Capítulo 12- No temer al pasado

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Siempre me he preguntado me veo involucrada en este tipo de cosas.

Ahorita estoy viajando con Aarón rumbo a la casa de sus abuelos y me explicó que viene toda su familia. Incluso que de otros países.

Aún no sé porque siempre cuando se trata de Aarón término aceptando todo o la mayoría de las cosas que el me pide.

Todavía me siento apenada a morir por el incidente de la supuesta serenata. Aarón se portó como todo un caballero porque no volvió a mencionar el asunto.

Vamos en la camioneta de su papá y Aarón es el que la conduce. Tiene un buen rato mordiéndose las uñas incontrolablemente. Para ser sincera, no lo había visto así.

—¿Tienes hambre?— pregunté para que se distrajera un poco. —Aquí están los sándwiches que preparamos.

—¿preparamos? — su sonrisa burlona salió a flote de sus labios pero estos no se despegaban de las uñas.

—Bueno, tu preparaste.—

Mire la carretera y todo estaba muy tranquilo. El clima era seco y casi no había carros o camiones.

—Gisela, gracias por acompañarme. Creo que si hubiera ido sólo me hubiera regresado a medio camino.

—Tu tranquilo, yo nerviosa.— saqué un par de sándwiches —Tenemos que comer.

El viaje duró muchas horas y nos agarró la noche. Todavía faltaban otras horas para llegar y Aarón ya tenía su vista cansada.

—Creo que lo mejor sería ir a un hotel de paso. — dijo Aarón. —No quiero que tengamos un accidente.

—Como tu quieras.— le contesté. La verdad no quiero presionarlo porque lo veo y no es el Aarón normal que yo conozco. Esta muy distraído y nervioso.

Se detuvo en el próximo hotel, el cual estaba vacío. Sólo dos autos estacionados afuera.

—¿Seguro que aquí Aarón?— pregunté aterrada.

—No te preocupes. Aquí vine una vez con mis padres.

¿Sus padres? Entonces debió de haber sido hace muchos años. No quise preguntar porque no se veía otro hotel a la vista y él conoce más que yo.

Entramos y una mujer mayor nos atendió muy amable. Dejé que Aarón hablara con ella mientras que yo caminaba por la gran sala principal.

El lugar se veía viejo y tenía mucho polvo, pero lo que en serio me asustó un poco fue ver a una niña al otro lado de la sala. Tenía como unos siete años, piel morena, delgada y cargaba una muñeca.

Pero me estaba viendo directamente a mi.

—Ya tengo el cuarto.— dijo Aarón tomandome por sorpresa, haciendo que me asustara. —¿Qué tienes?

—Nada. Estaba viendo aquella niña...— cuando volvimos a voltear ya no estaba.

—¿Cuál niña?— preguntó Aarón —No hay nadie.

—Había una niña ahí.

Aarón me miró y me abrazó. —Tranquila. A lo mejor tantas horas de viaje nos afectaron.

—Creo que tienes razón.

Dejamos las maletas en el auto porque no había necesidad de bajarlas. Sólo iba a ser una noche y nos iríamos saliendo el sol para llegar a la casa de los abuelos de Aarón.

Aarón abrió la puerta de la habitación y cuando volteé a ver al pasillo estaba esa misma niña al final.

—No me jodas... — dije en voz baja.

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