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Norma caminaba apresurada sin prestarle atención a su hermana, quien alagaba que lo mejor era hablar después con su hermana mayor.

-No. Jimena... sé que que algo pasa con Sara, déjame ver y trataré de hablar con ella, o tú estas de acuerdo con lo que nos ocultó de Demetrio.

Jimena frunció el ceño

-Pues no, nadie. Todos se volvieron locos con este hecho, pero Sarita podría ponerse a la defensiva como siempre.

-¿Vienes conmigo?

La morena asintió yéndose tras Norma quien entró a la habitación con afán.

-¿Sara?- llamó Norma.

-¿Sarita?- la morena se paseó por el lugar pero evidentemente la mayor no se encontraba.

-Aqui no está, y puede que me tomes por loca pero tengo un mal presentimiento Jimena, revisemos el guardaropa.

Jimena puso cara lastimera y se apresuró a abrir el armario que antes compartia con la mayor, comprobando así que no había ni una prenda.

-Se fue....- murmuró triste.

Norma se pasó la mano por el cabello sin poder creerlo.

-¿Niñas? ¿Qué hacen?

Los tres se miraron a los ojos con desaire y las hermanas se fijaron que Don Martin había estado llorando.

-¡Sarita se fue! ¡lo sabias!

Acusó Jimena agitando los brazos.

-Volvera, Sara regresara.-dijo, aganchando la cabeza mientras ellas iban por su lado para abrazarse a él.

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-¿Me abrirás o no?- escuchó del otro lado.

Sonrió negando y obligándose a tragar el nudo que llevaba en la garganta.

-Si...- según ella conesto, pero fue un decir.

Se paró recta acomodándose el cabello y de manera inconsciente relamiendose los labios, abrió. Lo primero que observó fue unos ojos azules muy expresivos, unos que había extrañado tanto.

Franco abrió los brazos acercándose y cerrandola a él, Sarita había añorado ese contacto íntimo con él.

-Y sigo pensando que venir fue la mejor decisión.

Sonrió encantador.

-Gracias por estar aquí...no tenías porque.

-¿Qué dices?- repudio rompiendo el abrazo.

Sara rodó los ojos, no entendía el comentario.

-Es decir, yo estoy bien.

Franco levantó la cejas examinandola y luego la tomó del mentón como ya tan familiarmente hacia.

-¿Sí? ¿y por eso es qué estas tan pálida y ojerosa? Sara debes regresar, esto no es lo tuyo, lo tuyo no es encerrarte en cuatro paredes, lo tuyo son los caballos, el aire, la libertad.

ERAS TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora