada como los labios de un chico, la manera en la que pueden aprisionarte cuando sus besos son más feroces, o cómo su tacto puede parecer el de una pluma cuando lo que quiere es ir lento para apreciarte. Las miradas, la manera en la que un hombre puede mirarte como su posesión más preciada, pero tambien puede estarte quitando la ropa con los ojos. La sonrisa de un chico, es de las que te hace perder el control en un segundo, cuando se sonroja, quieres abrazarlo y pedirle que te diga que te ama, hasta que parezca que de su boca está saliendo la más dulce de las mieles, pero entonces bajas tus manos y te encuentras con esos brazos voluminosos y esas venas marcadas y lo que quieres es que él haga que te retuerzas debajo suyo

c1b3r l0v3 [nct dream]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora