El destino de los elegidos (El Nuevo Orden # 3)

Capítulo 7: Cenizas de un conflicto

          Después de varios minutos bajo la mirada de la muerte, el guardián no pudo soportar más y sucumbió... sus ojos explotaron mientras que su cerebro ya estaba totalmente derretido, su corazón había dejado de latir... Storm cayó exhausto sobre una de sus rodillas y el dolor físico volvió a aparecer, estaba tan desgastado que incluso corría el riesgo de morir... sin embargo, del cadáver del guardián comenzó a surgir algo, se trataba del fragmento de la llama eterna que él había absorbido sin permiso al igual que los otros cuatro guardianes... pero esta vez, la llama se metió voluntariamente al cuerpo de Storm, dándole la energía necesaria para sobrevivir, mas no desapareciendo su cansancio ni sus heridas.

          Guardián 1: (Aterrado)... no lo puedo creer... han matado a uno de los nuestros.

          Guardián 2: Y lo que es peor... la llama eterna se metió a su cuerpo.

          Guardián 4: Aquí no estamos seguros, no sé qué ocurrió pero una vez más debemos retirarnos... no nos arriesgaremos a perder a otro de los nuestros.

          Guardián 5: ¡Qué humillación!

          Mentalmente llamaron a sus naves, las cuales aún estaban estáticas en el cielo y comenzaron a descender... al darse cuenta de eso, Zsphery convirtió la barrera que los separaba de Storm en una burbuja de contención, encerrándolos temporalmente... Knight y Earthquake, temiendo que eso no fuera suficiente, atacaron a las naves con intención de destruirlas, pero estaban tan cansados que su ataque solamente provocó que las naves cayeran en picada e impactaran contra el planeta, haciéndolo estremecerse por completo debido al enorme tamaño de estas.

          Las naves también funcionaban como vehículos de ataque, lo cual nadie sabía y fueron sorprendidos cuando estas dispararon contra Zsphery, quien tuvo que mover la burbuja que contenía a los guardianes para utilizarla como barrera y cubrirse, dándole tiempo a sus enemigos de abordar sus vehículos que se encontraban algo dañados debido a la caída pero aún funcionales.

          Las naves despegaron rápidamente pero una vez que se encontraban en el cielo cargaron un ataque y apuntaron hacia Storm... Zsphery, furiosa debido al ataque cobarde con el cual pensaban asesinar a su amado, entró en un estado que incluso ella desconocía... uno que permite trascender dimensiones cuando aquello que amas se ve en peligro; estiró sus brazos y extendió sus alas quemadas, cerró los ojos e invocó a los espíritus de la luz... seres eternos que no tienen un cuerpo físico pero pueden manifestarse de esa manera cuando es necesario.

          Estas presencias interdimensionales responsables de la existencia de todo lo luminoso acuden en ayuda de aquellos que realmente lo merecen y pelean por defender a un ser amado... hay que estar en completa armonía y tener una mente llena de luz para poder contactarlos... su pureza les impide asesinar pero son capaces de ahuyentar a aquellos que buscan hacer el mal... las tinieblas que había creado Storm desaparecieron para darle entrada a un ejército de criaturas fantásticas que iluminaron el planeta entero... adoptaron la forma de seres mortales montados en caballos voladores, detuvieron el disparo y obligaron a unos estupefactos guardianes a abandonar el lugar.

          Earthquake y Knight, quienes habían dejado escapar lágrimas de emoción ante algo tan maravilloso, atraparon a Zsphery antes de que colapsara, ya que había perdido todas sus fuerzas pero aún se encontraba consciente... con lo poco que le quedaba de energía llamó a Storm, quien tomó en sus brazos a una Miisha todavía desmayada... levantó la mirada y el escenario lo llenó de decepción, en el momento más crítico, humanos y krotherianos se encontraban peleando a muerte entre ellos... Zsphery, Earthquake y Knight compartieron su indignación y juntos se retiraron a Vikthora, abandonando al resto en Krommh. Una vez que estuvieron de vuelta en su planeta, tenían mucho que aclarar, pero lo más importante, debían tratar sus heridas.