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–Mar, me equivoqué, sigo teniendo sentimientos por él– dije toda triste.
–Ay Jen, pero si ya le confesaste tus sentimientos, ¿cuál es el
inconveniente?
– Exactamente eso, me confesé, pero no recibí un rechazo.
– ¿Cómo?
– ¿Te acuerdas de Nataniel?
– ¿Misma situación?
–Exacto, él también me gustaba, la diferencia fue que cuando yo me le
confesé, el me rechazo, diciendo que estaba en proceso con alguien y bla,
bla, bla, bla. pues, esas palabras son las que permitieron que yo dejara de
estar enamorada de él.
– ¿Y con Darío no fue así?
– No
– ¿Y entonces?
– Tengo que volver a decirle.
–Ay, Jen.
Mar estaba en una situación compleja, pues era amiga de ambos, tanto el como
yo le decíamos lo que pensábamos, ella quedaba en medio de los dos, y por un
momento me sentí mal, porque ella no podía decirnos nada que el otro había
dicho.
No entendí el motivo, pero me envió una foto de un osito y platicamos sobre
peluches de regalo de cumpleaños. Fue interesante, pues él ni siquiera recordaba
como inicio la conversación.
En una ocasión quiso molestarme por mensaje, pensando que ya dormía, quería
despertarme con la notificación del mensaje que envió, a lo cual no le funcionó,
pues mi celular estaba en silencioso, además de yo estar haciendo tarea, al final
su celular se murió de la batería y ya no seguimos hablando.
En unos tiempos note que tuvimos distanciamientos, y creo que se debieron a
la intervención de terceros, por ejemplo, esa vez que Caleb mi amigo se puso
en contacto con él, yo me moleste con la persona incorrecta, esa fue Darío, pues
el confió en quien no debía.
Caleb se mudaría de país, él quería que estuviera bien cuidada, pues dijo que
era una chica frágil, que estaba tratando de salir adelante, y no darme por
vencida, me protegía como una hermana pequeña, y al saber sobre el
enamoramiento con Darío, quiso pedirle a él ese favor, a lo cual yo no le pude
reprochar nada a mi amigo, pues… él ya se había ido del país, y me confeso lo
que hizo por mensaje.
Darío solo se mantuvo firme de sus palabras, el prometió no decirme nada, y
seguía firme de no saber de qué le hablaba, a lo cual me causo una molestia,
pero él no tenía la culpa de nada, sino yo, por no saber cómo reaccionar, y no
controlar muy bien mi carácter.
Recuerdo que también le dije sobre mi bisabuela, no al 100% pero sí que había
muerto, me recomendó decirle a una persona de más confianza y que me
aconsejará, sin saber que en ese momento él era la persona en quien más
confiaba.
Me anime a volver a decirte que me gustabas, que necesitaba un rechazo de tu
parte para poder olvidarte, pero solo te quedaste callado, y hacías comentarios
fuera del tema, para desviar el punto base de nuestra situación, como por
ejemplo que me vendías un policía, y yo te dije que no, seguías insistiendo, y te
dije que como el no eran mi tipo, preguntaste como cuáles podrían ser, te dije
pues un coreanito, a lo cual me respondiste que esos no valían, y con tal de que
te callaras, te dije pues sino es como tú no quiero nada, y funciono, porque ya
no volviste a hablar, luego no seguro de tu repuesta accediste a rechazarme
cuando te pregunte ¿te arriesgarías a algo conmigo? Siendo tu respuesta
dudosa no. Mi corazón sabía que no lo estabas rechazando, que lo hacías para
complacerme.
Mi corazón al conocer la verdad, siguió insistiendo en tener esos sentimientos,
mientras mi mente me decía que no era ahí.
Me arriesgué una tercera vez, y en esta ocasión conocí realmente su respuesta.
Yo te gustaba desde hacía más tiempo, y como tal no me rechazarías, aceptarías
entrar en una relación conmigo.
Te puse trabas y aun así no te importaba ninguna. Te dije que tenía actividades
que realizar, por lo cual no tendría tiempo para ti, y aun así no cambiaste de
opinión. Tu idea era obtener calidad en el tiempo y no cantidad. Te mantenías
firme en arriesgarte a tener algo conmigo si te lo preguntaba. Pero ese era el problema, yo no pensaba preguntarte ¿quieres ser mi novio?, yo quería que tú
me lo preguntaras.
Esa fue la primera vez que llegue tarde a mi casa. Y no quedó ahí, como dos
veces más, me quede más tiempo contigo, provocando que ambos llegáramos
tarde a nuestras casas.
Nos tomábamos de la mano, te decía te quiero, te daba cariño, pero de ti casi no
recibía lo mismo que yo daba, y eso me dolía, porque sabía que éramos polos
opuestos, pero no que…… sería difícil para mí, comprender tu forma de
demostrar cariño.
Tú el sol y yo la luna, tú el hielo y yo el fuego, tu salado y yo dulce, tu un mundo
y yo otro, tu una cebolla con muchas capas, pero que cada una te pueden hacer
reír o llorar, mientras que yo era como un pastel de chocolate muy dulce,
después de tanto comerlo, te podría empalagar, si no estás acostumbrado a ese
postre.
Ya lo dijo el principito: si alguien ama a una flor y no existe más que un
ejemplar en millones y millones de estrellas, esto es motivo suficiente
para que ese alguien sea feliz cuando la mira.
Yo quiero ser esa flor ejemplar…

¿Quien Tuvo La Culpa? ¿Él o Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora