Capítulo 7

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—Con esto evitaremos un vínculo, no quiero darte una mordedura. No voy a unirme a ti pero te ayudaré a superar esto porque soy la única persona que puede hacerlo—dijo el alfa en la habitación.

No quiere hacerlo, ella no lo quiere aquí. 

—¿Cómo  vas ayudarme si no quieres tocarme?—Pregunta alarmado, la presión del collar le incomoda, esta apretado aunque está alconchonado por dentro no significa  que no le duela.

—Tienes que tocarme, ¡tienes que marcarme!— Gatea hasta encontrar el rostro de Shuri y poder besarlo,— te necesito y te quiero solo a tí.

Ella voltea su rostro antes de que él pueda besarla.  Entonces su propio rostro se hunde en el hueco del cuello de Shuri, se pega a las sábanas y puede oler su aroma pero la necesidad sigue ahí. Ella nuevamente  está rechazando sus instintos, como algo anormal.

—¿¡Por qué no reaccionas a mí!?

Sus lágrimas se desbordan por toda su cara, el calor no hace que toda la situación  sea agradable, el dolor y la incomodidad  en toda la parte baja de su cuerpo solo hace que se sienta más angustiado.

—¿¡Por qué simplemente no puedes quererme!?— dice llorando.  

Los brazos se envuelven lentamente en su espalda, frotan arriba y abajo.

Y hay un poco de esperanza.

Pues  por fin, ella lo está tocando, así que suelta sus feromonas  para encantar al joven alfa, pero ella no reacciona a las hormonas, al calor. Ella es un alfa, es joven y se supone que tiene  que estar en ese momento follandolo, desesperadamente y sin parar. Ella no hace nada de eso, solo se queda abrazandolo, como si no pudiera oler, como si no lo supiera. 

—Te he puesto ese collar para que ningún alfa  entre, enloquesca y te muerda—explica masajeando su espalda cuidadosamente, —eso me incluye a mi. Puedo olerte, por supuesto que puedo, pero no quiero aparearme contigo, no puedo.

  Y sus manos se detienen.

Su respiración se vuelve a acelerar, ella parece querer alejarse de él, siempre a querido hacer eso. Escaparse y dejarlo solo, con dolor, con miedo y sufrimiento.  Shuri se levanta despegándose de él, lo aparta cuidadosamente dejándolo acostado en la cama.

—No puedo pararlo ahora que ha comenzado, así  que tendrás que esperar  unas cuantas horas. Cuando eso suceda te administraré esto— señala una jeringa junto con un frasco de algún  medicamento.

Un Medicamento...

—¿Que es eso?— Pregunta mirando con incertidumbre el frasco que ella señala. 

—Es algo que te ayudará, pondré fin a tu calor por lo que este durara máximo un día, estarás aquí mientras eso ocurre. Después podrás irte— dice simplemente como si con cada palabra no lo lastimara.

Ella lo está matando.

Va a para su calor, va a aniquilar un momento biológico único y necesario. Realmente  no debe quererlo si ella le va a hacer algo como eso.

—¿Realmente soy tan horrible para ti?– Grita con ira y dolor, —¿acaso soy tan feo?, ¿¡soy tan desagradable a tus ojos que no quieras aparearte conmigo!?

—No es eso simplemente–, y le interrumpe, porque no quiere oír más mentiras, más excusas. Las cosas son así y no quiere cambiar de parecer.

Su mente vaga a una razón que puede ser equivocada.

—Hay alguien más, ¿verdad?—Acusa y su dolor se filtra por toda la habitación, todo se vuelve amargo, su lubricante continúa y la incomodidad se aloja por todo su cuerpo. Los celos también se alojan en su alma.

—¿Conociste a otro omega acaso?" La mira con preocupación —¿lo hiciste verdad?

Espera cuidadosamente, pero aún así le dolería una respuesta afirmativa  a a su pregunta.

—No seas tonto, no hay nadie— dice tratando de tranquilizarlo, nota como su postura cambia a una defensiva, lista para atacar si decide que sus celos influyen mucho en él.

—Entonces, ¿¡por qué  no me quieres contigo!?—pregunta un poco enojado y celoso, no puede entender el motivo.

El ceño fruncido en su mirada le provoca un escalofrío, —no tienes ningún derecho a gritarme nada.

—Dame una respuesta, ¿por qué?

La temperatura aún es alta, su cerebro puede hacer oraciones, ha tenido práctica por décadas para que no se descontrole, pero es difícil cuando un alfa joven se pone frente a su nariz, Shuri es demasiada atractiva para ignorarlo. Si los papeles fuesen invertidos la hubiera atrapado para que jamás se alejara. Ella no hace eso.

Sinceramente sabia la respuesta, pero no quería sentir que esa era la razón. No lo perdonaría ni lo olvidara jamás.

—La mataste, mataste a lo único que me quedaba de mi familia. Mataste mi alma cuando ella se fue, ibas a matar a mi pueblo y a una niña. ¡A una niña!

La voz es profunda y aterradora, su omega interior de pronto le grita un pensamiento. Corre o ella te matará. 

—Lo hice para que me miraras, para que no tuvieras distracciones en tu propósito, para que fueras el líder de tu pueblo y decidieras sabiamente. ¡Era tu lugar estar en el trono conmigo!— Intenta explicar lo obvio pero no quiere escucharlo.

—¡No tenías que matarla!

Una lámpara es tirada de la mesa, los fragmentos  del foco se alojan en el piso alejado de la cama.

 —Pudiste hacer cualquier cosa en vez de eso, sin embargo  tu...

—¡No querías escucharme, tu pueblo me obligó a hacer eso! Tu madre no iba a permitirme estar cerca tuyo, hice lo que debía de hacer.

No esperaba lo rápido que podría moverse, de pronto tenía el cuerpo de Shuri encima de él, su mano presionaba su cuello, lo hacía demasiado fuerte para considerarse algún concepto de amor.

—Tienes razón en una cosa, no se puede confiar en los extranjeros, ellos matan todo lo que tocan, traen  destruccion y se lo llevan todo—su voz le provoca escalofríos, uno horrible. 

En su vida jamás ha sentido miedo a algo, ha vivido lo suficiente  para ver los terrores del ser humano y su sociedad para ser inmune a sus amenazas. Pero por primera vez siente miedo, del tipo que no te deja respirar y la certeza de su vida está en peligro le inunda la cabeza. Una presa que ve cara a cara a su depredador, cuando se ve los dientes y la sangre que sale de su boca y sabe con certeza que el será lo que comerá después. Es ese sentimiento, horrible y que nunca antes había sentido. Lo odia completamente, odia como hace que su garganta se apriete y su respiración se acelere.

—¡No soy como ellos! Te di a elegir sobre lo que querías hacer, deciste quedarte con ellos, decidiste proteger a una niña que no es tuya— la mano aún se aprieta en su garganta, no puede respirar. 

—¡Callate! Cierra tu maldita boca. No hables, no digas nada o está vez no tendré lástima de ti— el enojo es evidente, —te llevaste todo Namor, y no puedo perdonarte por eso— dice mirándolo. 

Lo suelta e inhala todo el aire, tose en consecuencia. Lo iba hacer, ella definitivamente  iba a matarlo.

Se aleja nuevamente, —veo que tienes un control de tu cuerpo. Muy pronto podré administrarte el medicamento, hasta entonces— y ella se retira de la habitación.

Su cuerpo tiene un control, si, pero no quiere decir que no esté sufriendo, todo  se siente horrible. Puede soportar su rechazo, sin embargo es este nuevo,  reaccionó mal cuando vio la ira en los ojos de ella, las sensación fantasma y el dolor en su cuello es cómplice de eso. La Correa no brinda  seguridad, es solo el significado de que no lo quieren, nisiquiera cerca.

—No, por favor...— trata de alcanzarla pero se ha ido, no puede levantarse sin la consecuencia de mojar el piso, — no te vayas, ¡no me dejes solo! —Grita con todas sus fuerzas, los pulmones expulsan todo su aire y su garganta arde por ello —no te vayas, alfa por favor, no me dejes... 



Amor, amor, amor y .... sufrimiento.


Te adoraria aunque tú no me quisieras. [Namor X Shuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora