𝚁𝚘𝚢𝚊𝚕𝚝𝚢 ༒︎𝚃𝚊𝚛𝚐𝚊𝚛𝚢𝚎𝚗 𝚟𝚜 𝙷𝚒𝚐𝚑𝚝𝚘𝚠𝚎𝚛༒︎

Capítulo 10

"Los costos de la guerra debe pagarlos el rey", fue lo que Dabria dijo a los inquietos miembros de la corte al saber que Aegon mismo arriesgó su vida yendo a la batalla. Aemond apoyó a su hermana en esto porque era algo que le convenía en todo sentido, con su hermano muerto y sin heredero capaz de gobernar, él se alzaría como nuevo rey, entonces tendría todo lo que siempre quiso. Pero las cosas no iban a dárseles tan fácilmente...

En Reposo del Grajo las huestes de Cole esperaban apoyó por cielo pero nunca creyeron que verían lo que estaba sucediendo: el rey mismo se hacía presente, se unía a la guerra, peleaba junto a sus hombres.

No era lo que Cole esperaba, le parecía estúpido que Aegon se arriesgue de esa manera cuando él había pedido apoyo entendiendo que Aemond iría en su ayuda.

Un movimiento tonto de su manipulado rey.

Aegon fue avisado mucho antes que la reina Rhaenyra en Rocadragón, cuando él partió, todavía el consejo negro debatía quién iría en ayuda y auxilio de Lord Staunton. Ella se negaba rotundamente a que su hijo Jace partiera a una misión tan peligrosa como esta, no quería enviar a su heredero a la muerte, y no es que no confíe en él, más bien, ella sabía que Criston Cole era muy bueno en la batalla, fue por eso mismo que lo había elegido como juramentado de su padre.

Daemon se negó, dijo que no iría al rescate de un viejo que perdió todo por ponerse él mismo encima de los demás, que nada le aseguraba que no haga lo mismo con su lealtad y aquello sea una trampa. Baela se ofreció de buena gana, pero su padre no se lo permitió, la reina no iba a sacrificar a su hija para proteger a su bastardo heredero.  Finalmente fue Rhaenys la que se ofreció a ir para acabar con el capa blanca, y así corrió la voz de que Meleys estaba yendo furiosa hacia la batalla... así fue como Dabria supo que había enviado a la muerte a su hermano, pues cuando fue informada de la identidad del jinete negro, entendió que el usurpador no tendría oportunidad.

Volviendo a Reposo del Grajo, el rey Aegon esperó escondido durante varias horas, Cole le había dicho que intervenga de ser extremadamente necesario y el rey se sintió inútil con ese comentario pese a que era él quien poseía un dragón. Pero todos olvidaron lo que debían hacer cuando llegó ella...

En el cielo nublado se oyó un rugido lleno de furia pero no se divisaba ninguna silueta, el sonido atemorizante se repitió y fuego de dragón llovió del cielo rompiendo varias filas de hombres leales a Aegon. Una figura rojizo oscuro y alada comenzaba a verse: una dama furiosa llevando en sus lomos a otra peor... Meleys y Rhaenys.

Sus alas extendidas producían más oscuridad de la que el cielo les regalaba pero la lluvia de fuego iluminaba el camino, abriéndose paso entre el humo.

--¡¡Apunten a la bestia!!-- Gritó Cole desde su corcel blanco. --¡Que la lluvia de flechas caiga sobre esas malditas perras!--

Sus hombres obedecieron pero aquello solo lograba enfurecer más a la reina roja, quien barrió con fuego guarniciones enteras con movimientos de izquierda a derecha. Sus alas se extendían completamente cuando volaba razo, protegía a su jinete.

A poca distancia, Rhaenys vio una escorpión y en lugar de ordenar fuego, hizo que Meleys vuele bajo y la arranque de sus tiradores, dejándola caer desde lo alto.

Aegon temió intervenir, ya no tenia la confianza de un principio, pese a que ahora sí era necesario, no deseaba hacerlo, pero no podía dejar a los soldados solos, perdería a los suyos si huía como cobarde -quería huír-, lo más probable era que le corten la cabeza y clamen a Rhaenyra. Así que inventó un valor que jamás tuvo y salió desde el humo, Fuegosolar rugió lanzado una amenaza a la reina roja. De los dos, era el único con confianza.

 Rhaenys sonrió y acarició el lomo de su compañera. --Meleys, enséñales quien es la única que porta la corona aquí.--

Meleys alzó vuelo, allí donde el humo no les permitía ver desde el suelo, Aegon la siguió aterrado, solía ser de temperamento y se dejaba manejar por la violencia, pero todo hombre de esas características le teme a una mujer sin miedo.