Capítulo 5

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Están entonces  ahí entre la arena y el mar, evitando que sus miradas caigan juntas, es tan doloroso que quema tan profundo. Su necesidad de que ella aceptara, se uniera a él y que jamás le abandonara.

—¿Puedes levantarte?— pregunta Shuri de repente, después de todo aún sus naciones continúan peleando.

—No, no puedo— dice en su lugar.

Es tan abrumador el hecho de que fue cruelmente rechazado que ahora solo puede  derramar  lágrimas,  que se mezclan junto al agua del mar en el que está.

—Vamos, no llores, tenemos que terminar una guerra— dice ella, pero francamente  quiere quedarse ahí, incluso si ella se va. Así que sigue retorciéndose, sollozando y derramando lágrimas, esto al alfa más joven no le parece genial.

—¿Esto es porque te rechacé? Vamos solo tienes que superarlo, encontrarás a alguien mejor que yo— ella explica, en un intento de hacerlo sentir mejor, pero ya es tarde, —no lo entiendes, ¿verdad?— dice él frunciendo el ceño.

Pero no la culpa, ella es demasiado inteligente para dejarse influir por las tradiciones, ella misma lo había dicho, ya no es solo por el bien de su pueblo, ella realmente  no quiere estar con él.

—¿Qué hay que entender?" Pregunta  ella.

—Estamos destinados, eres mi pareja destinada, ¡se supone que debemos estar juntos!— grita frustrado, porque esto no es lo que se supone que debe pasar, rogar por atención y amor. Se supone que así no eran las cosas, su madre le había contado una versión diferente  de cómo  sucedería.

—Y sin embargo estas aquí  rechazandome, ¿¡sabes cuánto tiempo he esperado por tí!?— vuelve a gritar.

Ha visto pasar demasiadas personas. Por años, y  décadas. Tantos calores, ha estado solo demasiado tiempo.

—Namor tienes que calmarte, te vas a lastimar— Shuri trata de calmarlo, pero, el daño ya está hecho.

—¡No me digas que me calme!, he esperado por tí desde hace miles de años, he rechazado a demasiados  alfas por eso, ¡me he quedado solo por ti!— Solloza más fuerte que antes. Las lágrimas son más pronunciadas  y notables, estas se derraman por su rostro, su aroma es obviamente  apagado y húmedo.

—Entonces tal vez no debiste de rechazarlos— dice Shuri tan simplemente, —Namor, solo tienes que encontrar a alguien más. Ya te lo dije no soy alfa tradicional y francamente no creo jamás formar parte de un vínculo con nadie.

  Pero parece que ella es demasiado terca para aceptar, no fue bueno después de todo llevar a cabo una guerra y matar a la reina por un poco de atención de aquel alfa. 

—Es así de fácil  para ti, ¿no? Moriré alfa, somos destinados y me rechazaste,  me sorprende que no te sucediera pero para mi todo mi cuerpo arde.  Moriré  con cada segundo que pasa— dice mirándole a los ojos.
Los seres destinados están unidos para siempre a ese alguien,  para toda su vida. Un omega con pareja destinada, cuyo alfa es asesinado  o este le rechazada jamás podrá emparejarse con otro, eso lo mataría.

Shuri parece querer  decir algo pero el sonido de una explosión  los distrae, Talokan sigue teniendo una guerra contra Wakanda. —Debemos volver— señala Shuri, él asiente aunque no quiera irse, quiere quedarse con ella, por un solo momento más, no obstante no se puede hacer nada cuando las cosas ya están mal.

Es ahí cuando se levanta, se sostiene un costado, sus costillas probablemente  estén rotas, aunque para sus años de experiencia él puede soportar el dolor, al menos el físico hasta llegar a las profundidades  de su pueblo, —¿quieres que te ayude?— agrega Shuri mirándolo con lástima y preocupación.

—No, si te acercas más a mi, mi cuerpo reaccionara de otra manera—  dice simplemente, ahora mismo no quería ningún calor, no cuando el único alfa que podía ayudarle estaba compensado a no hacerlo.

Ella entonces retrocede, lo más alejado de él, su omega interior sigue gritando por la atención de su pareja, pero su cerebro racional lo mantiene prisionero, probablemente  hasta la eternidad.

Ambos buscan la forma de mencionar que ambos pueblos están en paz, en un tipo de alianza, por lo menos hasta que los Americanos llegaran a invadir alguno de los pueblos repletos de Vibranium. El pueblo de Wakanda lo mira con una cierta hostilidad, jamás van a perdonarle la inundación y la muerte de su reina, parece ser que ellos están dispuesto de incluso matarle para obtener venganza por todo el daño que él les hizo.

Su propia gente lo mira con preocupación, Namora corre inmediatamente a socorrer, lo ayuda a no caer, mientras lo colocan frente a Shuri, aquí se despedirán. Se miaran brevemente, le regala una sonrisa herida, sus lágrimas podrían desbordarse pero no hay mar que las cubra; Shuri le brinda un ceño fruncido y una mirada mordaz, esta claro que ella no lo quiere cerca, no mientras exista esa herida que le ha provocado.

—Lo siento— murmura, Namora frunce el ceño en consecuencia, Shuri no dice nada, no hay mucho que decir. —Si necesitas ayuda, puedes llamar y vendré a ayudarte— le ofrece de nuevo la caracola, cree que ella no lo llamará pero sus esperanzas se niegan a abandonar su cuerpo. Shuri acepta la caracola, sus manos se rozan por un segundo y cree cer como la respiración  se acelera en Shuri, pero rápidamente  le arrebata el objeto y se aleja con su pueblo.

Ellos hacen lo mismo, e sumergen nuevamente al mar, todos y cada uno de sus hijos le sigue, debe de ir al centro médico lo más pronto posible para curar aquellas costilla y moretones que adornan su cuerpo. 

Una vez llegan a Talokan los médicos inmediatamente  lo revisan, no son graves las heridas pero las quemaduras hacen que el contacto con el agua arda, los médicos le recomiendan  algunos vendajes y ungüentos para el dolor, pero lo que realmente  siente es otra clase de dolor, algo que con medicamentos  no se puede quitar.

—Estas pensando otra vez en ella, ¿verdad?—Namora pregunta mientras lo observa pintar una representación  de él mismo y la Pantera Negra.

—Mi querido K'uk'ulkan, has estado lastimandote con su presencia— señala ella con la voz más calmada que puede tener, ella no es un alfa, ni omega, es una beta con una actitud  feroz y una amabilidad inigualable, ella seria perfecta para cualquier persona, pero no lo es para él.

—Ella nisiquiera reaccionó  a ti, ella te está  matando, mi rey, morirás por su terquedad— gruñe ella, y no puede culparla, ella esta realmente  preocupada por su muerte. Pero no cree que sea posible morir así sin más, ha vivido tanto tiempo no puede morir por un alfa que lo ha rechazado.

—Mi querida hija, no moriré por ella, si acaso muero será  por proteger a Talokan de las personas del exterior, un alfa no puede hacer que mi objetivo  cambie—se levanta de donde estaba pintando para colocar sus pinturas en la mesa, camina hacia Namora y le da un pequño beso en la frente, — mi dulce niña, aprecio tu preocupación, pero no tienes porque sentirte así, no me iré.

Y puede ver como el rostro de Namora también se llena de lágrimas, es ahí donde su instinto maternal le hace querer expulsar todo  el aroma tranquilizador para calmarla.

—¿Por qué lloras entonces?— Ella pregunta. No se había dado cuenta que también su rostro lo adorna lágrimas.

—Ella simplemente  no me quiso— confiesa tan lastimosamente, —le di todo de mi, le enseñé Talokan, le propuse de la manera más propia que se uniera a mi, que ambos debemos de estar juntos y sin embargo..

—Ella aún así no quiso venir con nosotros—completó  Namora.

—Así es mi niña, no hay nadie más a mi lado, y parece ser que jamás lo habrá— sonrie por eso.

Namora lo abraza en consecuencia y él acepta ese abrazo sin dudar.


Te adoraria aunque tú no me quisieras. [Namor X Shuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora