La semana pasó efímera mente, las clases de inducción transcurrieron sin ningún inconveniente. Miré mi celular por tercera vez consecutiva cuando Sophie me volvió a preguntar por él, suspiré dándole la misma respuesta de los días anteriores: "No ha vuelto a la universidad"
Liam Walker había desaparecido después de aquella noche y por alguna extraña razón no dejaba de pensar en esa chica y en él. Era como si ese recuerdo me atormentara durante las noches; no comprendía porque me sentia tan devastada mientras pensaba en cada una de sus palabras y acciones que habían ocasionado un caos en mi interior.
«El que se ilusiona primero pierde» me dije a mi misma para tranquilizarme.
La luz fuerte del hospital me cegó por un momento al entrar, cargando en una mano una bolsa llena de frutas y en la otra un libro de poemas.Me detuve en la recepción esperando calmadamente a que me atendieran.
-¿Qué se le ofrece, señorita? -detrás de la barra una pelinegra me sonreía con cortesía.
-Vengo a visitar a un paciente.
-¿Nombre?
-Jacob Anderson Moore.
Tecleó algo en el computador y después de un momento levantó la mirada.
-Habitación 355 -me entregó una tarjeta amarilla y luego me dejó seguir.
Caminé por varios pasillos silenciosos del hospital especializado pensando en mi padre.
«¿Cómo estará? ¿Me echará de menos como lo hago yo?» me pregunté mirando a un punto fijo de la puerta lejana.
El único hombre que me había educado desde muy pequeña y había estado ahí junto a mi cuando me tropezaba con mis errores.Sin embargo, antes de que girara en la esquina del pasillo, la voz de una mujer lejanamente conocida me hizo detener.
-¿Cómo está, Jac? -Samantha la chica que había aparecido aquella noche hablaba con el doctor frente a la habitación de mi novio.
-Señorita.... Por ahora el paciente Moore no reacciona. Deberíamos desconectarlo -un espasmo recorrió todo mi cuerpo y a pesar de que intenté ocultar la desesperación que sentía, detrás de aquella pared fría no me salió muy bien.
-Doctor, si es mejor desconectarlo. Hágalo -ella saco un montón de dinero y se lo entregó al médico -Pero ni una palabra sobre lo nuestro ¿Estamos?
Mi pecho se sentía tan asfixiado que respirar se me dificultaba mucho. Con el puño en el corazón me apresuré a salir para impedir que desconectaran a la persona que amaba.
Pero la voz de Liam me hizo retroceder y noté como el doctor apretó inconscientemente el paquete en los nudillos de sus dedos y dio un paso hacia atrás de repente.
-No, usted no hará nada. Él vivirá -aseguró lúgubre mientras agarraba al doctor por la bata -¿Entendió?.
-¿Acaso no lo entiendes?. ¡Esto es por el bien de nuestro futuro! -exclamó la mujer empujándolo hacia atrás. Liam soltó bruscamente al hombre y se volvió hacia la chica con una sonrisa llena de desprecio.
-Já veo que eso es lo único que te importa -dio unos pasos más hacia ella llevándose las manos a los bolsillos y mirándola con desdén -Pero a mí no.
-Sigue así y serás un fracasado. Sabes muy bien que cuando él despierte te arrebatará el puesto de heredero.
-Samantha... -susurró agachando la mirada que se había tornado vidriosa -tu no eras así. Te desconozco, ¿Cómo puedes pensar en matar a una persona solo por tu ambición?
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Universalmente Extraordinario
Ficção AdolescenteNecesitamos amar... Pero cuando este amor te asfixia ¿A donde correr? Creí que mi vida estaba resuelta, tal vez me casaría con él después de que despertase del coma y encontraría a la persona que lo puso en este estado. Pero que pasa cuando otro de...