"Efecto halo"

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El día estaba tan bonito, el sol brillaba leve y el cantar de las aves se escuchaba desde afuera. Observe por mi ventana, parecía la tarde perfecta para dar un paseo, pensé.

Tome mis converse negros, colocándomelos, seguido tome mi mochila, dentro coloqué una botella de agua, dulces y un libro, el cual sería la pieza clave para esta increíble tarde de relajación.

Salí de casa, sin despedirme de nadie, ¿de quien lo haría si solo vivía con mi padre y mi hermano y ningunos estaban en casa?
La respuesta estaba en la misma pregunta.

Mi padre y hermano mayor, trabajaban, como yo era la menor en la casa, no hacía nada más que estudiar y ser mimada y cuidada por ellos dos.

Camine por las calles por donde ya estaba acostumbrada a moverme, me dirigía al mismo lugar de siempre, y haría lo de siempre, leer un buen libro.

Suspire al llegar a aquel parque, siempre tranquilo, con poca gente y un hermoso y brillante césped perfectamente podado.

Me senté bajo "mi árbol" por que así lo llamaba, pues era donde siempre solía sentarme, bajo la gran sombra de ese gran árbol, el más grande del parque.
Coloque mi mochila a un lado de mi, y saque mi libro "Damián: un secreto oscuro y perverso" era el titulo de aquel libro que amaba, regalo que me fue dado por mi padre en mi cumpleaños número 17.

Sentía felicidad y a la vez tristeza, ¿era posible sentir esos dos sentimientos a la vez? Pues creo que si, pues así me sentía, nada más y nada menos por qué, solo me faltaban unas pocas paginas para acabarlo.

Unos ladridos me sacaron de mi concentración, ¿acaso era un perro lo que se acercaba corriendo hacía mi?
Oh si, eso era, me alarme, quedándome tiesa en mi lugar, el cachorro se acercó corriendo hasta mi solo para detenerse y oler mis zapatos, seguido de lamerlos y empezar a mover su colita como si fuera un gesto de que le agradara.
No pude evitar sentir ternura y dejando el miedo de lado, acaricie al cachorro el cual saltaba tratando de lamer mi rostro, era muy inquieto y adorable. Entonces una voz algo grave me sobresalto, volviendo a asustarme nuevamente.

—Oh lo siento mucho! Pumba ven aquí, ven!— un chico alto de vestimenta peculiar y cabello rasta, se acercaba tratando de hacer que el pequeño animal fuera hasta él, pero este yacía muy entretenido olfateando mi mochila, parecía percibir el olor de las golosinas que traía dentro.

Observe al chico con más atención mientras se acercaba, yo parecía estar en una especie de trance, ¡Dios era un chico bastante lindo!

—Oye ¿estás bien?— mierda, él estaba agachado muy cerca de mi, el cachorro yacía en sus brazos, ¿en que momento lo había tomado?

—¿E-eh?— ¡Dios, que tonta! Como es posible que mi voz haya salido tan entrecortada y nerviosa, pensará que estoy estúpida, y en parte si lo estaba.

—¿Acaso no puedes hablar?— el chico seguía agachado frente a mi, yo cerré el libro en mis manos y aclaré mi garganta, tratando de no sonar titubeante esta vez.

—Si, si puedo— logré responder tranquilamente a lo que el chico de rastas río leve, su risa, ¿¡era el paraíso acaso!? ¿Estaba en una especie de sueño acaso?
¡Por que Dios, era el ser mas hermoso que mis ojos podían estar viendo en ese momento!

Él pareció notar el libro en mis manos, bajo al cachorro sujetando este con su correa, mientras se sentaba a mi lado. ¿Se estaba sentado a mi lado? ¡Joder se estaba sentado!

—Oye es un buen libro ese que traes ahí— dijo y yo solo podía mirarlo, sus ojos eran de un color que podía describir como un marrón claro o tal vez estaba equivocada, solo sabía que eran los ojos más hermoso que miraba, él frunció el ceño y ladeó un poco su cabeza, esperaba a que le respondiera, ¡tenía que dejar de actuar como tonta y hablar!

