El Nuevo Mundo

Prólogo

Charlotte se encontraba tumbada en el sofá de su casa, comiendo tranquilamente una pizza que su madre había dejado preparada puesto que ella llegaría tarde de trabajar. Charlotte ya estaba acostumbrada a pasar las tardes sola en su casa puesto que sus padres siempre llegaban a altas horas de la noche.

Crónicas Vampíricas sonaba en su televisión mientras ella parecía estar ensimismada en ella. Era definitivamente una de sus series favoritas.

Notó como Aramis, su querido doberman de un año, se acurrucaba más cerca de ella mientras ambos miraban el capítulo de "Amistades Peligrosas". Charlotte adoraba ese episodio, porque sin duda, la primera aparición de todos los Mikaelson fue impresionante.

Aramis levantó su cabeza del cojín al oír un pequeño ruido que cada vez iba en aumento. Charlotte se levantó rápidamente del sofá al ver una cegadora luz que se iba acercando a ella. El doberman se puso frente a su dueña para protegerla de aquel extraño ataque, aunque cuando la luz los atrapó a ambos, supo que no había servido de nada.

En Mystic Falls.

Elena entraba por la gran puerta de la mansión Mikaelson con un precioso y llamativo vestido negro y dorado. Ella miró a ambos lados, encontrándose con dos pares de ojos fijos en ella. Ambos vampiros se encaminaron hacia la castaña y la tomaron cada uno de un brazo, acompañándola a entrar.

Por otro lado, los hermanos Mikaelson se encontraban repartidos por toda la sala, conversando con algunos de los invitados. Finn, el mayor de los hermanos, se encontraba en el estudio con su madre. Ambos trataban de acabar con la línea Mikaelson y, así, con los vampiros. Finn salió de la habitación cuando su madre avisó que debía hacer algo antes de bajar. El hombre bajó a la planta principal para reunirse con todos.

Esther, por su parte, convocaba a los espíritus, que la habían contado sobre una dulce chica de otro mundo que la ayudaría encantada a cumplir su misión.

Lo que ellos no sabían, era que Charlotte, no pensaba hacer eso.