Capítulo 4

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La semana pasó efímera mente, las clases de inducción transcurrieron sin ningún inconveniente. Miré mi celular por tercera vez consecutiva cuando Sophie me volvió a preguntar por él, suspiré dándole la misma respuesta de los días anteriores: "No ha vuelto a la universidad"

Liam Walker había desaparecido después de aquella noche y por alguna extraña razón no dejaba de pensar en esa chica y en él. Era como si ese recuerdo me atormentara durante las noches; no comprendía porque me sentia tan devastada mientras pensaba en cada una de sus palabras y acciones que habían ocasionado un caos en mi interior.

«El que se ilusiona primero pierde» me dije a mi misma para tranquilizarme.
La luz fuerte del hospital me cegó por un momento al entrar, cargando en una mano una bolsa llena de frutas y en la otra un libro de poemas.

Me detuve en la recepción esperando calmadamente a que me atendieran.

-¿Qué se le ofrece, señorita? -detrás de la barra una pelinegra me sonreía con cortesía.

-Vengo a visitar a un paciente.

-¿Nombre?

-Jacob Anderson Moore.

Tecleó algo en el computador y después de un momento levantó la mirada.

-Habitación 355 -me entregó una tarjeta amarilla y luego me dejó seguir.

Caminé por varios pasillos silenciosos del hospital especializado pensando en mi padre.

«¿Cómo estará? ¿Me echará de menos como lo hago yo?» me pregunté mirando a un punto fijo de la puerta lejana.
El único hombre que me había educado desde muy pequeña y había estado ahí junto a mi cuando me tropezaba con mis errores.

Sin embargo, antes de que girara en la esquina del pasillo, la voz de una mujer lejanamente conocida me hizo detener.

-¿Cómo está, Jac? -Samantha la chica que había aparecido aquella noche hablaba con el doctor frente a la habitación de mi novio.

-Señorita.... Por ahora el paciente Moore no reacciona. Deberíamos desconectarlo -un espasmo recorrió todo mi cuerpo y a pesar de que intenté ocultar la desesperación que sentía, detrás de aquella pared fría no me salió muy bien.

-Doctor, si es mejor desconectarlo. Hágalo -ella saco un montón de dinero y se lo entregó al médico -Pero ni una palabra sobre lo nuestro ¿Estamos?

Mi pecho se sentía tan asfixiado que respirar se me dificultaba mucho. Con el puño en el corazón me apresuré a salir para impedir que desconectaran a la persona que amaba.

Pero la voz de Liam me hizo retroceder y noté como el doctor apretó inconscientemente el paquete en los nudillos de sus dedos y dio un paso hacia atrás de repente.

-No, usted no hará nada. Él vivirá -aseguró lúgubre mientras agarraba al doctor por la bata -¿Entendió?.

-¿Acaso no lo entiendes?. ¡Esto es por el bien de nuestro futuro! -exclamó la mujer empujándolo hacia atrás. Liam soltó bruscamente al hombre y se volvió hacia la chica con una sonrisa llena de desprecio.

-Já veo que eso es lo único que te importa -dio unos pasos más hacia ella llevándose las manos a los bolsillos y mirándola con desdén -Pero a mí no.

-Sigue así y serás un fracasado. Sabes muy bien que cuando él despierte te arrebatará el puesto de heredero.

-Samantha... -susurró agachando la mirada que se había tornado vidriosa -tu no eras así. Te desconozco, ¿Cómo puedes pensar en matar a una persona solo por tu ambición?

Universalmente ExtraordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora