VIII

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El miedo brillaba en sus ojos azules.

¿Es que no había fin para ese terror?

Sentía que las paredes se cerraban sobre él y no podía respirar.

¿Qué más podría hacerle su padre?

Sintió que su pulso comenzaba a acelerarse de nuevo, hasta que pudo escuchar la sangre corriendo en sus oídos. Se sentía como un perro. No...se sentía como una rata, un prisionero, un esclavo. El miedo comenzó a asentarse junto a la idea de nunca poder salir de su habitación.

Nunca poder liberarse...
**

Klaus había pasado los últimos dos días más nefastos de su vida. Tan era así que las salidas nocturnas al mausoleo no le habían afectado, ni de lejos, como deberían.

Estaba aturdido con los acontecimientos más recientes dentro de la mansión.

La misteriosa desaparición de Vanya.

El encierro de Cinco.

Y el resto de sus hermanos comportándose como malditos zombies obedientes.

La situación no podía ser más pesarosa, y Klaus no podía resistir un solo día más sin verlo. Así que, acabada la merienda, fue directo a la habitación que contenía la cámara isonorizada.

-Cinco- forcejeó en vano con la puerta. Desde la ventana no podía ver mucho-. Resiste un poco- susurró, tomando la resolución de buscar a Luther.

Quizá el podría ayudarle a liberarlo.

Cinco saltó al ver la silueta de una sombra afuera. Sus ojos se abrieron con pánico, hasta que vio a Klaus y leyó lo que proferían sus labios.

Se alejó de la ventana, su corazón latía tan rápido que sentía que se le iba a salir del pecho con cada latido.

¿Resistir?

No sabía qué más hacer... Se sentía absolutamente impotente, y estaba casi convencido que nada de lo que pudiera hacer podría sacarlo de allí.
**

Luther miró aterrado a Klaus tras lo que parecieron largos y angustiosos minutos.

-Por favor- suplicó Klaus nuevamente. Estaba de rodillas y con la frente apoyada en el suelo.

No sabía a quién más recurrir para que lo ayudara. Luther poseía una fuerza inigualable, él debería poder abrir la puerta.

-Nos meteremos en problemas- masculló Luther a la defensiva. Aunque Klaus entendió perfectamente el significado implícito en sus palabras. No se trataba de que se metieran en problemas, sino que "Luther" específicamente se metería en problemas por ayudar.

-Se trata de Cinco- Klaus arrugó el ceño ante la poca disposición colaborativa-. Si fueras tu el que estuviera encerrado, ¿No crees que Cinco lo haría imposible por liberarte?

Luther abrió mucho los ojos por la certera acusación, hasta que pareció recordar algo.

-Vanya, ¿Qué fue lo que le hizo a Vanya?

Klaus suspiró hondo.

-Ni siquiera yo lo sé. Pero una buena razón tendrá- lo defendió.

Pese a ello, Luther seguía indeciso.

-Papá podría castigarnos severamente si descubre que lo ayudamos.

-Me haré cargo de la vigilancia. Dejamelo a mi. Distraeré a Pogo y romperé la cámara de video.

-¿Y luego qué?

Klaus se encogió de hombros.

-Una cosa a la vez, hermano. Una cosa a la vez.
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Daño colateral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora