Cinco no había albergado demasiadas esperanzas de poder escapar. Pero cuando cuando el poder de Klaus se condensó con el suyo, el gran e inesperado milagro ocurrió. Ambos se habían transportado afuera de la mansión, libres de la cámara y del asfixiante encierro.
La enorme portalada de metal se izaba enhiesta como el asta de una bandera.
De rodillas en la acera, Cinco aspiró el aire fresco una y otra vez, hasta que sus pulmones quedaron saciados y la ansiedad del claustro se vio reducida a cenizas.
-Lo hicimos- atinó a decir, alzando su mirada cianitica hacia Klaus.
-Si- sonrió el susodicho tendiendole la mano-. Pero es mejor irnos antes de que alguien se de cuenta de nuestra ausencia...bueno, de la tuya- añadió al recordar el trato indiferente y glacial de Reginald hacia él.
-¿A...a donde iremos?- preguntó Cinco, mirando en todas direcciones. Le habría gustado transportarse a la otra punta del mundo para poder huir de su demente padre, pero su energía se había agotado. Incluso si intentaba concentrarse, todo lo que salía de sus manos era un tenue brillo azulado que se extinguía a los pocos segundos. Así no llegarían a ninguna parte.
Pensativo, Klaus se golpeó la barbilla con los dedos.
-Lo importante ahora es largarnos de aquí- resolvió al notar las luces de la planta alta encenderse. Cinco asintió y ambos se tomaron de la mano para emprender la carrera hacia un destino incierto.
Tras horas de caminata, decidieron tomar un descanso en un terreno baldío.
El lote se hallaba hacia el final de uno de los callejones de comida rápida. La única seguridad era una inestable valla de aluminio por la que Klaus trepó como un experto luego de ayudar a Cinco a subir al unir las manos bajos uno de sus pies para que lo usará de soporte.
Ya dentro, se dirigieron a una de las esquinas y tomaron asiento.
-Tengo demasiada sed- se quejó Cinco al cabo de un rato. Klaus se le quedó mirando, hasta que pareció recordar algo y le pidió esperar un poco en lo que iba a alguna parte.
Cinco no quería que se fuera. Temía que si se separaban, Reginald los encontrara y los llevara de vuelta a la mansión. Si eso ocurría, ya no tendrían salvación alguna. Los poderes de ambos habían llegado a su límite. Y sería un imposible engañar a Reginald Hargreeves dos veces.
Pese a todo se sentía tan cansado que no pudo levantarse para ir a donde Klaus. No le quedó más remedio que confiar en él y esperar a que volviera.
Aquello sucedió luego de largos y angustiantes minutos de espera.
Cuando la valla cimbró, Cinco vio a Klaus arrojar algunas bolsas antes de empezar a trepar por las ranuras del aluminio.
Con una sonrisa de triunfo, Klaus se sentó muy ufano y vertió el contenido de las bolsas para dividirlo entre los dos.
-¿Cómo conseguiste todo esto?- Cinco parpadeó alucinado al ver las botellas con jugo, café frío embotellado, frituras y pan de caja.
Por instinto, tomó el café y dio un sorbo tan pronunciado que casi se lo terminó de una sola vez.
-Tenía unas mancuernillas de oro que le robé a papá en los bolsillos del pantalón- admitió Klaus un poco apenado de tener que exhibir uno de sus tantos malos hábitos-. Pensaba usarlo para comprar hierba, pero eso puede esperar.
Cinco asintió conforme mientras se limpiaba los labios con el dorso de la mano. Acusar a Klaus de sus acciones estaba fuera de sus prioridades ahora.
-Gracias, Klaus- suspiró y se recargó en la pared para descansar mejor-. Me salvaste el pellejo, te enfrentaste a papá tu solo y siempre me defendiste.
-No ha sido nada- bajó la cabeza avergonzado-. Sabes que no te iba a dejar solo. Además me debes una cita.
-Es verdad- Cinco sonrió a medias al ver a Klaus abrir la bolsa de frituras-. Pero cambié de parecer. No quiero tener una cita.
Klaus soltó la fritura por la impresión. Su rostro denotó una profunda tristeza por la certera negativa.
-Esta bien, Cinco. No voy a obligarte a...
-No quiero una sola cita- aclaró Cinco, buscando hacer contacto visual con Klaus-. Quiero que estemos juntos. Que salgamos y dejemos atrás toda la mierda de la academia umbrella.
Escéptico de cuánto oía, Klaus se acercó más a Cinco y lo tomó de las manos, mirandolo a un tiempo con ternura y una suplica velada en sus ojos esmeraldas.
-¿No vas a arrepentirte después, vida mía?
-Siempre tan cursi- Cinco rodó los ojos antes de liberarse de las manos de Klaus para tomarlo del rostro y besarlo en los labios.
Si iban a empezar una vida de fugitivos, tendrían que recuperar energía y descansar. Después podrían viajar a donde quisieran.
El mundo no dejaría de existir más adelante, porque Vanya ya no estaba.
Había sido un precio muy alto por la seguridad de la tierra, pero Cinco lo repetiría cien veces si con ello evitaba la horrenda visión pesadillesca de sus hermanos muertos en el apocalipsis.
Ver a Klaus adulto sepultado por una pila de escombros, lo había trastornado a niveles inimaginables.
Al final había manipulado a Klaus para obtener lo que quería.
.
Y había funcionado.Pero ya no había nada qué temer. Eran libres de elegir su propio futuro.
Cualquiera era bueno, siempre y cuando estuvieran juntos.
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Daño colateral.
FanfictionCinco está dispuesto a enfrentar esta vez a su padre, pero no lo hará solo. The Umbrella Academy. [KlausxCinco]