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Una chica pelirroja estaba en su casa, tomando un café tranquilamente mientras escuchaba la radio. Entonces tocaron a su puerta, no esperaba a nadie, fue a abrir y al ver a la persona que estaba ahí su semblante cambió a uno completamente molesto.

—James  -dijo con un notable enojo hacia él.

—Lily yo…   -fue interrumpido.

—Ayer te espere aquí, afuera, sentada en el escalón, pasó una hora, nada, pasó otra media hora, igual nada. Al final me fuí sola a la fiesta porque qué crees, yo sí quería ir porque era de mis amigas.

—Lily, de verdad lo siento, en serio yo… yo…

—Hueles a alcohol, veo que tú te divertiste de otra forma  -James no tuvo palabras para decir algo sobre eso-.  Sabes, creo que sospecho la razón por la cual vienes así a pedir perdón y es por esa misma razón que no lo haré. ¿Quieres saber qué pienso de ti a veces? Que te odio.

—¿Por qué me "odias"?

—Que tienes todo para ser feliz: padres ricos, dinero, te puede dar lujos y lo más "importante" eres guapo y tienes a jovencitas detrás de ti, pero tú desperdicias todo eso yendo a ahogar tus penas por algo que pasó hace un año y vives ahí sin querer avanzar  -el de anteojos no decía nada-. Seguro te fuiste a desahogarte por… Regina, superalo, te rechazó. Que ustedes hayan sido amigos, no significaba que debía aceptarte.

—Regina ya no existe para mí…

—Eso no es lo que demuestras. Y ahora por favor vete de mi casa, te lo pido amablemente, aunque no lo mereces.

Sin tanto protestar, James se alejó de ahí y Lily cerró la puerta. El de anteojos ahora se sentía muy mal, Lily era una chica extraordinaria que no merecía que le hiciera eso, pero ahorita estaba molesta con él, así que le daría un tiempo antes de volver a disculparse por su grosería.

[•••]


Remus se encontraba sentado en un banco de la universidad mientras leía, no iba a desaprovechar los libros que le habían regalado, cuando viera al responsable de éste maravilloso regalo le agradecería, estaba tan feliz de que esa persona le haya regalado eso que casi no se concentraba en leer y sólo pensaba en aquello.
Cómo si lo hubiera llamado con la mente, Sirius Black apareció sentándose al lado de él.

—¿Ya estás metido en los libros tan temprano?

—Bueno, tenía que estrenar éstos.

—Espero que te haya gustado, tardaron en llegar, tenía planeado dartelos el mismo día de tu cumpleaños.

—No importa que me los hayas regalado una semana después y… realmente me gustó, gracias…

—Que bueno. Y creo que te servirán más ahora que quieres ser escritor, ¿cómo supiste que querías serlo?

—Bueno…, mi madre siempre me leía libros desde pequeño, ahí empezó mi pasión por la lectura, luego esa pasión se convirtió en algo más profundo al querer relatar algo como lo que leía, así que, empecé a practicar y practicar. Obvio que al principio no eran tan buenos y no terminaban de convencerme hasta que alguien por primera vez me dijo que… tenía talento y debía llevarlo a algo más grande, dedicarme profesionalmente y dejó de ser sólo un pasatiempo.
Sí quiero dedicarme a eso profesionalmente porque me apasiona, pero también… devolverle todo lo que mis padres han hecho por mí, ellos me apoyaron, ahorraron, gastaron dinero y todo para poder llegar hasta aquí y estudiar en una muy buena universidad. Nunca fuimos una familia de altos recursos y, al final, quiero darles ahora todo a ellos.

Sirius lo miraba con una sonrisa y ver lo bondadoso que era el castaño, saber que no sólo quería ser escritor porque le apasionara, sino porque quería ayudar ahora a sus padres, por un momento pensó que ojalá pudiera ser así su relación con sus padres, pero ni siquiera podía sentir melancolía por eso, por algo que nunca tuvo. Sabía que Walburga y Orion desde que empezó a revelarse contra ellos quedaron sumamente decepcionados de él y no ser suficiente con eso se lo restregaban en la cara o lo comparaban con su hermano.

𝕃𝕠𝕤 𝕙𝕖𝕣𝕞𝕒𝕟𝕠𝕤 𝔹𝕝𝕒𝕔𝕜 [Wolfstar/Jegulus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora