Capítulo 15- No existe un nosotros

23 1 0
                                    

Quisiera decir que estoy tranquila viendo una película en el dulce calma de mi habitación, pero no es así.

También me gustaría decir que el líquido que corren por mis mejillas no son mis lágrimas, pero lamentablemente si lo son.

Ding dong

El timbre de mi casa sonó y al abrir la puerta era mi primo Esteban junto con Sandra. ¿Sandra? ¡Esperen! ¿Qué sucede aquí?

Manos tomadas, sonrojamiento en sus rostros y las sonrisas más pendejas que hay en el mundo.

¡Son novios!

—Hola Gisela.— dijo Sandra con una ligera timidez. —¿Podemos pasar?

En un instante reaccióne y me movi para darles paso. —Claro, es que estoy sorprendida.

Los dos entraron y se sentaron en el sofá de mi sala. Me siento tan rara que una de mis dos mejores amigas este saliendo con Esteban. Es casi mi hermano y ellas casi mis hermanas.

—Gisela...

—Shhh! Shhh!— los calle antes de que dijeran cosas estúpidas del amor. —¿Cómo y cuándo pasó?

Se voltearon a ver y seguían estando rojos y más nerviosos de lo normal. —Bueno, fue en la semana que tu faltaste a clase. Leslie y Sandra no dejaban de ir a mi casa hasta muy tarde.

—¿Leslie iba a tu casa?— ahora estoy más confundida de lo que sería posible. Me siento feliz por ellos pero a la vez los odio por su estupido amor. Aunque no tienen la culpa por lo que me pasó con Aarón.

—Si. Y de hecho queríamos hablarte sobre ella.

Sus sonrisas atolondradas cambiaron drásticamente a preocupación. Y presiento que algo no anda bien, por eso vienen a buscarme.

—Ella esta enojada con nosotros y no sabemos porque. Sólo se alejó y nos evita.— Sandra se acercó a mi y tomó mi mano derecha. —Queremos que hables con ella. Saber que le hicimos para que se pusiera así.

—No sé si sea lo correcto.

Esteban se puso de pie y estaba molesto. —Gisela, ya no seas egoísta. Yo he puesto las manos al fuego por ti y es la primera vez en mucho tiempo que te pido que me ayudes.

¿Esteban esta enojado? Estoy sorprendida y más porque él es de las pocas y únicas personas que son cien por ciento pacifistas.

—Esta bien. Hablaré con ella mañana en la escuela.

—Gracias.— Los dos volvieron a la normalidad. Con sus estúpidas sonrisas de niños estúpidos y diciéndo las típicas frases "tu eres mejor" "¡no! Tu eres mejor" y así sucesivamente.

—¿Cómo esta Aáron? — preguntó Sandra en un intermedio de sus luchas de "tu eres el mejor".

—Amm...— tardé en dar una simple respuesta. —Bien, supongo.

—¿Supones? ¿Sucedió algo entre ustedes? — preguntó Esteban en forma de sorpresa.

—Nada.— tengo que estar lo más tranquila posible. —Simplemente ya nos separamos.

No voy a mentir, o trataré de ya no hacerlo más. Pero era obvio que Esteban y Sandra no me creyeron ni un poco acerca de mi asunto con Aarón.

Tratamos de ya no tocar el tema porque bajaron mis hermanos. ¿Mencione que están más delgados y ya dejaron a un lado su obsesión por los videojuegos? Pues lo hicieron. Estoy tan orgullosa de ellos.

Toda la tarde fueron risas. Estábamos en el comedor y Esteban no dejaba de mirarme. Algo me quiere decir pero no permitiré que se me acerque. Aún no estoy lista para enfrentarlo.

El OrangutánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora