XXXIII. Consejos

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Elise declaró oficialmente que Shisui era un pervertido.

Y uno grande.

No es como si fuese muy notorio al principio porque lo descartó como juego de niños y todo eso, pero el actual Shisui que dormía abrazándola se encontraba amasando sus pechos alegremente mientras baba corría por la comisura de sus labios y un sonrojo se apoderaba de las mejillas del chico.

Ni siquiera le hagas comenzar a hablar de la erección que empujaba contra su trasero.

Realmente no sabía si Shisui sabía o no sobre... ya sabes, si le habían dado la charla y eso o si ser un niño genio le había privado de esta parte importante de la educación. Por un lado, no le sorprendería que no lo hubieran hecho, por otro lado, le horrorizaba la idea de preguntarle.

Incómodamente, Elise intentó removerse del agarre lascivo del chico solo para que se volviera más fuerte y la hiciera gemir de incomodidad.

—Elise... —murmuró entre sueños Shisui y ella se sonrojó aún más mientras miraba avergonzada como las manos del chico seguían apretando sus pechos y sentía como él la jorobaba.

Tragando en seco, Elise suspiró cuando el chico paró de mover sus caderas adormiladas y aprovechó ese pequeño instante de vacilación para escapar del mortal agarre efectuado por el shinobi que seguía durmiendo plácidamente en su cama.

Con rapidez, la chica se fue al baño a darse una ducha y cambiarse, solo para estremecerse ligeramente cuando sintió frio en su pecho. Parpadeando confundida, Elise bajó la mirada a su enterito de dragón y abrió su boca con sorpresa al ver como los broches a presión de su pecho se encontraban sueltos y, por ende, su pijama de dragón abierto exponiendo sus pechos desnudos al aire libre.

Avergonzada, Elise presionó los pequeños broches y luego corrió hacia el baño luego de haber juntado su ropa.

Nadie en su sano juicio dormiría con brasieres, ya sea por la salud de sus senos o para que estos duren más, nunca se le ocurrió la idea de que un Shisui adormilado se aprovecharía de eso para su propio beneficio.

Suspirando con pesadez, Elise negó suavemente con su cabeza mientras se metía a la ducha para luego hacerse una tina relajante.

Cerrando sus ojos con el calor del agua, Elise se relajó hasta que el agua se enfrió en su totalidad y tiró de esta.

Bien limpia y energizada para un nuevo día, la pelirrosa sonrió felizmente mientras se alistaba para iniciar un hermoso día lleno de pintura y hacer cosas dulces. Hoy se propuso que trabajaría en pinturas y luego hornearía cosas dulces, quizás en el camino cantaría o "compondría" otra nueva canción, pero por el momento, decidió que quería hacer un día tranquilo.

Dejando a Shisui dormir tranquilamente, Elise se fue de la habitación a seguir con su vida.

Cuando Shisui se despertó, se sintió caliente y transpirado, pésimo despertar, 0 de 10, en especial con la furiosa erección que se alzaba orgullosamente en su pijama infantil.

Él odiaba las erecciones mañaneras, en especial ahora que simplemente no podía fundirse perfectamente en las dulces, apretadas y aterciopeladas paredes del coño de su adorable novia.

Que daría para que crecieran unos pocos años más y poder follarse ese lindo y perfecto coño suyo, la rellenaría tanto que Kagami tendría varios hermanitos a los cuales cuidar mientras sus padres se encargarían de darle el doble de trabajo de hermanitos para cuidar.

Shisui estaría orgulloso de tener una gran familia.

Una sonrisa depredadora apareció en sus labios mientras recodaba detalladamente como se follaba a su dulce Elise y sus encantadoras expresiones al momento de deshacerla bajo sus mortales manos, el Sharingan solía encenderse ante emociones muy fuertes y a Elise no le importaba que sus ojos se volviesen rojos en mitad del acto.

So Mine [Yandere! Uchiha Shisui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora