Agatha

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Corrío todo lo rápido que pudo por los callejones del puerto, escuchó los gritos del pirata a lo lejos pero no le importó.

Solo paró a tomar aire cuando llegó a una zona más segura, donde amarraban los barcos del rey. Su pecho ardía de la carrera pero su piel aún se estremecía por el recuerdo del pirata.

Auradon había cambiado en pocos años, con la entrada de la población de la isla, el reino se había vuelto más heterogéneo. Ahora existían luces y sombras, héroes y villanos vivian en una frágil pero duradera armonía, existían conflictos pero eran leves.

Agatha tras tomar aire comenzó su camino de vuelta a casa, no sin antes pasar a ver a Evie, se habían hecho muy amigas en la academia, hacia algunos años.

La tienda de Evie era hermosa, llena de vestidos espectaculares, en el mostrador estaba Dizzy, la ayudante de Evie, la pequeña niña de la isla ya tenía 16 años y estaba decidida a ser diseñadora.

- Buenos días Dizzy, ¿Qué tal estás hoy?

- ¡Princesa Agatha! - la adolescente sonrió- Tú vestido para el baile estará terminado el miércoles.

- No, tranquila, no vengo para eso, ¿está Evie por aquí?

- En su despacho - señaló despreocupadamente con su enorme pluma rosa mientras ojeaba un cuaderno y comía lo que parecían ser gominolas.

- ¡Gracias! Y por cierto, te tengo dicho que me llames solo Agatha - le dijo en tono cariñoso mientras cogía una de las gominolas y se la metía en la boca.

Tal como Dizzy había dicho, Evie se encontraba en su despacho, revoloteando de un lado a otro con telas y adornos.

- ¡Manzanita! - Evie corrió a abrazarla. - ¿Cómo estas hoy? - Evie se detuvo a mirarla - ¿Y de dónde vienes?

Evie reconocía ese conjunto d ropa que Agatha llevaba puesto, ella misma lo había diseñando, algo para salir de la rutina, le pidió Agatha. Era un conjunto formado por un top de cuero, una falda de tela vaquera asimétrica, con distintos tonos desgastados, y una chaqueta a juego. Alejado del estilo de las princesas pero sin llegar a ser del estilo de los villanos.

- Solo he estado dando un paseo por los muelles...

Agatha rodeó el escritorio y se sentó en uno de los sillones que había junto al ventanal de forma despreocupada.

- ¿Por cuáles? Dime qué no has estado husmeando por la zona pirata.

Agatha evitó su mirada mirando hacia el ventanal, había pájaros fuera que la miraban con curiosidad.

- Sí lo has hecho, ¡Estas loca! ¿Que pensarían tus padres?

- Mis padres solo ven lo que quieren ver, no se habrán percatado siquiera de mi salida. Blancanieves y el Príncipe encantador están demasiado ocupados viviendo su aburrida vida de cuento de hadas para pensar que yo pueda estar haciendo algo indebido.

- Manzanita...

- Es cierto Evie, me asfixio en su mundo perfecto, yo no puedo ser como mi madre, una niña bobalicona que soñaba con que su príncipe la rescatara.

Agatha echó la cabeza hacia atrás en el sillón, solo de pensar en otro té con las princesas le daban ganas de embarcarse en la tripulación de Uma.

- Debes tener cuidado por allí, los piratas no son de fiar y menos si ven que no eres uno de ellos, puede ser peligroso.

En ese momento la joven levantó la cabeza y con un moviendo rápido lanzó la daga que se clavó en la cabeza de un maniquí dejando boquiabierta a su amiga.

- Creo que puedo arreglarmelas.

- Pagarás eso.

Y ambas se echaron a reír.

Hook Me - EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora