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Buenos Aires, Argentina
22:23 p.m.

Seguían acurrucados en el sofá, mientras se sonreían y se daban caricias, yo extrañaba eso, hacer eso con ella, lo extrañaba demasiado, y admito que no ha habido mucho tiempo para pasar un rato juntos, pero había sus días, y ella no podía.

¿Se había aburrido de mi?

¿Que tiene el que yo no tengo?

¿No le di lo suficiente?

El sobre pensar era una de mis actividades diarias, y ahora más, cuando ella empezó a irse por las noches.

Inconscientemente mis ojos se llenaron de lágrimas, el agua salada que salía por mis ojos caía por mis mejillas mientras yo seguía viendo por la ventana.

El se acercó y tomó su mentón para juntar sus labios, esa fue la gota que derramó el vaso.

Cerré la cortina con fuerza y me fui a la cama, mis emociones en ese momento no eran claras, todo era una mezcla de rabia, enojo, tristeza y decepción, ¿que había hecho yo para merecer esto?

No lo comprendía del todo, no quería pensar y darle vueltas al asunto pero me era imposible, se sintieron como horas, y horas de pensar, no había visto el tiempo, no quería hacerlo.

Ella llegó como siempre, con sus tacones en una mano y caminando lentamente para no hacer ruido; sin cambiarse ni desmaquillarse se acostó alado mío, y me abrazo por detrás.

—Lo siento..

desde la ventana ( carrera. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora