Capítulo 6- Le hace falta un Aarón

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Tremendo lío en el que estoy metida. Pudiera estar tranquila en mi casa durmiendo, pero aquí estoy en el autobús a unas cuadras de la casa de mi primo.

Tengo que aprender a cerrar mi bocota y no irritar a las personas, principalmente a las que no conozco o las que son capaces de hacerle daño a alguien de mi familia, o a mi.

Mis nervios incrementan constantemente mientras la distancia se acorta. Estoy preocupada por Esteban y el hecho que los dos estén solos.

Me bajé del autobús y solo me quedaba una cuadra de distancia a la casa de Esteban. Mis piernas querían empezar a temblar, pero me detuve.

—Tranquila Gisela.— me dije a mi misma. —Este sujeto no es tan aterrador.

¿Qué debo de hacer? Yo no soy lo suficiente fuerte para detenerlo, sí es que intenta algo.

Toqué la puerta de la casa de Esteban y enseguida me abrió.

—¡Gisela!— estaba sonriendo... ¡espera! ¿Qué? ¿No esta asustado? —Entra. Estábamos hablando de la universidad, él esta estudiando Ingeniería Química. Es lo que yo quiero estudiar...

¿Química? He escuchado que es un poco difícil esa carrera, sin embargo, era de esperarse. ¿Cuál sería otro motivo para que estuviera en la biblioteca?

—Perdón por seguirte aquí a la casa de tu primo. Pero quería disculparme personalmente contigo sí es que te ofendí. — Estaba perpleja por oírlo —No era mi intención, solo estaba jugando con Aarón.

—Pues...— mordí mi lengua suavemente sin hacerme daño y después de un momento la deje libre.  —Gracias, supongo. Pero conmigo no es con la que te tienes que disculpar.

—¿Te refieres a...

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Su pregunta se vio interrumpida por el golpeteo de la puerta. Esteban fue abrirla, pero yo sabía quien era.

—¡Aarón!— dijo Esteban sorprendido.

Yo antes de entrar aquí le marqué. No sabía que este sujeto se quería disculpar y estaba aterrada que intentará algo que nos pudiera agreder.

—¡Largate de aquí!— dijo Aarón con voz agresiva, evitando a Esteban y pasando hasta la sala donde estábamos todos.

—Tranquilo primo. Yo solo vine a disculparme.

Aarón se miró confundido y volteó a verme.

—Si, me acaba de pedir disculpas por haberse comportado así en la biblioteca.

La confusión no desaparecía de su rostro. Era como si nuestras palabras no las entendiera.

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