Prólogo

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Dos años antes...

—Ya estoy harto, necesitas un asistente—Dijo Caco, mientras observaba todos los pendientes del día.

Era muy evidente desde hacía ya meses que el piloto necesitaba un asistente, pues a pesar de que por años Caco se había encargado de eso, con la llegada a Ferrari del piloto, todo el trabajo se había multiplicado al triple.

Caco no se quejaba de esto , pues era mil veces mejor estar así que fuera de la fórmula uno, pero ahora el no podía ser su manager,  asistente y primo  al mismo tiempo.

—¿Yo para qué quiero una asistente? Nuestra dinámica de trabajo funciona perfectamente — dijo el piloto con una sonrisa burlona en el rostro.

Carlos sabía perfectamente que su primo se estaba volviendo loco con tanto trabajo, esto lo había notado en el momento que dejo su cepillo de dientes en el lavavajillas y los platos en el lavabo del baño.

—No, no funciona perfectamente, hace 36 horas que no duermo— grito Caco, para después darle un sorbo a su café negro.

—Caco, debes dormir más, no es sano que tú cuerpo no descanse.—Contesto el madrileño, con total descaro.

Si las miradas mataran, después de ese comentario, Carlos estaría ya 3 metros bajo tierra.

—¿A caso crees que no quiero dormir? Este es mi decimo café del día—Volvió a gritar el manager, mientras sacudía su taza y derramaba unas cuantas gotas del líquido en el piso alfombrado de su oficina.

Esta pequeña acción no hizo más que desatar las carcajadas de Carlos.

—Tranquilo hombre, sé que el trabajo es muy pesado, pero verás que en un par de meses la carga disminuirá. —dijo finalmente Carlos mientras se paraba del sofá ubicado en la oficina de su manager y se disponía a salir.

Caco, suponiendo lo que su primo haría, corrió hasta la entrada de su oficina y se paró frente a la puerta de esta, evitando que el piloto pudiese salir.

—¿Por qué no quieres una asistente? ¿A caso tienes miedo de enamorarte de ella o de él cómo en las películas?—Insistió Caco ahora él con un tono burlón.

Creo que de verdad se esta volviendo loco, pensó el madrileño.

Ciertamente el piloto tenía miedo de tener una asistente, pero no por las absurdas razones que decía su primo, sino más bien, no le agradaba la idea de que un desconocido, tuviera acceso a organizar cada minuto de su día.
Él sabía que esa no era la única función de un asistente y que él podría controlar de cierta forma las decisiones de este, pero aun así no le agradaba por completo la idea.

Pero en cuanto vio que Caco tenía un tic en el ojo y sus manos temblaban, decidió ceder.

—Está bien, contrataremos un asistente, pero yo lo elijo— dijo con pesar el piloto.

—Gracias— contesto Caco mientras le abrazaba y besaba la mejilla.

—Y respondiendo a tú pregunta, no me da miedo enamorarme de mi asistente, por el simple y sencillo hecho de que eso nunca ocurrirá.-dijo Carlos antes de salir.

(...)

Al cabo de dos semanas el manager ya tenía a 10 candidatos finales, todos formados y vestidos de traje fuera de su oficina, listos para ser entrevistados por Carlos.

—Estás seguro de qué quieres hacerlo tú? Yo podría hacerlo sin ningún problema— dijo Caco a Carlos antes de comenzar las entrevistas.

—No te ofendas Caco, pero no confió en tus gustos— replico el piloto.

Él tenía claro una sola cosa, lo único que buscaba en un asistente es que no fuera un desquiciado con el control o los horarios.

Y fue justo así que una hora y media después de haber empezado las entrevistas y visto a por lo menos 7 personas, que según Carlos parecían locos por el control, Olivia entro por la puerta.

La pobre chica había tenido una mañana de mierda, su despertador no había sonado, su cabello había amanecido como si la noche anterior un par de gatos hubieran luchado en el, la factura del hospital de su madre había llegado la noche anterior y sus únicos tacones se habían roto. Ahora mismo ella parecía una especie de hippie envuelta en un traje color azul marino y con un par de converse sucios.

Pero fue ese aspecto de loca, el que hizo que Carlos en cuanto la viera decidiera que aquella chica desalineada y relajada sería su asistente.

—Ella— le dijo Carlos a Caco— Ella será mi asistente.

—Espera a que la entrevistemos parece hippie— respondió el manager en un susurro.

—¿Hippie? Soy Olivia Olvera, mucho gusto— dijo la chica con una voz fuerte e intimidante, mientras les estrechaba las manos—Me gradué de Imagen y Relaciones públicas en Berkeley, sé que no tengo mucha experiencia y que posiblemente afuera haya candidatos más preparados, pero también sé que no buscan algo convencional, quieren algo fresco he innovador que pueda ayudarlos a hacer su vida más fácil y ligera, y para su suerte yo estoy aquí. Además, no deberían juzgar o clasificar en un grupo social a una persona por su forma de vestir. Caballeros estamos en el siglo XXI.

Ambos chicos se quedaron con la boca abierta, la mirada pasmada, y un tanto asustados, la presencia de la chica era fuerte y de cierto modo intimidante.

Algo que hacía total contraste con su rostro y forma de vestir.

Es audaz, pensó el piloto.

Es aterradora, podrá mantener a raya a Carlo, pensó Caco.

—Contratada— grito el manager.

—¿En serio? ¿Tan fácil?  Ni siquiera me entrevistaron —dijo incrédula la chica— Digo, me parece perfecto ¿Cuándo inicio?

(...)

Una vez que Olivia salió de la oficina, Caco dijo —Es linda y atrevida ¿Qué te parece?

—Es horrenda, pero creo que sabe lo que hace— dijo finalmente el Madrileño con una sonrisa en el rostro.

(...)
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With love Olivia (Carlos S. Jr.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora