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Aida Hernández

Era hoy, el día que esperé durante meses. Hoy me casaría con Pablo, mi Pablo.
Hace de anoche que no lo veo para que no me vea pasadas las 00:00, no quería quedarme sola por lo que hace una semana decidimos que mis damas de honor vendrían a hacer un tipo de pijamada.
La pasamos genial, nos pusimos mascarillas, vimos pelis, hasta cocinamos!

Pablo estaba en casa de mis padres junto con Martín.
Belén y Pablo (mi suegro) se estaban instalando en un hotel, por supuesto que les hemos ofrecido quedarse en casa con nosotros pero se han negado rotundamente.

Nos hemos despertado a las bastante tarde ya que la ceremonia sería a las 19pm y luego la gran fiesta.
Almorzamos ensalada porque según Leonor mientras menos comamos mejor nos quedarían los vestidos, y tenía razón.

A las 15pm comenzaron a llegar las maquilladoras junto con las chicas que se encargarían de nuestro cabello.

- Estoy muy emocionada. - habló mi cuñada mientras preparaban su piel.

- Yo también! y me encantan los vestidos. - el color de los vestidos de mis damas eran azules.

Así estuvimos hasta las 17:15pm la verdad creí que no íbamos a llegar.
Las chicas comenzaron a cambiarse para luego ayudarme a mí, como lo es tradicionalmente.

- Estás monísima. - aseguró Carla.

- Gracias por acompañarme en este día chicas, os amo! - formamos un abrazo grupal.

- Recuerden que tenemos maquillaje y no hay tiempo de hacerlo de nuevo así que no lloreis! - dijo Dani riéndose.

La hora se acercaba y los nervios me consumían.
Solo faltaban 30 minutos para estar allí, con Pablo.
Pero ahora estaba con mi padre, os juro que nunca lo había visto tan emocionado, excepto cuando nacieron Martín y mis hermanos.

- Mi pequeña, mírate estás a punto de casarte y con uno de mis jugadores - reímos - supe desde el primer momento que Gavi era el indicado para tí. Estoy muy orgulloso de ti, de la vida que has construido y de la increíble madre que eres. Siempre supe que serías capaz - acarició mi mejilla - gracias por dejarme ser tu padre, y también por dejarme ser parte de tu vida, te amo hijita. - nos abrazamos y las lágrimas querían salir pero no podía arruinar el maquillaje.

- Muchas gracias por tus palabras papá, agradezco que desde el momento uno me has apoyado en todo. Eres la mejor persona que conozco en el mundo, desde peque te admiraba y hoy lo sigo haciendo. Gracias por darme la suficiente confianza en todos mis pasos que por más de que sean malos siempre estuviste a mi lado. Te amo papá. - no pude evitarlo, una que otra lagrimita se asomó.

- Vale ahora vamos que ya está por comenzar!

Pude ver a Pablo a lo lejos, notaba sus nervios.
Aurora agradecía que él no me haya visto porque decía que tenía que llevarse la primera impresión cuando yo esté entrando.
El momento había llegado, estaban todos ubicados, mi famila y amigos en la izquierda y los de mi novio en la derecha.

Por supuesto Pablo entró primero con su madre, ambos estaban hermosos. Belén llevaba un vestido rosado que le favorecía mucho. Mi novio llevaba el típico traje, pero le quedaba de maravilla.
Luego entró mi hermana, se veía como una auténtica princesa, la sonrisa no se la quitaba nadie.
Mis damas de honor fueron las siguientes, al ver cómo se posicionan en sus lugares los nervios aumentaron

- Estás lista cariño? - preguntó mi padre con una sonrisa.

- Supongo. - sonreí, mi padre cogió mi brazo y era momento de caminar hacia Pablo.

Una Casualidad. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora