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Aida Hernández

18:34

Y aquí estoy yo, pidiendo permiso a mis padres para ir a una discoteca.

- Venga papá! Van todas las chicas te juro que volveré pronto a casa. - Suplique sin saber que más decir.

- No lo sé Aida, pregúntale a tu madre. - Lo típico.

Fui hacia la sala donde se encontraba mi madre.

- Mamá me dejas ir a la discoteca está noche? Porfavor van las chicas y-- mi mamá me interrumpió.

- Vale pero no llegue tarde! - Le agradecí y subí a mi cuarto para avisarle a mis amigas.

La fiesta era a las ocho y eran casi las siete así que empecé a prepararme no sin antes ducharme primero.
Opté por utilizar un vestido negro que marcaba mis curvas a la perfección, usé algunos accesorios más y el cabello suelto.
Habíamos quedado que Paula me recogería así que tocaba esperarla.

 Habíamos quedado que Paula me recogería así que tocaba esperarla

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Al cabo de media hora estábamos ya en la zona VIP de la discoteca, no paso mucho tiempo para que mis amigas y yo estemos en la pista de baile dejando todo allí.

- Tía que voy a la barra. - Avisé en el oído de Leonor.

Sin esperar respuesta me fuí para pedir un trago y a mitad de camino me encontré con un chaval muy guapo con el cual me puse a bailar.
Estaba algo tomada y él también así que simplemente nos dejamos llevar.

Mi culo se movía con ganas chocando contra su polla mientras él tenía sus manos en mi cintura.
Empezó a dejar besos húmedos en mi cuello lo que hizo que jadeos salieran de mi boca.

- Vamos a los cuartos morocha. - Habló seductor en mi oído. Al estar en la zona VIP había cuartos para poder follar.

Al entrar le puso seguro a la puerta y me tiró delicadamente a la cama para así comenzar a besarme mientras yo desabrochaba los botones de su camisa, en un movimiento él ya estaba con el abdomen descubierto mientras besaba mi cuello dejando marcas.
Comenzó a quitar las tiras de mi vestido dejando ver completamente mis tetas las cuales comenzó a masajear bruscamente para luego bajar su boca a ellas y comenzar a dejar marcas ocasionando que de mi boca solo salieran gemidos de placer.

- No aguanto más, méteme la polla. - Hablé desesperada.

Hizo caso y comenzó a bajar completamente mi vestido dejándome solo con mi tanga, para luego quitarse el resto de ropa que él tenía dejándome su dura polla. La tanga no duró mucho allí porque terminó en el suelo con todo lo demás.
Cogió su miembro con las manos y lo introdujo en mí, por lo cuál gemí del placer comenzó a dar movimientos rápidos sin parar. Gemidos salían de nuestras bocas y cosas chanchas también.

Una Casualidad. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora