Agatha es la segunda hija de Blancanieves y el príncipe Florian, su vida le resulta aburrida y tediosa, su madre quiere que sea como ella, una princesa aburrida y encantadora. Lo que ella no sabe es que por las noches su dulce princesita escapa hast...
Agatha dormía profundamente cuando su madre irrumpió en su habitación, abriendo las cortinas y las ventanas dejando el sol entrar junto el sonido de los pájaros que revoloteaban a su alrededor.
- Ya ha salido el sol, mi manzanita. Es hora de despertar. - Canturreó Blancanieves.
Agatha puso un cojín sobre su cabeza a modo de protesta.
- Vamos querida, tenemos compromisos.
- Dirás, tienes compromisos, tu eres la reina no yo. - Protestó Agatha escondiéndose bajo las sábanas.
- ¡Agatha! Como princesa es tu deber atender los compromisos y aprender los protocolos pertinentes, ya lo sabes, hoy debemos ir al castillo, la reina madre nos espera para que la ayudemos a ultimar los preparativos del baile.
Con un gesto la reina indico a los pájaros que levantarán las sábanas.
- ¿Pero que caraj...?
- ¡Shhh, una princesa no usa malas palabras pastelito! Vístete te esperamos abajo con el desayuno. Tienes 20 minutos.
Y acto seguido salió del cuarto cerrando la puerta los pájaros dejaron a un lado las sábanas y salieron por la ventana.
- ¡Esto es surrealista! - exclamó la chica al aire.
No tuvo más remedio que levantarse y tras ir al baño, eligió un bonito vestido negro, con flores bordadas y muy escotado, su madre lo odiaría. Sería su pequeña venganza. Sin embargo no salió como esperaba, al mirarse al espejo con el vestido puesto se quedó boquiabierta.
Su cuello, estaba cubierto de manchas oscuras e incluso marcas de dientes que también se distribuían a lo largo de sus hombros y pecho aunque en menor medida.
- Maldita sea...Voy a matar a ese pirata.
-¿Estas lista ya manzanita? - Oyó a su madre llemarla.
- Harry me las va a pagar. - murmuró para sí - ¡Aún no mamá, enseguida bajo!
Se dispuso a abrir su armario en busca de algo que tapara sus marcas, rebuscando lo encontró, un vestido que su madre le había comprado pero que ella no se había puesto porque, bueno...no era su estilo.
Tras cambiarse el vestido se miró al espejo, las marcas estaban cubiertas por el recatado vestido amarillo, de cuello alto y mangas abombadas, era bonito pero demasiado tapado para su gusto pero era justo lo que necesitaba en ese momento. Completó el conjunto con unas sandalias simples de esparto y se dirigió al comedor.
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- ¡Manzanita, estás preciosa! ¿Verdad que está preciosa, Florian?
Exclamó su madre mientras su padre no levantaba la vista de los documentos que ojeaba mientras tomaba su café, Agatha se sentó junto a él y comenzó a comer, lo cierro es que estaba hambrienta.
Su madre revoloteaban por la casa con Lily, la mujer que se encargaba de la casa, la estancia de madre también estaba siendo un calvario para ella.
