Capítulo 9

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—También lloro la pérdida, princesa—  dice con la mirada aún fija en ella.

 En ese momento logra hacer que su cuerpo se estremezca con esas palabras, esta claro que ella no había pensado sobre ello. Su boca se abre y se cierra  para tratar de responder algo, no las encuentra.

—Mis hijas murieron por culpa de alguien que te juró lealtad— dice con una ira que no sabía que contenía, que no sabía que estaba ahí, —¿¡por qué siquiera no recuerdas eso!?— La voz de pronto se rompió, las lágrimas se derraman sin que él mismo pueda atraparlas.

El silencio se esparce a través del viento que la ventana proporciona. Ella no sabe que decir, puede ver como el conflicto llena su cabeza, el temblor en sus manos y el pellizco  en sus dedos.  Pero está  tan enojado de llevar siempre la culpa, de ser el villano de esta historia, esta cansado de creer que este alfa entendería que no hay ni buenos ni malos. 

—Tus manos están bañadas de sangre tanto como las mías. Tú solamente  ves como esa sangre se desborda de mis manos, ¿pero las tuyas?—Aprieta las sabanas que envuelven su cuerpo, el dolor en su corazón es sofocante al punto de sentir como su pecho se aprieta, ¿por qué simplemente  no pueden amarse?

—No puedo decir que tu madre merecía morir, pero, ella tenía claro sus prioridades. No quería que estuviera cerca de ti— y era verdad, ciertamente  no estaba en sus planes asesinar a la Reina, simplemente  quería que le apoyaran en su causa, eventualmente, tenía que haber un sacrificio. La muerte del científico era un precio a pagar.

—Las tuyas también  estaban puestas en la mesa, ¡protegiste  a una niña que no es tuya! Mataste a mis hijos por su culpa, no te vez arrepentida.  Y sin embargo  yo cargo con el odio constante de haber asesinado a la Reina— el sonido de su ira burbujea y no quiere oír lo que tenga Shuri que decir, pero aún así.  Pero aún así, la ama. La ama más que nada en este mundo.

—Quiero que salgas del palacio lo más pronto posible, no puedes estar más aquí—es lo único que responde ella frunciendo el ceño.

No tiene el derecho a estar enojada, tampoco lo es él.  Sus lágrimas que caen en las sabanas y el rastro de las anteriores son un claro ejemplo del dolor que carga. Ha pasado en los últimos  tantas cosa mucho mayores de lo que en décadas había sentido, es el precio de amar a alguien mucho más joven que él, no puede decir que es mejor porque no lo es.

El peso de la mirada que siente de la mujer que aún está sentada le hace sentir aún peor.

En un impulso  de agonía, le grita las palabras que siempre ha sentido y dicho, probablemente  para hacerle ver su punto.

—¡Te amo! Te amo más que nada en este mundo, ¿¡por qué no puedes verlo!?— Grita para que pueda ver el dolor, la sorpresa en el rostro lo hace sentir horrible, ella debía de saberlo.

 —Vine aquí esperando que me ayudaras, pero no de esa manera— aprieta su vientre sintiéndose traicionado y sucio.

—No puedo darte las gracias porque  no estoy agradecido— su corazón late como si quisiera salirse, su garganta arde y aprieta. Sus sollozos se escuchan por toda la habitación, sus palabras parecen no tener ningún efecto  en ella, lo cual es doloroso de ver, ha fallado como omega si no puede hacer que el alfa lo ame. 

Entonces al no ver ninguna respuesta  o movimiento decide cortarlo de raíz, lo cual es hipócrita  porque sabe que esos sentimientos  están ahí y siempre lo estarán, para toda la eternidad.

—Así que si el rechazo es lo único que conseguiré siempre que vuelva a ti, tal vez debería de dejar de intentarlo— dice finalmente.

—Pero no puedo asegurarte que dejaré  de amarte— dice sinceramente, —¿me llegarías a  amar incluso si yo ya no te amo?— Susurra para que no le escuche, pero sabe que ella lo hizo. Ve como la garganta se aprieta y puede notar solo un poquito de tristeza en sus ojos. 

—No— oye decir a Shuri y cree que probablemente  lo único que debería sentir es odio hacia ella. No lo hace.

Sonríe por la respuesta  que sabía que diría, era tan predecible y fácil de  adivinar. Es una sonrisa  triste que no llega a sus ojos, rojos por tanto llorar, el rostro de Shuri siempre serio aunque por un segundo puede ver un poco de vacilación.

—Esta bien— agrega, ya no sabe que más hacer.

—Me iré  una vez que sienta que puedo hacerlo. Agradeceré  al Rey por la hospitalidad que me ha dado, por la seguridad  y por permitirme verte una vez más— lo dice de verdad, él lo siente desde lo más profundo  de su corazón, aún si lo único que recibe es una mueca de disgusto. 

—Te ofrezco mis mejores deseos en lo que sea que planees después de mi partida, tal vez nos veremos en mejores condiciones— ofrece para por lo menos tener algo a lo que aferrarse. Lo ha intentado todo, si no puede tener este alfa para si mismo tal vez no sea para él. Aún si la marca en su alma arde, aún si su omega sabe que debe de estar atado a ella.

Pero ahí está la esperanza, el anhelo de por lo menos quedarse como aliados, aún si con la llegada del nuevo  Rey tenga que verlo a él en lugar de su amada.

—¿Por qué estás tan desesperado por un alfa?— La voz de Shuri rompe con la poca claridad de la armonía que había construido. El tono que usa y el aroma que se filtra por su nariz le hace querer someterse. 

—¿Qué?— Pregunta un poco confundido, le ha sorprendido. 

—¿Cuál es la razón?— Ella se levanta para alejarse solo un poco de él,
—¿quieres uno para procrear, para tener seguridad, consuelo o solo como compañía?— Llega a un punto en donde ella ya está en la puerta, su mano vaga al pomo para abrirla. 

 —¿Quién te endulzó las palabras  para creer que la felicidad  estaría atada a un vínculo?—Abre la puerta pero no la cruza, —estar atrapado con la tristeza de perder algo que te completa, no creo  poder soportarlo, ¿por qué siquiera  pensarías tu en aprisionar a alguien?— Su mirada no se dirije a él, simplemente mira un punto en la pared. 

Pero cuando vuelve desearía que no lo hubiera dicho.

—La felicidad  alfa y omega es una tontería, si sigues pensando con esa obsesión tuya  terminaras decepcionado  de la respuesta constante— el omega en su interior grita, se retuerce y tal vez podría morir en ese preciso  momento. 

—Pese a que has vivido tanto tiempo y haz cambiado desde tu época, aún sigues con esa ilusión. Abre los ojos Namor, deja de lastimarte— se queda en el umbral de la puerta, él no puede hacer mucho, las palabras no salen, Shuri es demasiado cruel, para ella misma y para él. 

—¿Cuándo será el momento en que tu te des cuenta?— dice ella haciendo que su corazón dejara de latir, solo por un segundo. Apretando hasta desaparecer.

Su boca se mueve para responder la acusación, —¿cuánto tiempo debo de decir lo mismo?— Dice con  dolor en la garganta.

—Quizás hasta que lo crea— el marco de la puerta se aprieta bajo  la mano de la princesa, —le daré  tus agradecimientos  al Rey, no hay motivo  para que te quedes más de lo necesario. El collar se te ha sido quitado— su mano viaja a su cuello sin prisión, no lo había notado pero la clara falta de una mordedura ahí le hace sentir fatal. Deshonroso.

—No vuelvas a solicitar ayuda de esta forma, en tu pueblo seguramente  estarían dispuestos a ofrecerla. Wakanda no recibe extranjeros— la falta de consideración, la voz forzada y simplemente  no puede creer que es la misma mujer de la que se enamoró.





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Oye, ¡gracias por tus comentarios! Me hace tan feliz que esta historia tenga un poco de reconocimiento.

Así que quiero agradecer a el lector que en un post de Facebook, de un grupo sobre Fanfics menciono que mi historia  es considerada una verdadera obra literaria. Cuando lo leí realmente  me ánimo, lo cual inmensamente estoy feliz.

Solo quería decir eso, ustedes me hacen realmente muy feliz. ❤

Te adoraria aunque tú no me quisieras. [Namor X Shuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora