Capítulo 12

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               Hoy Elaina se ha despertado más temprano de lo habitual

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Hoy Elaina se ha despertado más temprano de lo habitual. Decide lavarse la cara, vestirse e ir a molestar a Mat, que sigue plácidamente dormido, antes de ponerse manos a la obra con la limpieza general que preside cada cambio de estación. La limpieza a fondo es una costumbre en la casa 30 del territorio Bargesah, es una forma de deshacerse de las malas energías y experiencias de la pasada estación para abrirle hueco a lo bueno que traiga el cambio.

El otoño, cálido durante el día y frío en la noche, acaba. El solsticio de invierno está al caer y con él las temperaturas. Adiós al ambiente templado con ráfagas de aire frío. Adiós a los eventos desagradables que trae consigo el otoño en Alyhania. Hola incesantemente frío. Bienvenidas sean las nevadas y tormentas que caracterizan esta estación.

Elaina termina de asearse. Dispuesta a cambiar el pijama por la ropa de trabajo observa su desnudez ante el espejo. En su brazo izquierdo el moratón de Exkulsio está de un color amarillo pardo con zonas más oscuras. Han pasado dos meses desde que le inocularon la vacuna pero esta es tan invasiva que el hematoma es mucho más duradero de lo establecido como normal; los efectos secundarios los arrastró durante algo más de un mes. Acaricia su brazo con mimo, el mínimo roce le incomoda y eriza la piel.

Una vez vestida, Elaina entra con sigilo en el cuarto de Mat, la luz empieza a penetrar las cortinas, con la intención de abalanzarse sobre la cama y aplastarlo bajo su cuerpo. Con la cabeza a medio asomar sonríe traviesa. Camina de puntillas por la habitación y, cuando su cuerpo está listo para saltar, se detiene en seco. La cama de Mat está vacía. Junta las cejas desilusionada y chasquea la lengua.

-Espero que la fiesta que estés montando sea el evento del año -dice cerrando la puerta al salir, ojeando en última estancia la cama deshecha de Mat.

Elaina camina por el pasillo, posa la mano en la barandilla, la recorre, rumbo a las escaleras. Baja dando pequeños saltitos, los dos últimos escalones los baja de uno, y da pasos animados hasta llegar a la cocina.

-Buenos días Kat. -Saluda entonando una melodía inventada.

La mujer la mira risueña.

-Buenos días Elaina. -Responde con un ritmo diferente-. Qué energética te veo, ¿preparada para usar ese entusiasmo con el trapo? -pregunta con tono divertido mientras termina de limpiar las migas de la encimera.

Elaina suspira, relaja los hombros y se deja caer en la primera silla que ve. La energía con la que ha bajado las escaleras y ha entrado a la cocina se ha esfumado de un bandazo.

-¡Claro Kat! -torna la voz más aguda de lo normal-. ¡Sí! ¡Yuju! ¡Qué ganas tengo de dejarme el lomo y las rodillas!

La cara de Elaina es un poema mal escrito. Si ir a clase le resulta agotador, limpiar es mucho más que tedioso. Por ella, preferiría un intensivo de peroratas desganadas de le dan en el Centro de Formación.

La oscuridad de Alyhania ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora