AU| El Príncipe Michael de Eldoria está comprometido en sagrado matrimonio con el Príncipe William de Astoria desde que nacieron, pero a ninguno de los dos le agradó la idea.
17.06.2024
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El jardín, una extensión majestuosa de verdes prados salpicados de rosales en flor, estaba iluminado por la luz dorada del atardecer. Fuentes de mármol, esculpidas con figuras, lanzaban chorros de agua que caían con un sonido relajante, contrastando con el tumulto de el príncipe de Astoria.
El joven William, de apenas doce años, vociferaba en susurros, expresando su indignación mientras recorría el amplio jardín del castillo de lado a lado. Su rostro, contorsionado por la ira. Apretaba los puños con fuerza, sus nudillos blanqueando por la presión.
—¡No tengo intención de regresar! .-exclamó Will con vehemencia, su voz temblando ligeramente por la furia contenida.
Jane, su mejor amiga, lo observaba con preocupación. Era la hija de uno de los guerreros más valientes del reino, su porte altivo y su mirada penetrante eran herencia de su noble linaje. Con paso firme, se acercó a Will, quien seguía moviéndose nerviosamente.
—¿Tan terrible fue? .-inquirió Jane, con su voz suave.
Will se detuvo abruptamente, clavando sus ojos en los de Jane.—¡Ese niño me mordió el brazo! .-exclamó, levantando la manga de su camisa de lino para mostrar su piel—. ¡Es un salvaje, Jane!
Jane frunció el ceño, su mirada recorriendo el brazo del joven castaño. Ya no se hallaba en él la marca que ostentaba en su primera aparición después del viaje, sin embargo, Will persistía en mostrar su brazo limpio.
—No puedo creer que un príncipe sea capaz de tal comportamiento..- dijo ella con tono de reprobación.
—No puedo creer que deba casarme con él .-replicó Will, su voz un susurro tenso y lleno de confusión—. ¡No somos salvajes ni bárbaros!
—¿Qué tal si cambió? .-sugirió ella.
—Lo dudo profundamente. Ese niño es un ser egoísta, presumido, agresivo e irrespetuoso.
—¿Y en todo el verano no pudieron llevarse bien ni un solo día? .-preguntó Jane con cierta incredulidad.
—¡No! Fue un auténtico infierno pasar todos los días con él. Horrible. Ni siquiera se dignó a prestarme sus juguetes. Y cuando venga aquí, tampoco le compartiré los míos .-dijo Will, cruzando los brazos.
— Bien hecho.
— ¿Sabes qué es lo peor? Que debo ir allí otra vez. Le correspondía a él viajar a mi reino, y se negó. Me dejó toda la responsabilidad a mí. -dijo Will, señalando su pecho con indignación.— Niño irrespetuoso..
