"SILENT CRY"

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CHAPTER SEVEN


"After turning off the lights in your quiet roomYou, who used to smile brightly, are slowly dying"

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"After turning off the
lights in your quiet room
You, who used to smile brightly,
are slowly dying"









13.05.2016.
TOKIO.
東京高等教育大学.
ESCUELA ELEMENTARIA DE JAPÓN.

Entrar al edificio de mi escuela me producía emociones mezcladas. Por un lado estaba feliz por la clase de literatura pero por el otro estaba fastidiada por tener que ver a mis odiosos compañeros durante 8 horas seguidas.

Caminé mirando el suelo como de costumbre, odiaba hacer contacto visual. Al subir las escaleras lo vi, con su cabello tomado y su distintiva sudadera blanca que solo hacia que le llamaran la atención por no cumplir con el código de vestimenta.

Caminó viendo a todos por el rabillo del ojo, serio, bajo perfil y, en mis ojos, completamente atractivo.

Me reí de mi misma y seguí con mi camino.

- señorita Gayami - mi profesor a cargo me llevó a su oficina.

Era un buen profesor, de cierto modo algo relajado pero todos le tenían el respeto debido. Su oficina era un lugar bastante amplio con libros en todos lados, era algo desordenada pero la placa en su escritorio con su nombre le daban un toque de profesionalismo.

- señorita Gayami, eh notado que desde que llegó a la institución no ah socializado mucho - aquello me tomó por sorpresa.

Sonreí con incomodidad.

- la vida social no es de mis prioridades señor Yoshida - hablé acomodandome en la silla evitando mirarlo directamente.

- aunque quiera enfocarse en los estudios, debería tomarse cierta importancia a su vida social - me miraba realmente preocupado, solo suspiré y asentí esperando que rápido me dejara ir a clase.

- señorita Gayami - lo volví a mirar - no va a conseguir nada con el joven Shuntaro si solo lo mira - mis ojos se agradaron de par en par y sentí como el calor subía a mi rostro.

Yoshida se rió y acto seguido me mandó a clases.

Tan obvia soy?

Pues claro, soy una maldita acosadora.

Entré a clases y el día pasó normal como de costumbre. Mis compañeros siendo insoportable y recibiendo miradas despectivas de estos durante todo el día.

En los 15 minutos de receso me escapaba al patio trasero, nadie tenía permitido ir allí ya que habían construcciones a medias y muchos materiales peligrosos. Pero era tranquilo, eso era suficiente para mi.

- veo que no soy el único que rompe las reglas - se me erizó la piel y mi corazón comenzó a latir como si estuviera corriendo una maratón.

- no te pongas nerviosa, no te voy a delatar - agregó al notar que yo no tenía planeado responderle.

Nos quedamos en silencio, podría decir que hasta 10 minutos en un cómodo silencio.

- queda poco para clases - susurré y caminé a la otra entrada del patio para que no viera mi rostro.

Se va a olvidar de ese momento rápido, parecía interesado en escucharme hablar, sin embargo no me presionó y eso me causó mucho alivio.

Mire mi celular por quinta vez en el día, esperaba una llamada de Anni, un mensaje siquiera. No llegó nada.

La extrañaba mucho, sabía que su intención no era abandonarme, si estuviera en su lugar también me habría ido de casa sin dudarlo.

Aún así una parte de mi le tenía un poco de rencor, de cierta manera me sentía abandonada y más cuando mamá hablaba sobre que si no conseguía notas perfectas terminaría con "la insolente de mi hermana", eran comentarios que me sacaban de mis casillas.

Las peleas aumentaron desde que Anni se fue, aún no se nada de ella desde hace unos meses. Pero sabia que ella estaba bien, siempre lo estaba, era inteligente, no tenía que preocuparme.

Mi pulso comenzaba a normalizarse, pensar en mi hermana me ponía triste, pero no lo suficiente como para hacerme olvidar la mínima pero gigante interacción que tuve con Chishiya. Aún podía sentir mis mejillas calientes y una boba sonrisa se apodero de mi rostro.

Su voz era jodidamente atractiva, grave pero no lo suficiente como para intimidarte, tenia un tono de ironía que me llenaba de curiosidad. Jamás lo eh visto sonreír, era algo curioso, no tenía amigos o por lo menos no cercanos, hablaba poco y no parecía tener intenciones de relacionarse con más gente. En eso nos parecíamos, yo trataba de sonreír lo más que podía, últimamente nada me daba alegría o me resultaba chistoso lo suficiente como para hacerme sonreír, asique comencé a sonreír por pequeñas cosas esperando que en algún momento ese sentimiento se vuelva real.

Dios, demasiadas emociones juntas.

Salí de la escuela y caminé sin rumbo por las calles de Tokio sin saber muy bien qué esperar. Me gustaba esperar a que anocheciera lo suficiente como para que cuando llegue a casa mi madre no esté despierta para arruinarme el día.

Le dí un poco de dinero a una chica que estaba tocando el violín en una esquina, no sabía muy bien qué canción era pero sonaba hermoso.

Me quedé escuchando un rato más, me fui a una tienda de víveres a comprar algo de tomar y comer.

Entré tarareando la melodía anterior que se había impregnado en mi mente.

- Miki Matsubara - la cajera era una mujer mayor, cabello negro con mechones blancos y lentes más grandes que su rostro - me sorprende que jóvenes como tú sigan escuchando esa música de viejos - sonreí, parecía amable.

- no se realmente como se llama la canción - confesé dándole el dinero

- Stay with me, mi inglés no es muy bueno pero algo se entiende - las dos reímos y me entregó la bolsa con mis cosas.

Caminé hasta en centro de Tokio en donde me senté cerca de un cartel de publicidad.

Tomé mi bebida y me fui comiendo mis frituras, caminé hacia casa cuando noté que ya era bastante tarde. Hasta ahora fue un milagro que ningún idiota se acercara a acosarme, ya tenía una mala reputación en mi vecindario por mandar a rehabilitación a esos idiotas.

Varios golpes por parte de mis padres, pero la verdad prefería que fueran ellos lo que me dañaran a esos asquerosos.

Llegué a la puerta de mi casa y tan pronto como dirigí mi mirada a la reja a un lado sentí como mi corazón se rompía en mil pedazos.

Lila, mi hermosa gatita de 3 años estaba colgada de la reja, muerta y como su collar en el suelo.

Comencé a llorar como nunca en mi vida y me arrodillé ante ella, sus ojitos cerrados y sus orejitas caídas me partieron el alma.

No podía respirar correctamente y se me nubló la vista con mis lágrimas.

Tomé su collar entre mis temblorosas manos y lo apreté contra mí pecho mientras sollozaba sin parar.

Todo mi cuerpo parecía querer derrumbarse en mil pedazos como una construcción sin terminar.

Esa noche no logré dormir, lloré hasta quedarme sin aire y quedé tristemente abandonada en mi habitación mirando a un punto fijo.

Si me viera, podría notar como mi mirada estaba completamente vacía.

I L O M I L O [♡chishiya♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora