Capítulo 34

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El arenoso suelo está congelado

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El arenoso suelo está congelado. Las bajas temperaturas anuncian la posibilidad de una tormenta de nieve en los próximos días, volviendo el terreno resbaladizo y las piedras pequeños bloques de hielo. Las desordenadas casas se amontonan unas con otras formando un paisaje monocromático y triste. El aire huele a una mezcla desagradable de salitre, férreo y secano. El silencio es artificial y abrupto, como quien coloca un parche en una prenda de ropa rota, teniendo en cuenta la cantidad de ruido que hay por el día. Para los habitantes del territorio obrero el mutismo es un preciado tesoro del que no disfrutan, el ruido constante se vuelve residual y se oye sin estar.

El frío corta la piel y azota el cuerpo cuando Lucian y Leo aparecen en mitad de un callejón oscuro a través de un salto.

—Que pasada —gorgoja Leo con la voz tocada por el viaje—. Me encantaría tener tu poder durante un día, poder saltar de un lugar a otro del mundo.

Lucian se siente alagado, sonríe tímido. Su poder nunca le ha resultado tedioso ni una carga, pero comprende que las excepcionalidades son infinitas y diferentes. Él ha notado a Leo muy a gusto con la suya. Cuando ve entrenar a los jóvenes y no tan jóvenes de Taridún, cómo sonríen pese a estar cansados y cómo luchan por controlar sus poderes para no hacer daño a nadie ni ser consumidos por ellos, siente que, más que una maldición, es una bendición que los ayuda a buscar y poner en práctica su humanidad. Entonces, ¿por qué el mundo se empeña en denominarlos malditos?

—Céntrate en el plan, Leo. —Regaña con ternura al chico—. Estamos a un paso de ser libres.

Leo asiente y guiña un ojo, cómplice y entusiasmado.


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Tras la apretujada reunión en la cabaña de juntas, llegaron a la conclusión de que antes de trazar un plan de evacuación debían cerciorarse, con una última rueda de reconocimiento, cómo están los ánimos en Alyhania, por los ataques y la resolución de la cumbre. Muchos se ofrecieron voluntarios para la misión, todos quieren ayudar a la causa de una forma u otra. Eva dudó sobre a quién encomendar tal responsabilidad hasta que finalmente se decantó por hacer parejas y enviarlas a un territorio del reino. Damon fue destinado a Balagüi con un comunicador, Eva y Kaira se encargarían de Bargesah, Atenea con la artista irían a Melidyanna, el bardo y el lector de mentes a Sikhary, el mutante y Junne a Kataris y Leo con Teresia a Calushia.

—Lucian os llevará a vuestro destino cuando termine con las otras parejas —comunicó Eva al último dúo.

Leo asintió, parecía más preparado que su compañera. La chica del cabello color fuego, con la piel pálida y mareada, contuvo el aliento. Esperó a que la estancia de juntas estuviera vacía y habló con Eva. La vergüenza en ella es como un buen plato de carne a la brasa en Taridún, inexistente y casi imposible de conseguir y ver. Pero a la hora de contradecir las indicaciones de la líder prefería hacerlo en privado desde el respeto que da la intimidad.

La oscuridad de Alyhania ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora