||Capítulo 15||

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Me disculpo por lo corto del capítulo, pero el próximo será más largo, prometido.

Con amor

Rosi 💙

•••

Las puertas del elevador se abren y Dominik pasa a mi lado con paso airado, más se detiene abruptamente en la sala

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Las puertas del elevador se abren y Dominik pasa a mi lado con paso airado, más se detiene abruptamente en la sala. Me acerco preocupada de que algo malo estuviera sucediendo, pero solo me encuentro a Ida sentada en el sofá con las piernas cruzadas, llevaba un vestido negro junto a una sonrisa que la había visto usar cada vez que trataba de llamar la atención de un hombre, más su sonrisa desaparece cuando me ve.

—¡Hanna! —exclama poniéndose de pie, se acomoda el busto dentro de su vestido antes de acercarse y abrazarme.

No le devuelvo el abrazo, estaba procesando lo que acababa de ver. Había intentado pasar por alto lo atenta que estuvo con mi esposo ese día en el café y al aparente interés que había tenido en él, ya que después de que Dominik se fue me bombardeó de preguntas sobre él.

Pero esto, ¿qué demonios estaba tratando de conseguir con ese vestido que apenas le cubría los senos y esa sonrisa de "quiero que me folles"?

Era mi mejor amiga y la amaba, pero esto era algo que no permitiría.

—¿Estás bien? —pregunta mirándome con preocupación o al menos eso aparentaba—. ¿Ha pasado algo?

En esta ocasión no me pregunta a mí, sino a Dominik.

Schatz, estaré en nuestra habitación —dice y deja un beso en mi cabeza antes de irse, ignorando completamente el movimiento de pestañas de Ida.

La tomo del brazo y la jalo a la cocina pasando por el lado de Rich quien parecía muy entretenido por la escena. Me guiña un ojo cuando nuestras miradas se encuentran.

—¿Qué demonios estabas haciendo? —digo moviendo las manos furiosamente. En momentos como estos odiaba no poder hablar.

—¿De qué hablas? —pongo los ojos en blanco.

—Eso de coquetear con mi esposo y usar ese vestido —la señalo esperando que se dé cuenta de que se estaba comportando como una muy, pero muy mala amiga.

—No sé qué te habrá dicho, cariño, pero fue él quien envió por mí —se encoge de hombros y alisa su cabellera negra—. Es claro que esta conversación deberías tenerla con tu esposo y no conmigo.

Veo rojo cuando suelta con burla esas dos palabras que ahora comenzaban a significar mucho más para mí.

Doy un paso más cerca de ella, quería que viera la determinación en mis ojos y la ira en mis manos.

—Ya lo dejaste claro, es mi esposo, y podrás ser como mi hermana, pero no permitiré que le coquetees y que mucho menos trates de acostarte con él. Y para que te quede claro, si te envió a buscar fue por mí.

Eterna Condena © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora