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__Jimenita, mi amor. Tu hermana ya te dijo muy claramente que no quiere cerca a ese hombre, a ver ¿por qué tanto empeño?

-Ay Oscar, solo deseo ver a mi hermana contenta.

-Pues a decir verdad yo no la veo triste. Además el flaco se pondría mal si se aleja nuevamente de Sarita.

-Yo sé, pero él deberá entender que Sarita se merece que alguien la quiera en ese plano y él no puede hacerlo.

-Pienso que te estás inmiscuyendo de más.

Jimena lo miró seria. Lo que menos deseaba era pelear con su marido pero sentía que le daba demasiada importancia a Franco y aunque ella también lo apreciaba, ni Franco ni nadie iba a impedir que Sara retomara esa relación, según la morena que era una romántica empedernida.

-Relajate Oscar, verás que esto les conviene a todos.

-Sigo pensando que es una mala idea, pero esta bien esta bien- levantó la manos.- haremos las cosas a tu manera, no te enojes morenita.

Jimena rodó los ojos, conocía o creía que conocía lo suficiente a Sara como para asegurar que solo se estaba haciendo del rogar. Recordaba perfectamente que su hermana le había contado que Demetrio había tenido que hacer "mucho esfuerzo" para estar con ella; la morena no vivió la relación de cerca porque todo aquello se dio cuando la mayor estaba en España y no volvió sino hasha después para instalarse en una casa en San Marcos, cuando oficialmente ella y Demetrio ya eran novios casi prometidos.

La menor de las Elizondo pensaba que Demetrio y Sara necesitaban un empujoncito y ella se los iba a dar o se dejaba de llamar Jimena Elizondo. Decidida se levantó del regazo de Oscar y se dirigió hasta la mesa de su ex cuñado, su marido la siguió pero esto no la detuvo.

-Hola de nuevo muchachos, ¿me puedo sentar?- dijó alegre.

-Claro que sí Jimena, ni más faltaba.

-Necesito hablar con usted.

-Usted dirá.

Oscar le advirtió con la mirada que lo que estaba a punto de hacer no era lo correcto pero la morena hizo la vista gorda.

-¿Todavía quiere a Sarita?- le preguntó sin vacilar, ante la antenta mirada de los que se encontraban allí. -perdone que sea tan directa, pero me muero por verla nuevamente enamorada y estoy segura que solo usted puede lograr aquello.

Demetrio ensancho una sonrisa maliciosa pero nadie notó la intención.

-Oscar, ¿puedo bailar una pieza con su esposa?, solo para hablar del tema.

-De acuerdo.- dijó el rubio con recelo, pero era mejor eso a tener a su mujer reclamándole el haberle fastidiado su misión de celestina con su hermana mayor.

-Vamos a ver si es buen bailarín.- comentó la morena ubicándose en la pista.

-No tanto como usted.- dijó tomando a Jimena en una distancia prudente.

-Responda mi pregunta, ¿usted todavía quiere a

-La amo.- se adelantó haciendo sonreír a la menor.

-Yo estoy casi segura que ella a usted, pero debemos hacer algo para que ella lo crea. Mire, no estuvo usted para saberlo pero estoy yo para contárselo, todos sabemos que cuando usted se marcho ella sufrió bastante y quizá solo esta asustada.

-Yo deseo recuperarla.- afirmó.

-Yo puedo ayudarle Demetrio, cuente conmigo.

-No lo sé Jimena, su hermana no me quiere cerca y así será imposible.

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