Bienvenida, L [Nyx y Larissa] (2)

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-¿Qué hago? ¿Qué es lo que quiere? -le pregunté a Nyx. Ella estaba en la cama, comiendo un poco mientras yo iba de un lado a otro meciendo a Lyra en mis brazos. Su llanto desgarrador inundaba la habitación. Su pequeño cuerpo estaba tenso. Y yo tenía miedo de que se lastimara la garganta-. Si sigue llorando empezaré a hacerlo yo también -la voz me tembló. Eso hizo que Nyx riera con la boca llena. Yo la miré con el ceño fruncido.

-Tal vez tiene hambre -mencionó. Estiró los brazos. Yo me acerqué. Primero retiré la bandeja y después le entregué a la bebé. El llanto acabó apenas la solté. Me sentí traicionada por mi propia hija-. ¿No quieres a tu mami? -le preguntó Nyx. Me gustaba cuando cambiaba la voz a un tono más agudo para hablarle a nuestra hija.

-¿Por qué no le agradaría? -me defendí mientras le ayudaba a descubrirse el pecho. Sonreí al ver a Lyra olfateando. Cualquier gesto que ella hiciera hacía que mi corazón explotara de ternura-. Lyra reconoce mi voz tanto como reconoce la tuya. Sabe quién soy.

-Precisamente -asintió con suavidad, acariciando la mejilla de la bebé-. Lyra sabe muy bien lo que hiciste. O más bien, lo que no hiciste.

-¿Y qué se supone que no hice?

-No me has dado un beso. ¿Verdad, Lyra? Mami no nos agrada hoy.

-Así que las hormonas siguen haciendo de las suyas -sonreí, me senté a su lado. Miré a Lyra y la fuerza con la que succionaba. Con una semana de nacida ya la veía diferente. Estaba tomando más rasgos característicos de Nyx. Sus labios, su nariz, los lunares en el rostro. Y amaba que así fuera.

-No te burles. Mejor ven aquí -me tendió la mano. Yo me levanté solo para volver a sentarme un poco más cerca.

Nyx acarició mi rostro antes de besarme. La forma en la que me miraba ahora, después de haber dado a luz, me parecía más tierna que la de antes. Ver a Nyx en esa faceta, siendo madre, fue todo un privilegio. Sobre todo porque fue a mi lado. Se trataba de nuestra hija. Era todo un sueño para mí.

-Cuando estábamos en Nevermore... -dije al separarnos-. ¿Te imaginaste que llegaríamos a esto?

-¿A casarnos?

-Y a tener una hija.

-Sí. Lo soñaba -confesó. Yo sonreí, enternecida.

-¿Si? -apoyé la mano en el colchón para sostenerme. Mi brazo quedó por encima de sus piernas. Me incliné y le di otro beso.

-Todas las noches me iba a la cama recordando lo que habíamos hecho ese día y pensaba que quería estar contigo para toda la vida, con muchos hijos.

-¿Muchos hijos? -cuestioné con sorpresa. Nyx rio y meneó la cabeza.

-Eso pensaba antes de tener a esta mujercita -miró a Lyra, aún con una enorme sonrisa en el rostro. Ella también la miró. La conexión que Lyra y Nyx tenían era increíble. No podían estar la una sin la otra. Y yo no podía estar sin ninguna de las dos-. Pero ya veo que no es tan sencillo.

-No, claro que no -respondí, riendo.

Todas las madrugadas Lyra despertaba como a eso de las dos, llorando desconsoladamente. Tanto Nyx como yo estuvimos de acuerdo con que no queríamos darle el biberón tan pronto, así que aunque deseáramos tomar turnos no podíamos hacerlo. Pero yo nunca dejé a Nyx sola. Ella se sentaba en el sofá para amamantar a Lyra y yo permanecía a su lado hasta que la bebé volvía a dormirse.

-Creo que Lyra necesita otro pañal -mencionó Nyx-. Y te toca a ti.

-No -me levanté de inmediato. Nyx soltó una carcajada.

-Solo es un pañal, Larissa.

-Si tú no quiere, llamaré a Neven. O a mi madre. Ellas estarán encantadas de cambiarle el pañal a su nieta.

Nyx me miró con diversión. Le quitó el pecho a Lyra con la intención de levantarse. La sujeté del brazo para ayudarla. Yo amaba todo lo que tuviera que ver con el cuidado de Lyra. Ducharla, vestirla, entretenerla mientras Nyx comía, incluso prefería interrumpir mi sueño para atenderla. Pero cambiarle el pañal estaba fuera de mis preferencias.

-¿Qué crees que pensará Lyra cuando se entere que odiabas cambiarle el pañal? -Nyx caminó hacia el baño. Yo fui tras ella.

-Estoy segura de que me entenderá cuando pase por la misma situación.

Nyx rio. Y sin decir nada más, se concentró en cambiar a Lyra. Yo la miré con una sonrisa. A Nyx no le gustaban los días de lavandería, así que yo me encargaba de eso. Y como agradecimiento, era ella quien se encargaba de los cambios de pañales. Era un trato justo. Así funcionábamos. No todo era perfecto, pero estando juntas nada era tan malo.




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ℋℴ𝓁𝒾

Andaba extrañando a este par, así que escribí este pequeño shot. Ojalá les haya gustado. Y habrán más, no se preocupen. 🤍

¿Les gustaría uno narrado por Nyx? 👀

Les quiero mucho. Nos leemos pronto en alguna otra historia. 💐

Chaitooo <3

𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴 / 𝘓𝘢𝘳𝘪𝘴𝘴𝘢 𝘞𝘦𝘦𝘮𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora