AU| El Príncipe Michael de Eldoria está comprometido en sagrado matrimonio con el Príncipe William de Astoria desde que nacieron, pero a ninguno de los dos le agradó la idea.
17.06.2024
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En el hipódromo de Eldoria, el aire vibraba con la emoción de la multitud que se congregaba para presenciar la carrera más esperada. Los nobles vestidos con sus mejores galas llenaban las gradas, mientras los caballos se alineaban en la pista, sus crines ondeando con el viento. Entre los espectadores se encontraban dos jóvenes príncipes: William y Michael.
William, con el ceño fruncido, miraba a la pista intentando ignorar la presencia de Michael a su lado. Michael, por su parte, mantenía una expresión de indiferencia. Las cosas no han cambiado aunque hubiesen pasado años.
— Así que.. ¿quién cree que ganará esta vez?.-preguntó Nancy a un costado de ellos. —¿Michael?
Antes de que Will hablaran, sin apartar la vista de la pista.— Supongo que apoyará a algún corcel de segunda clase, como siempre lo hace.
Michael se enderezó en su asiento. —Pues, sin duda, yo apuesto por Dumpling. Es un corcel rápido y ágil, a diferencia de ese voluminoso caballo que vuestra alteza siempre prefiere.
— Relámpago no es voluminoso.- replicó con indignación—. Es un caballo robusto y de noble porte.
— Es gordo.
— Eso es porque se le alimenta bien; en cambio, el suyo apenas tiene carne sobre los huesos .-replicó el príncipe William, apretando los dientes.
— No diría yo tal cosa. Mi corcel posee piernas ágiles y rápidas .-contradijo Michael.— Él ganará.
Nancy rueda los ojos, está cansada de escuchar la disputa entre los dos príncipes desde el desayuno, pero agradece al menos que discutan de manera civilizada y no se enfrenten como animales.
— Dudo mucho que usted pueda discernir si un caballo es un ganador o no .-objetó William.
— Le aseguro que sé mucho sobre el tema, paso gran parte de mi tiempo en compañía de Dustin, cuidando caballos. El que parece no tener conocimiento al respecto es usted.- replicó Michael.
La conversación atrajo la atención de algunos nobles cercanos, que se inclinaban discretamente para escuchar el intercambio entre los príncipes. La princesa Nancy fingió toser mientras ocultaba su rostro tras su elegante abanico.
— Caballeros..- dijo Nancy con una sonrisa forzada mientras observaba a los jinetes calentar a los caballos en la pista—. Ya no son niños de once años, por favor. Mostremos un poco de decoro.
Tener catorce no es mucha diferencia, ambos siguen comportándose con la misma inmadurez de antaño, siendo tan infantiles como cuando tenían once.
