El cumpleaños de Anne (2)

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—Lo siento, mi amor —le dijo Larissa a Lou mientras la mecía en sus brazos en un intento de tranquilizarla. La había despertado al sacarla del auto y ahora ella lloraba desconsoladamente.

Parecía una recién nacida en los brazos de su madre y a pesar de todo el protector solar que ella le había puesto, la bebé tenía las mejillas rojas, al igual que su pequeña nariz. Anne estaba sacando el porta bebés y el bolso, pero Larissa le entregó a Lou.

—Llévala adentro, yo me encargo de esto —le dijo. Anne solo asintió y obedeció. Larissa siempre se esforzaba para que ella no tuviera tanta carga. Después de todo, Lou era hija de ambas y les correspondía a las dos velar por ella.

Anne llevó a Lou a la habitación e intentó tranquilizarla de todas las formas posibles, pero todo era en vano. Y entonces recordó que una vez encontró a Jane bailando con ella y pensó que tal vez le funcionaría también.

Lou la miraba bailar desde la cama y poco a poco el llanto fue cesando. Ella también empezó a mover su pequeño cuerpo y Anne rió. Y ni siquiera se dio cuenta cuando Larissa llegó. Se recargó en el marco de la puerta, de brazos cruzados y con la mirada llena de amor.

Le parecía increíble cómo después de tantos años de haber estado sola, ahora tenía esa pequeña familia. Su familia. Y que después de haber rechazado a Anne tantas veces, había terminado casándose con ella y que además, ahora tenían una hija.

Anne subió el volumen de la música en su teléfono y cargó a Lou sin dejar de bailar. Ella reía y agitaba los brazos con fuerza. Y entonces Anne reía más fuerte. Y Larissa no pudo evitar hacerlo también.

—¡Dios! —gritó Anne mirando en su dirección—. Me asustaste.

—Lo siento —caminó hacia ellas y le dio un corto beso en los labios. Tomó a Lou y se sentó en la cama. Anne quitó la música y tomó asiento a su lado—. ¿Alguna vez creíste que estarías en esta situación? —preguntó con diversión—. Bailando con tu hija.

Anne solo sonrió y negó. No. Realmente nunca se lo había imaginado. Ni siquiera sabía si llegaría a casarse alguna vez. Puso la música nuevamente y tomó la mano de Larissa, obligándola a levantarse.

Lou no paraba de reír al verlas bailar y al ser alzada por Larissa. Daban vueltas con ella, saltaban y la llenaban de besos. Simplemente se divertían y eran felices.

Y varias canciones después, Lou cayó rendida en su cuna. Había sido un día lleno de emociones para un ser tan pequeño como ella, así que no se le hizo difícil dormirse en los brazos de Larissa mientras ella bailaba abrazada con Anne. Jane llegó casi media hora después y ellas pudieron empezar a prepararse para la cena.

—Eres la mujer más preciosa del mundo, Anne —dijo Larissa al verla bajando las escaleras. Le tendió la mano para ayudarla a bajar y le dio un beso muy corto en los labios. No quería arruinarle el maquillaje.

—Tú también lo eres —susurró y volvió a besarla.

Jane las miraba con ternura desde el piso mientras jugaba con Lou. Le parecía que el amor de ambas era el más puro y auténtico. Y aspiraba a tener algo así con Leah.

Larissa se acomodó en cuclillas con intenciones de darle un beso a Lou y la vio ponerse de pie con dificultad Lou extendió sus pequeños brazos, empezando a caminar hacia Larissa, diciendo "mamá" una y otra vez.

—Está creciendo tan rápido —comentó Jane casi queriendo llorar.

—Estaremos aquí antes de la media noche. No dudes en llamarnos si necesitas algo —dijo Anne. Abrazó a Lou una última vez y Jane tuvo que llevarla al patio un momento para evitar que llorara cuando ellas salieran.

𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴 / 𝘓𝘢𝘳𝘪𝘴𝘴𝘢 𝘞𝘦𝘦𝘮𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora