~CAPÍTULO 6~

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Dos días después

Amalia Novikov

Unas risas me despertaron de mi sueño, me removí entre mis suaves sábanas vinotinto.

Tome mi teléfono para ver la hora al notar que aún no amanecía.

«son las dos y treinta y seis de la madrugada»

¿Quien jode a esta hora?

Me levanté de la cama de mal humor, algo que odiaba es tener que levantarme de la cama y odiaba muchos más que interrumpieron mis sueños.

Abrí la puerta de mi habitación con cuidado, recorrí el pasillo hasta llegar al gran balcón que se encontraba en este mismo piso, fruncí el ceño cuando pude distinguir a dos personas recostadas en el barandal del balcón.

Me acerqué sigilosamente tratando de no hacer ruido y abrí la boca inconscientemente al reconocer a Ivy y a Adela.

No sabía que estaban juntas pero el apasionado beso que se estaban dando me demostraban lo contrario, sonreí de lado mientras regresaba a mi habitación.

«hacen buena pareja»

Me acosté de nuevo en mi cama tras haber cerrado la puerta. Es más que obvio que me burlare por esto cuando amanezca.

Poco después de unos minutos pude volver a conciliar el sueño.

●●●

—¡Amalia abre la puerta!— Elena no dejaba de golpear la puerta.

Veo que despertarme a gritos es la costumbre de esta familia.

—Voy— grite enojada, suspiré y me levanté molesta, abrí la puerta y miré a mi prima, tan radiante como siempre.

—Hola querida prima, vamos a desayunar— informo con una sonrisa alegre— vamos a tener un picnic.

La nueva noticia me subió un poco el ánimo así que al cerrar la puerta me apresuré al baño e hice mis necesidades.

Tomé mi teléfono y salí al pasillo y me detuve a ver el balcón, Sonreí con malicia al recordar lo que ví anoche. Baje las escaleras y me dirigí a la cocina.

—Buenos días familia— saludé con una sonrisa.

Todos me saludaron así que me senté en un sitio desocupado, en medio de Ivy y Anton.

—¿Que hay para desayunar?— pregunté ansiosa, de repente tenía mucha hambre.

—Arepas de auyama con mantequilla y queso— informó mi madre con un delantal verde.

Fruncí el ceño cuando pusieron mi plato en frente de mí.

—¿Por qué tantas atenciones?— dije cuando mi tío Alek me sirvió jugo de naranja.

Todos fruncieron el ceño confundidos, me miraban como si me hubiera salido un cuerno o algo así.

—Querida— mi madre me llamó— ¿Estás bien?

—¿Por qué no lo estaría?— vale estaba muy confundida.

—Ama— Elena la cuál estaba frente a mí, tomó mi mano— hoy es tu cumpleaños.

Fruncí el ceño tomando mi teléfono y prendiendolo. «10:27am/10 de junio»

Sonreí como tonta y no pude evitar reírme.

—Lo había olvidado— de repente una oleada de vergüenza cargó mi cuerpo.

—Bueno— empezó ivy— ya que a tí se te olvidó, que bueno que a nosotros no.

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