Cuando su padre vuelve a casarse, su vida da un giro inesperado al tener que mudarse y empezar de cero, compartiendo su hogar con su nuevo hermanastro: Alec.
Juliet lucha en silencio contra sus propios demonios internos, consumiéndose día tras día y...
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Laura llega a casa como un reloj. Raúl espera en el campo, listo para entrar en acción. Todo está saliendo como lo acordado.
Todo, a excepción de Juliet. Casi me da un infarto al verla bajar las escaleras. Lleva el pelo suelto, pero brilla más de lo habitual. Viste sencilla, pero oh dios... está increíble. Puedo sentir como me arden las mejillas.
—¿Listos? — Laura sonríe y me da un codazo—. Lo sé, se te cae la baba, bonito— me susurra al oído. Juliet no lo escucha, pero creo que toda la concentración que tenía que poner en el partido se ha esfumado.
Llegamos al campo y el entrenador me llama. Siento que no quiero separarme de ella, pero el deber me llama, por así decirlo.
—Tengo que ir a cambiarme, nos vemos después— les digo. Dedico una última mirada a Juliet y corro adentro.
—Estupendo— veo como Laura guía a Juliet hacia las gradas. El plan está en marcha.
Durante el partido puedo ver a Laura y a Raúl buscando y hablando con gente. Juliet mi mira de vez en cuando, otras veces, se detiene a mirar el cielo o los árboles del fondo. Sé que no le gusta esto, pero necesito mantenerla cerca.
Al terminar, salimos del campo y vamos a un bar a tomar algo, empezamos con cervezas, algo suave.
—Juliet, estás en las nubes— Laura llama mi atención.
—¿Estás bien? — me siento a su lado y la miro a los ojos.
—Em... sí— se aleja un poco y trago saliva—, creo que estoy algo cansada. Me iré a casa.
—¿De verdad? ¿Te encuentras mal?
—No, no es eso— sonríe—. Solo estoy algo cansada, voy a irme dando un paseo, para que me dé el aire.
—Te acompaño— digo recogiendo mi chaqueta.
—No, Alec, de verdad, no hace falta— vuelve a sonreír, pero algo no me encaja—. Quiero irme sola caminando, quédate, diviértete.
—La última vez que te fuiste sola caminando...
—Alec, por favor— me mira. Y no sé por qué demonios la dejo ir, pero... ¿Qué voy a hacer? No puedo retener a una persona en contra de su voluntad.
Aunque algo en mi pecho se oprime. Muy fuerte.
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