—Ah, si, es muy bueno, pero ya estoy apunto de terminarlo— trate de sonar calmada, mientras el cachorro al cual lo había escuchado llamar "Pumba" lamia mi mano.

—Entonces eres lectora, ¿vienes aquí muy seguido?— me sentía tímida, aún así mantenía mi mirada en él, y él me miraba también.

—Pues si, casi siempre para matar el aburrimiento y salir de casa un rato— acaricie a Pumba y el dirigió su vista hasta mi mano sobre el cachorro mirando atentamente.

—Perdón por lo de Pumba, quise soltarlo de su correa un rato para que descansara de ella, pero se emocionó y empezó a correr por todo el parque, hasta que llegó a ti— río suave mientras también estiraba su mano para acariciar al cachorro, haciendo que nuestras manos tuvieran un leve y rápido roce, aleje mi mano disimuladamente y de forma rápida, ¿me había tocado intencionalmente o solo fue sin intención? Esa pregunta resonó vagamente en mi cabeza.

—Es muy lindo— dije con voz suave y baja, sonriendo tímidamente, el chico me miraba con una suave sonrisa.

—Gracias, lo estoy cuidando, es de mi hermano— dijo mientras ambos veíamos ahora al cachorro dormirse en medio de ambos.

—Oh, que bien— nunca fui buena para entablar conversación, por lo que después de decir eso, hubo un silencio, pero no era de esos incómodos, sino de esos tranquilos, hasta que el chico volvió a hablar.

—¿Como te llamas?— recostó su cabeza del gran árbol, mientras cerraba levemente sus ojos, ¿ese chico podía ser más hermoso? Parecía relajado y despreocupado, tanto que me sentía a gusto tan solo de verlo ahí tan tranquilo.

—Andy..— murmuré, aunque lo suficientemente alto como para que el me oyera.

—Andy es un nombre muy bonito— dijo con voz calmada mientras ladeaba una sonrisa, trague en seco, parecía un Dios griego.

—Ahm, gracias, tú, ¿como te llamas?— me tome la libertad de continuar observando cada detalle de su rostro mientras esté aún seguía con los ojos cerrados, noté el pequeño lunar en su cuello, y uno más en su mejilla, las rastas que caían sobre sus hombros, "deben ser muy largas" pensé mientras este se limitaba a contestar.

—Tom— simple y lindo, asi sonaba su nombre, sonreí inconscientemente mientras este abría los ojos de golpe, sorprendiéndome, y me sonrió, ¡sonríe tan hermoso! mi cabeza explotaría en cualquier momento.

—E-eh, es bonito— dije y el carcajeó suave, mientras se incorporaba, ¿acaso ya se iba? ¿Por que me preocupaba que se fuera?

—Gracias! ¿Sabes? Fue realmente un placer conocerte Andy, pero Pumba y yo debemos irnos— sonrió amable y cargo al cachorro nuevamente en sus brazos. Si se iría.

—Oh, esta bien, Adiós Tom— este tomaba la pequeña patita del cachorro y la movía como si el pequeño se despidiera.

—Adiós Andy!— dijo simulando como si fuese el cachorro quien hablara, con una voz chillona y graciosa, yo reí.

—Adiós Pumba!— moví mi mano en forma de despedida, Tom imito mi acción, para después darse la vuelta e irse.

Observe a aquel chico caminar, intentaba procesar todo, ¿acaso ya tenía un amigo? Noo, solo fue amable y tal vez le di curiosidad y por eso me hablo, a lo mejor no volvería a verlo, ¿o si?
Suspire profundo, ya no lo alcanzaba a ver, solo volví a abrir mi libro, volviendo a mi monotonía, aunque, ¿acaso hoy no había sido diferente? Ese chico había marcado una gran diferencia en lo que eran mis días en el parque, logrando hacer que ese día fuera extrañamente especial y diferente.

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Efecto halo: explica el motivo por el que las primeras impresiones tienen tanto peso, y describe como la impresión positiva acerca de alguien, conduce a impresiones también positivas sobre otros aspectos de esa misma persona.

Trouvaille [Tom Kaulitz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora