Bonnie dejó a Charlotte en la mansión Mikaelson antes de darse la vuelta e irse a su casa junto con Enzo. Charlotte respiró hondo y antes de que pudiera llamar a la puerta, Rebekah apareció, mirándola con una ceja levantada.
—Hola. —Intentó poner una sonrisa inocente cuando entró.
Los hermanos Mikaelson centraron su mirada en la chica que entraba a la sala acompañada de su hermana.
—Charlotte. —Elijah la llamó. —Nos has mentido.
La chica bajó la cabeza avergonzada.
—Lo siento. Es que si os decía dónde iba, no me íbais a dejar.
—Podríamos haber ido contigo. —Kol replicó.
—Era peligroso. —Todos abrieron mucho los ojos, mirándola preocupados. —Peligroso para los vampiros, chicos. Yo soy humana. No me iban a hacer nada.
—¿A dónde has ido, entonces? —Rebekah preguntó.
—A la Universidad Whitmore. Allí hay como un "club" extraño en el que experimentan con vampiros. He ido a sacar a alguien de ahí.
—¿Con quién fuiste, entonces? Porque yo estaba en mi casa antes de que Rebekah me arrastrara aquí por si "habías desaparecido por mi culpa". —Dijo el vampiro Salvatore rodando los ojos.
—Deja de quejarte, Stefan. No ha sido para tanto. —La rubia contesta.
—Siento haberte metido en esto, Stefan. —Ella se disculpó. —Fui con Bonnie. Rescatamos a su alma gemela. —dijo ilusionada.
Una pequeña sonrisa de adoración se instaló inmediatamente en la cara de los varones Mikaelson al ver a su compañera alegre.
—Está bien, Elskan. —Elijah perdona. —Pero, por favor, para la siguiente, avísanos, iremos contigo.
—Mejor que no haya próxima vez. —Pide Klaus sacándole una pequeña sonrisa a Charlotte mientras Kol asiente de acuerdo.
La puerta de la mansión se abre haciendo que Finn entre por ella. Charlotte inmediatamente corre hacia él para darle un abrazo y contarle lo que había pasado. Definitivamente su relación se había reforzado, y ahora sí que parecían hermanos.
—Increíble. —Kol dice para sus hermanos. —Le quiere más a él que a nosotros. —Se queja.
Finn le sonríe burlonamente mientras escucha atentamente a la pelinegra contar su pequeña aventura.
—¿Así que al final sí has ido? Suponía que lo harías, pero que por lo menos me pedirías ayuda. —Se hizo el ofendido.
—¿Tú sabías que ella iba a ir? —Niklaus pregunta molesto. —¿Por qué no nos lo dijiste? La hemos estado buscando todo el día.
El mayor se encoge de hombros levantándose del sofá en el que se había sentado.
—No me preguntaste. Supusiste que torturando a Damon sacarías su paradero, pero te equivocaste.
El híbrido rueda los ojos, sentándose más cerca de su compañera.
—¿Dónde está Aramis?
—Creo que en el jardín.
La chica se levanta rápidamente.
—¡Está lloviendo, Nik! ¿Cómo has podido dejarle ahí? —Sale corriendo de la sala hacia el patio.
—Los perros están mejor algo libres, amor. Los veterinarios recomiendan que los perros se queden en patios si hay en la casa. —El híbrido aconseja. Después de estos días todos podían afirmar que Niklaus y Aramis no tenían la mejor relación del mundo.
—¿Y qué haces aquí, entonces? —Kol responde haciendo reír a Charlotte que ya volvía con Aramis. Klaus se levanta rápidamente hacia Kol y le rompe el cuello, antes de que su pareja llegue a la sala.
Al entrar, Aramis ladra molesto al híbrido quien le saca la lengua infantilmente.
—Niños... —Suspira Rebekah y Charlotte apoya.
—Oye, Kol... ¿Kol? Oh, Dios mío. ¿¡Kol!? —Charlotte empieza a alterarse al ver que el vampiro no contesta. —¿¡KOL!?
—Tranquila, Elskan. Niklaus le ha roto el cuello. —Elijah la tranquiliza, arrastrándola con suavidad a sentarse a su lado en el sillón.
—Nik... —La pelinegra suspira negando con su cabeza.
—Estaba molestando, amor.
Charlotte se apoya en el hombro del vampiro original más noble, ignorando lo último dicho por Niklaus.
Horas más tarde, mientras hablaban, Elijah se da cuenta que la pelinegra se había quedado dormida en el sofá. La coge con cuidado, como si de un cristal delicado se tratase, y la sube a la habitación que ahora era suya. Con cuidado de no despertar a su pareja, Elijah la arropa un poco y deja un suave beso en su frente.
—Buenas noches, Elskan.
Charlotte descansa, con los ojos cerrados, sin saber que el día de mañana casi no podrá pegar ojo.
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El Nuevo Mundo
FanfictionCharlotte Davis siempre ha sido una chica sarcástica y valiente. Cuando una luz blanca aparece en su dormitorio, lo único que sabe, es que no está en su casa y que tiene tres estrellas tatuadas en el brazo derecho. ¿Podrá Charlotte descubrir qué ha...