Embarazo [Nyx y Larissa]

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Nyx

—¿Necesitas algo más? —me preguntó Larissa. Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había preguntado con anterioridad.

Yo estaba en la cama, cenando. Era el último mes de embarazo y hacía unos días la doctora nos había dicho que debía guardar reposo. Algo que ni siquiera comprendí muy bien. Pero Larissa se estaba tomando muy en serio la situación y su papel de madre. Yo amaba verla así. Solo me hacía estar más segura de que sería la mejor madre para nuestra pequeña Lyra.

—Yo estoy muy bien —respondí. Larissa se sentó frente a mí. Me cubrió las piernas con la sábana—. Y Lyra también está muy bien. Las dos queremos que tú también estés bien.

—Lo voy a estar cuando nos aseguremos de que todo está en orden.

—Ven aquí —dejé el tenedor a un lado y me incliné para darle un beso.

—No te muevas —protestó. Fue ella quien se acercó. Reí sin poder evitarlo. Le sujeté el rostro.

—Estoy bien —repetí.

Busqué su mano para acomodarla sobre mi vientre ahora exageradamente abultado. Cada vez que Larissa sentía a Lyra sus ojos desbordaban amor e ilusión. Brillaban más que todo un cielo nocturno repleto de estrellas. La primera vez que vimos a la bebé a través de la ecografía lloró en todo el camino de regreso a casa, por el resto de esa semana.

A partir de ese día se encargó de preparar la habitación para Lyra, compró cientos de juguetes y adornos. Y lo mejor de todo, fue el pequeño collar dorado con dije de estrella. Cuando me lo mostró dijo que ahora estaríamos completas. Ella con el sol, yo con la luna, y ahora Lyra con la estrella. Todo lo que Larissa hacía era tierno, pero sin duda eso me conmovió más que nada.

—Te amo mucho, Nyx. Las amo mucho a las dos. Son lo mejor que tengo, lo mejor que la vida pudo darme.

—Y nosotras te amamos a ti, mi amor. Es más que evidente.

Larissa me abrazó, cuidando de no tirar la bandeja y de no de lastimarme. Cada día, desde que descubrimos que yo finalmente estaba embarazada, Larissa se encargaba de que tuviera todo lo que necesitaba. Las medicinas, ropa cómoda, incluso la comida extraña que yo a veces quería. Mi madre nunca nos dejó. Ella y Vera nos visitaban cada fin de semana, con Nevie.

—¿Ya quieres conocer a Lyra? —le preguntó Larissa un día que estábamos almorzando en el jardín. Nevie solo asintió. Estaba muy concentrada en comerse toda la fruta.

—Creí que Larissa nos haría comer en la habitación —bromeó Vera. Yo reí.

—Estoy segura de que lo pensó —dije—. Me bajó prácticamente en brazos.

—Bueno, tú también eras así, Vera —mi madre la miró con diversión, arqueando las cejas—. Así que no deberías hablar mucho, cariño. 

—Neven tiene razón —Larissa asintió y yo sonreí al verla a ella y a mi madre unidas contra Vera.

Al estar así, las tres juntas, se me hacía inevitable no recordar nuestros días en la academia. Mi madre fue un pilar importante en nuestra relación. Nos cuidó, nos dejó ser. Ni siquiera se molestaba cuando dormíamos juntas. Cuando nos reencontramos ayudó a Larissa para que me buscara. Neven era la mejor madre del mundo. Y yo quería ser así para Lyra.

 —Estoy muy orgullosa de ti, cariño —me dijo cuando Vera y Larissa estaban adentro, terminando de preparar el postre—. Y todavía no puedo creer que tú, mi niña, aquella niña que lloraba para que la llevara a ver las estrellas, ahora esté casada, esperando a su primer bebé.

—Mamá, me vas a hacer llorar.

—Hace unos días Vera estaba revisando algunas cajas y... espera —la vi levantarse un momento. Fue al interior de la casa. Cargaba el bolso de Nevie cuando regresó. La miré con curiosidad.

—¿Qué...? —pregunté.

—¿Recuerdas que pensamos que tu manta se había perdido en la mudanza hacia Nevermore?

—¿Si?

—Bueno, no fue así. Estuvo con Vera todo este tiempo. La dejaste en alguna de tus pijamadas con Lena —sonrió, con los ojos ligeramente húmedos. Yo también sonreí cuando me tendió aquel pedazo de tela que para mí era el más grande tesoro cuando era una niña. Era una manta negra, que según Neven mi madre biológica hizo para mí. Tenía una N bordada, con diminutas estrellas al rededor—. Puede que también le guste a Lyra —añadió. No pude contener las lágrimas. Odiaba las hormonas.  

—Esto es increíble —expresé. Me apresuré a tomar la manta. Quería asegurarme de que fuera real.

—Lo es.

—Mi amor —llamé a Larissa al verla salir de la casa. Ella me miró con el ceño fruncido.

—¿Qué sucedió? ¿Qué sientes? 

—Nada —me apresuré a decir. Larissa dejó la bandeja con las galletas en la mesa y volvió a sentarse a mi lado. Le mostré la manta. Le expliqué lo que significaba para mí.

—Me resulta tierno el hecho de que ahora tal vez a Lyra también le guste tanto como a ti —dijo con una sonrisa, mirando mi vientre y abrazándome por los hombros.

—Sí —respondí.

Cuando mi madre y Vera se fueron y yo estuve otra vez en la habitación, miré las fotos de mi madre. Me preguntaba si Lyra llegaría a tener algún rasgo suyo. Me hubiera gustado conocer su reacción al enterarse de que sería abuela. Por lo que Neven me decía, seguramente habría estado muy feliz. Ella y mi padre.

—¿Otra vez estás pensando en ella? —la voz de Larissa me hizo reaccionar. Estaba saliendo del baño.

—Siempre pienso en ella —respondí. Larissa se acostó a mi lado. Me guió a su pecho. Dejó que su mano descansara sobre mi vientre. En ese momento Lyra se inquietó.

—Hola, mi amor —Larissa se inclinó para hablarle. Me gustaba cuando su voz cambiaba a un tono más agudo. Me gustaba cuando dejaba besos en mi vientre.

—Quiere que me des un beso.

—¿Si? —volvió a mirarme, sonriendo. Yo asentí.

Entonces Larissa sujetó mi rostro muy suavemente y me besó. Todo el proceso del embarazo fue muy agotador. Las náuseas, los mareos, lo sensible que estuve por las hormonas. Especialmente ese último mes fue desgastante emocionalmente.

Me dolía ver a Larissa esforzándose el doble por mantener nuestro hogar, el trabajo y además de eso, cuidarme a mí sin yo poder hacer nada. Pero gracias a eso terminé de comprender lo mucho que me amaba. Y que sin duda había elegido a la mejor mujer del mundo.





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ℋℴ𝓁𝒾

Buenasss. Hace rato andaba con ganas de escribir esto, so, aquí está. Espero que les haya gustado, nenitxs. Pronto subiré otra parte similar, también narrada por Nyx.

Nos leemos pronto, chaitooo <3

𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴 / 𝘓𝘢𝘳𝘪𝘴𝘴𝘢 𝘞𝘦𝘦𝘮𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora