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Me encontraba caminando en un lugar no muy lejos de mi casa, iba en dirección a la parada de autobús, enfrente de mí iba un chico, no logre ver su rostro, él extiende su mano, yo solo sonrió y tomo su mano, caminamos felices, en mi mente solo digo, –¿quién lo diría?, lo negué muchas veces y da la casualidad que si eras tú–, aproximadamente nos vemos ya más grandes, quizás unos veinti tantos, por hacer un calculo. Rápidamente me despierto, siento mi corazón muy acelerado, mi respiración está de una manera agitada, mi cara está enrojecida, ¿cómo lo sé? siento calor,tocó mis mejillas y efectivamente, estoy sonrojada. ¿Qué sucede?¿Quién es ese chico?. Trato de tranquilizarme, después de unos minutos, mi corazón parece estar casi en la normalidad, decido volver a dormir. Al poco tiempo miro a mi alrededor, estaba en una recamara acostada y a mi lado está un chico, lo abrazo, sonrió y digo lo siguiente–Yo sabía que no me equivocaba al elegirte–. Intento ver su rostro, no me es posible, solo me despierto, y así termina ese sueño.Me despierto una vez más, vuelvo a tener mi corazón acelerado, mis manos están sudorosas, estoy nerviosa. Trato de acomodar una almohada en mi respaldo, me recargo. Tuve dudas, anteriormente hace algunas semanas, en días separados soñé con Darío 5 veces. No creo que sea él, aunque algo me dice que si están conectados todos los sueños, esto ya no lo vi como una simple casualidad, algo se me estaba intentando revelar, tenía ese presentimiento, pero ¿qué será?, uno o dos sueños son pasables, quizás mi mente divagaba demasiado, pero aun así era extraño, porque han pasado a ser 5, y estos dos de hoy. Dios mío, me iba a volver loca. Decidí realizar mis actividades como de costumbre, pero seguía intentando unir todos los sueños y tratar de encontrar el significado, lastimosamente no hallé nada. En ese dia las noticias mencionó que el semáforo epidemiológico señala que estamos ya casi cerca del color verde, y eso también daba pauta a poder regresar a clases, esperaba ese día para poder ver a mis amigos, a mi mejor amiga, salir de la rutina casera, en este tiempo de aislamiento, aprendí muchas cosas, conocí nuevos hábitos, por ejemplo me di a la tarea de aprender un poco de portugués de Brasil, italiano, coreano, chino, recetas, aunque una parte de mi está contenta de lo que aprendí, la otra no quería mantenerse encerrada, pero también no quería volver, pues no tiene la intención de ver a Dario, tenía miedo de que se haga realidad lo que había dicho mi mejor amiga, le conté las veces que soñé con él y que todo terminaba en un noviazgo, los sueños se unían por un aparente feliz noviazgo, quizás y si estaba enamorada de Dario, y no me habia dado cuenta. En ese momento no estaba muy segura de nada, pues fui muy de sobre pensar mucho las cosas, y con eso era un punto en contra para adentrarme en la ansiedad, y costaba un poco salir de ella, muchas personas dicen que la ansiedad no existe, que solo es una etapa más, lo que no saben es que sus mismas palabras nos dañan en vez de ayudarnos, muchas veces quisiéramos un abrazo y una palabras de aliento que digan no estás sola, pero en vez de eso quieren obligarnos a soltar aquello que nos angustia, y que muchas veces ni siquiera podemos localizar que es, esa noche me acerque a la ventana de mi cuarto y vi el cielo despejado, las estrellas resaltando al lado de la luna, abrí la ventana, una brisa toco mi cara, cómo extrañaba esa sensación de paz, cerré la ventana y decidí ya irme a la cama.

¿Quien Tuvo La Culpa? ¿Él o Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora