Capítulo 2

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El despertador en la mesita de noche sonó, perturbando mi sueño. Entreabrí los ojos observando la hora en el reloj mientras lo apagaba.

-Deberías despertarte o llegarás tarde -me susurró Sophie en el oído haciéndome estremecer con un sobresalto.

-¿Me quieres matar de un infarto? -refunfuñé inflando mis mejillas.

-Já, lo siento. Pero eres demasiado sensible, te asustas con nada -ella me sonrió con la misma sonrisa cálida con la que me había recibido ayer.

Miré su cama y me di cuenta que seguía intacta; tal y como la dejó anoche cuando salió de la habitación.

-Oye, si no es un secreto... ¿Por qué no llegaste a dormir?

Ella tocó la cama y respiró profundamente.

-Me quedé toda la noche despierta haciéndole un pastel a Liam y preparando su regalo de cumpleaños -dijo emocionada.

-Mmm, que bien por él. Pero debiste descansar, no es bueno ingresar a las primeras horas de clases sin haber dormido.

-Te equivocas. Los primíparos ingresan mucho más temprano que los estudiantes antiguos, debido a la semana de inducción. Así que como yo no soy primípara....

-Si, ya entendí.

Suspiré y me levanté de la cama mientras bostezaba.

-Por cierto, ¿Me darías tu número de celular?

-Claro.

★★★

Llegar tarde al primer día de inducción nunca es bueno. Sin embargo es la pequeña mala suerte que tengo en absolutamente todo, no importa si me levanto tarde o temprano siempre llegaré retardada.

-Que te vaya muy bien, Edith -Sophie alzo la mano desde la lejanía despidiéndose de mi antes de que bajara las escaleras con prisa, topándome en el camino con varias chicas del edificio.

En el instante en el que la puerta de vidrio se cerró a mis espaldas, el viento acompañado con pequeñas gotas de lluvia me golpearon salvajemente.

Miré a mi alrededor ansiosamente mientras buscaba el mejor camino para llegar al edificio indicado, sin embargo me di cuenta de lo inútil que era, pues de todas maneras ya me había empezado a mojar y entonces comencé a correr, deteniéndome a veces bajo los árboles para recobrar el aliento y seguir corriendo.

Las pocas personas que habían en la cafetería de la universidad notaron mi presencia cuando pasé con el cabello completamente mojado y enredado entre las tiras de mi conjunto blanco; que con la lluvia había adquirido una apariencia transparente.

-¡Campesina! -exclamó una chica mientras soltaba media risa.

-Si, ¿Quién puede correr en plena lluvia así, sin llevar un paraguas? -aseguró el chico que estaba a su lado.

Los miré; la mirada del chico chocó con la mía y no me atreví a apartarla, después de todo siempre era la mejor en mantener el contacto visual con una persona por más de 5 minutos.

-Oye campesina, ¿Qué miras? -fruncí los labios irritada por el comentario tan insolente de este chico que se acercó mucho más a mi junto con su amiga.

-Campesina ¿Acaso los ratones te comieron la lengua? -murmuró ella con ironía.

Estaba tan irritada con esos imbéciles que lo único que deseaba era golpearlos. Sin embargo observando a mi alrededor; vi como muchos de ellos habían disminuido la voz y esperaban la continuación de la pelea e intuí de inmediato que hacer una escándalo en la universidad podría humillarme más. Así que sonreí levemente y me crucé de brazos mostrándome completamente serena.

Universalmente ExtraordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora