Novikov

~CAPÍTULO 10~

Anton Novikov

Bajé las escaleras corriendo cuando Ivy me envió un mensaje diciendo que Elena estaba teniendo un ataque de pánico.

Sudor frío recorría mi espalda mientras entraba a la cocina, encontrándome con mi pequeña de ojos azules sentada en el piso con la espalda pegada a la isla de la cocina y sus brazos abrazando sus piernas, veía como una parte de mi corazón se destrozaba al verla balancearse de adelante hacia atrás mientras movía sus manos de arriba a abajo, regulando su respiración

—Ey, ey pequeña— le tome las mejillas con mis manos— estoy aquí.

Elena rompió a llorar cuando abrió los ojos, sus lindos ojos azules cubiertos por lágrimas trasparentes mirándome con miedo.

La abracé cuando volvio a temblar, sentí que algo no estaba bien, mi hermana no tenía ataques de pánico en mucho tiempo, según mi padre, así que pedí en voz baja a mi familia que despejarán la cocina, para tener algo de privacidad.

Elena se aferró a mi camisa cuando los demás se fueron, balbuceaba cosas sin sentido mientras trataba de calmarse poco a poco.

—Estoy aquí— susurré con ella en mi pecho— siempre estaré aquí, más nunca me iré.

No sé porque soltar esas simples palabras liberaba un gran peso en mí.

Después de unos minutos mi hermana pequeña se fue calmando poco a poco hasta respirar con normalidad. No quise preguntarle que había pasado para no abrumarla, así que la ayudé a levantarse y la llevé a su habitación, abrí la puerta de su cuarto y la acosté en su cama con cuidado, en estos instantes en los que la veo así, vulnerable y débil es que sobre pienso lo duro que debió ser, ser torturada por su propia madre.

La arropé con sus sábanas de estrellas y me alejé de ella para apagar la luz.

—¡No!— soltó inmediatamente, la volví a prender para que se calmara.

Después de tantos años, mi hermana le sigue teniendo miedo a la oscuridad, pero es normal, mi madre la obligaba a quedarse dentro de un armario mientras sus heridas seguían abiertas.

Cerré la puerta y salí con cuidado de su habitación, Ivy me abordó por el pasillo.

—¿Cómo está?— me preguntó preocupada.

—Está más tranquila— informe pasando me la mano por el pelo— no le he querido preguntar que había pasado para no volver a alterarla.

—Es la primera vez que tiene un ataque de pánico este año— susurró mordiéndose las uñas— no tenía uno desde la muerte de su madre.

Fruncí el ceño mientras trataba de asimilar la nueva información.

«¿no había tenido uno antes?»

«¿Que había detonado sus nervios como para asustarla así?»

Decidí hablar con papá, no quería que esto llegara hasta aquí.

Tenía que averiguar que había pasado, y tenía la solución perfecta.

Adela Brown

Colgué el teléfono luego de hablar por videollamada con Ivy.

—Por fin terminas— se quejó mi hermano entrando a mi habitación— ¿Cuántas horas tenía que esperar para pedirte ayuda?

Le sonreí porque sabía para qué era la ayuda.

—¿Elena no te ha hablado más?— me burlé haciendo que el mal humor se apoderara de sus expresiones.