Agatha es la segunda hija de Blancanieves y el príncipe Florian, su vida le resulta aburrida y tediosa, su madre quiere que sea como ella, una princesa aburrida y encantadora. Lo que ella no sabe es que por las noches su dulce princesita escapa hast...
Tras desayunar con con Evey y Doug, ambas se dirigieron a la tienda de Evey, ella le había dejado algo de ropa para que se cambiara, además de que Agatha pudo darse una ducha.
Apenas quedaban un par de días para el baile y Evy estaba desbordada, debía terminar todos los vestidos. Para cuando llegaron Dizzy ya estaba allí, había preparado las citas y pedidos del día.
- Madre mia Dizzy, ¡eres la mejor! - Evy abrazó a la chica, sin duda era extraordinaria- Bien, hay que ponerse manos a la obra, t ego que terminar un par de vestidos, avísame cuando empiecen a llegar las citas, hoy tenemos mucho trabajo.
- A la orden. - Dizzy hizo un saludo militar muy gracioso.- Por cierto, ha llamado la señora La Bouff, vendrá hoy a recoger el vestido...
- Puff... Esperemos que le guste.
- ¿Quién es la señora La Bouff? - preguntó Agatha.
Dizzy hizo aspavientos con las manos.
- Pues una señora ricachona que nos mandó las medidas y nos dijo que le hicieramos un vestido.
- Sí, y es bastante estresante, porque vive en Nueva Orleans, y no ha venido ni una sola vez, imagínate que no le gusta el vestido. - Evy estaba nerviosa.
- Seguro que sí, sois las mejores diseñadoras del reino.
- Eso espero, bien, es hora de trabajar.
Agatha estuvo ayudando a Evy en lo que pudo hasta que llegó su madre y fue su turno de probarse su vestido.
- ¡Aghata! Me tenías tan preocupada, Manzanita. Ya me explicaron los guardias que fue una confusión, tu padre estaba muy preocupado quiere verte en cuanto terminemos aquí.
Blancanieves entró en la tienda como un vendaval y abrazo efusivamente a su hija, el rey quería una audiencia... Eso no podía ser bueno.
- Majestad, me complace tenerla en mi tienda, si gusta podemos empezar. - Intervino Evy y las condujo hasta la zona de prueba.
Evy entró con Agatha al probador para ayudarla a ponerse el vestido, puso mala cara cuando vió el cuello de la chica, y se sacó un frasquito del bolsillo, al poner la crema en la piel de la chica las marcas desaparecieron. Agatha estaba impresionada.
- Magia. Un truquito de mi madre, quédatelo, pero procura que te dure. - Evy le guiño el ojo.
- ¿Crees que mi padre sabe algo? - Agatha estaba preocupada.
- No lo creo, pero no es tonto, debe sospechar algo, debes estar tranquila cuando hables con él, respuestas fáciles y cortas.
- Gracias Evy. - la chica la abrazó.
Evy miro a su amiga de arriba a abajo.
- Bien, estas lista. Salgamos.
El vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo, era hermoso, de color negro, con una falda amplia y larga que se abría hasta la mitad de su muslo derecho, la tela era estampada con rosas rojas y rosas.
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