[34] Juliet

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—Te quiero— susurra separando sus labios de los míos mientras me acerca más a él

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—Te quiero— susurra separando sus labios de los míos mientras me acerca más a él.

Noto como la intensidad del beso cambia, como empieza a dejar de ser suave, cómo sus manos bajan hasta mis caderas y suben por mi cintura. Cambio el peso de mi cuerpo y me siento a horcajadas sobre él, rodeándole el cuello con mis brazos y profundizando aún más la presión de mis labios contra los suyos. Él se abre camino y sus manos de deshacen de la parte de arriba de mi pijama.

—Alec— respiro de forma entrecortada, mi corazón late a mil por hora.

Sus ojos se encuentran de lleno con los míos, puede sentir su respiración en mi nariz mientras pega su frente a la mía.

—Juliet... ¿estás segura?

Me muerdo el labio y lo miro a los ojos. Sí, estoy más segura que nunca. Asiento y vuelvo a lanzarme a sus labios. Bajo mis manos hasta el bordillo de su camiseta y la subo. Nos separamos el tiempo suficiente para dejar salir la pieza de ropa entre los dos y volvemos a pegarnos. Sus labios recorren mi cuello haciendo un camino hasta mi ombligo. Me estremezco mientras cierro los ojos y disfruto de su tacto. Cada caricia suya hace que algo debajo de mi piel se sacuda.

Entonces su boca vuelve a la mía acelerando aún más mi respiración y me rodea con sus brazos, girando conmigo y acabando encima de mí. Me mira a los ojos y sonríe con sus labios pegados a los míos. Puedo notar cómo se endurece encima de mí mientras sus labios recorren cada centímetro de mi piel. Entonces, sujeta la maya de mi pantalón y lo desliza hacia abajo, alejándolo de mí. Hago lo mismo con los suyos y los lanzo al suelo y recorro su cuello a besos.

Noto como su respiración se agita mientras bajo por su abdomen. Me acaricia la nuca y sella sus labios contra los míos mientras su mano se desliza bajo la única pieza de ropa que me queda.

—Alec...— susurro mientras mi cuerpo se estremece bajo su tacto.

—Eres hermosa— susurra volviendo a atrapar mis labios con los suyos. Cierro los ojos y respondo a su beso mientras todo mi cuerpo se estremece.

Estoy a punto de hacerlo. Estoy a punto de hacerlo con Alec. Siento como mi corazón está a punto de desbocarse.

—¡Alec! ¡Juliet! — los gritos de Ana resuenan por el pasillo.

—Mierda...— susurramos a la vez mientras nos miramos con los ojos como platos. Nos van a pillar de la peor forma posible. Dios, mío.

Alec se levanta a toda velocidad y recupera su pantalón a toda velocidad mientras yo cojo mi ropa y corro hacia una esquina de la habitación intentando esconderme mientras me coloco la camiseta.

La puerta se abre de golpe con Alec aún medio desnudo y conmigo tratando de ponerme los malditos pantalones.

Dejo de respirar. Miro a Alec y él, a su vez, clava la mirada en la puerta que acaba de abrirse. Ana guarda silencio y nos mira. Primero a Alec y después a mí, pero aun así no parece sorprendida. Suspira y menea la cabeza mientras se da la vuelta.

—Vestíos y bajad. Los dos. Creo que necesitamos hablar de algo, ¿no, chicos?

Creo que me acaba de dar un infarto, y que he contagiado a Alec, porque ninguno es capaz de moverse. Nos quedamos fijos al suelo, mirándonos.

Trago saliva. Esto no pinta nada bien.

 Esto no pinta nada bien

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Heridas de titanio © - Lorena Arufe ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora