[8]Juliet.

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La puerta se cierra, volviendo a levantar un muro invisible entre el resto del mundo y yo. Me siento en el borde la cama y me rodeo con los brazos intentando no pensar, pero es imposible. Mi cabeza no deja de darle vueltas, las lágrimas amenazan con brotar de mis ojos. ¿A quién quiero engañar? Soy la niña triste llena de cicatrices, soy una princesa de cristal que ha vuelto a fallar, siento mi estómago lleno, rebosando. Noto cada pliegue de mi piel, cada poro de grasa acumulada. Soy un fracaso.

Enciendo el ordenador y entro en el blog. Nadie puede imaginarse todo lo que se puede ocultar tras una simple pantalla de ordenador, ni todo el apoyo que siento al escribir en este rincón, donde no estoy sola, donde me siento parte de algo, aunque sé que no está bien del todo, este es mi sitio, formo parte de la corte de Ana y Mía, somos fragmentos de cristal buscando un lugar donde encajar. Abro una nueva entrada y comienzo a escribir, necesito hacerlo.

A veces me siento tan perdida, tan cansada que no puedo ni fingir que estoy bien. Pero lo hago. Creo una falsa realidad, trato de hacer ver que todo va bien, pero nada va bien. Estoy rota, creen que soy feliz, pero solo es que he aprendido a ser mejor actriz. No sé qué hacer, me siento tan mal en estos momentos, odiándome tanto. Sonrío cuando quiero llorar, lloro en silencio cada noche, sin que nada pueda hacerme sentir mejor. A veces desearía desaparecer tan solo para no sentir este dolor. No es fácil. A veces me faltan razones para creer. Tengo heridas de titanio que nunca se curarán, soy una princesa rota ahogándome en este mar. Hoy he fallado, hoy lo he estropeado todo.

Tengo que dejar de escribir, las lágrimas nublan mi vista y la pantalla se ha convertido en un borrón lleno de puntos negros sobre el fondo blanco. Me paso las mangas por los ojos y trato de seguir escribiendo. Ni siquiera sé cómo expresarlo, no soy capaz de encontrar las palabras precisas para explicar cómo siento, hoy no estoy inspirada, hoy solo soy dolor.

Hoy soy dolor, soy fracaso y lo siento. Mañana será un nuevo día, mañana seré fuerte otra vez. Pero hoy he fallado, os he fallado. Y esta bomba calórica de mi estómago está a punto de estallar. Estoy hecha de espejos rotos, de sueños perdidos y del sabor metálico que dejan en mi boca. Hoy ya no, pero mañana volveré.

Sin pensarlo más, le doy a publicar y cierro la página. Me siento débil. Aparto el ordenador y me miro al espejo. En él se refleja todo lo que no quiero ser, cada parte de mí me hace sentir más pequeña, más nada. Estoy hecha de temor, de miedo. Soy una princesa en un reino solitario y he levantado unos muros tan altos, que ya no podrán ser derribados.

Me acuesto en el suelo y empiezo mi ritual. Uno, dos, tres abdominales. Cuatro, cinco, seis muestras de valor. No paro, tengo que quemar cada caloría. Llego a cien y empiezo con las flexiones, luego sentadillas y se repite diez veces más. Pero antes de ser capaz de llegar a la sexta serie me empiezan a pitar los oídos y la vista comienza a nublarse. Me siento en la cama, tratando de no desmayarme, pero es demasiado tarde. Todo es negro. Todo es silencio. Vuelvo a caer en la nada.

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Heridas de titanio © - Lorena Arufe ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora