Capítulo 11

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Sale terriblemente enfadada de la habitación en donde esta Namor. Su mente tiene un gran conflicto moral y el aroma  pegado a su ropa le sofocan.

Las pastillas no durarían lo suficiente para controlar su olfato y sus impulsos. De hecho la dosis que se había administrado con anterioridad estaban a punto de acabarse.

Así que grita de ira por ser débil, empuja las cosas y estás se rompen al contacto de la
pared, parte los muebles sabiendo que seguramente algunos guardias se preguntaran
que estará haciendo.

—¡Mierda!— grita con el dolor del conflicto moral, su corazón late por ello y quiere arrancarse la piel, el maldito olor se ha pegado incluso más allá de poder limpiarlo con
una simple ducha.

—Te odio, te odio, ¡te odio maldita sea!— respira uniformemente mientras siente como su cuerpo se sobrecalienta, realmente está a punto de entra a su ciclo, tan desagradable y horrible momento para desear aparearse.

Ni siquiera quiere a otro omega ni incluso a un beta cerca de ella. No quiere tocar a
nadie, ni a si misma.

No es mejor que ir y derrumbarse en el mar de proyectos que hay en su laboratorio, pero sabe que es el único lugar que se siente segura y con paz. Ahora mismo su cuarto parece como si haya pasado un desastre.

—Tienes que calmarte, vamos solo es un simple omega— repite tratando de tranquilizarse a sí misma, no es muy efectivo porque su mente viaja directamente a
los recuerdos de Namor y su vulnerabilidad.

—Maldita sea—dice jalando su cabello en un acto de desesperación, si sigue en ese
camino se lastimara.

Suelta su cabello y se pasa las manos por la cara tratando de
calmarse lentamente, inhala y exhala.

—Calma, calma, calma— dice a si misma, mira el reloj en su muñeca y nota los niveles
altos de los latidos de su corazón y como sus pastillas están a punto de disolverse.

Debe esperar solo un poco más antes de que vuelva a administrarse la siguiente dosis, ha
hecho esto muchas veces, evitando a toda costa aparearse con alguien en particular.

Ella no quiere a nadie, incluso si es su pareja destinada. Incluso si corazón se aprieta cada vez que recuerda el odio y el rechazo ante Namor, incluso si tiene que mostrar una personalidad aún rencorosa con el hombre, aún no puede perdonarle, aún no puede quitarse ese dolor y sin embargo...

Y sin embargo, ahora mismo su cuerpo requiere con urgencia la presencia del omega.

El sobrecalentamiento se expande entre su vientre y su ingle, las feromonas en la ropa le vuelve loca y piensa horriblemente en arrastrarse al cuarto de Namor y obtener su
alivio, pero, no está dispuesta a hacer eso, tiene suficiente autocontrol almacenado
para sacudir su cabeza y eliminar esos pensamientos.

—¿Qué debo hacer hermano?— pregunta al aire, sabe que nadie le responderá aunquw es menos que nada, aún necesita una guía, una salida, una solución.

El silencio es estremecedor, aprieta su manos tratando de apaciguar su ira mientras su cuerpo se prepara para la elevación de su temperatura, no durará demasiado si planea administrar la  nueva dosis y evitar que ella misma se vuelva vulnerable e irracional.

No se perdonaría verse de esa manera por cualquiera.

Entonces inhala una última vez y se tranquiliza, camina apretando su vientre directamente a su cama y se recuesta, se quita los zapatos mientras presiona la cara en el olor estéril de sabanas limpias que le hace enfurecer, el aroma brinda un alivio no invitado pero que hace su alfa interior se tranquilice, al menos.

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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