"Confort"

3 0 0
                                    


Me colocaba mis tenis blancos, había decidido salir otra vez al parque esa tarde, no se por que sentía que debía salir y respirar un poco de aire fresco.
Tome la misma mochila de siempre, y agregaba dentro lo mismo de cada vez, agua, dulces y lo más esencial, el libro que me regaló mi castaño de rastas. Oh si, por que para mi era mi castaño, aun si el no lo sabía aún.

Salí de casa y el suave viento golpeó mi rostro haciendo que mi cabello se revoloteara, caminé por la acera, hasta aquel parque, el cual se había vuelto un lugar especial para mi, aún más que antes.

Mientras caminaba buscaba una buena música para escuchar en mis hear pods, optando por "505" de Artic Monkeys.
Al adentrarme a la gran área verde, camine por el mismo sendero de siempre, dirigiéndome hasta "mi árbol" mientras yacía absorta en la música. Mi mirada se dirigió hasta el árbol, pero.. había una silueta que se me hacia sumamente conocida, ¡esperen! ¿Tom?
¡Dios, podría jurar que mi corazón brincaba dentro de mi pecho! El yacía sentado en el césped, y recostado del gran roble, mientras sus ojos estaban cerrados, me acerqué suavemente, para no espantarlo, noté que no llevaba gorra ni nada puesto en su cabeza, solo su característica coleta de rastas, mi vista se dirigió ahora a su vestimenta, Tom llevaba un overol muy sucio, de lo que parecía aceite de motor, noté una pequeña escritura bordada en aquel overol, "Mecánica & Ferretería Los Kaulitz" ¿acaso Tom venia de su trabajo? ¿Había venido directamente desde su trabajo para verme aquí? ¡Si eso era definitivamente lo que él había echo, era obvio!

—¿Andy?— me sobresalto la voz de el de rastas, haciendo que casi estuviera a punto de caerme sobre él, pero me mantuve firme y lo mire nerviosa, ¿se habrá dado cuenta de que llevaba varios minutos observándolo?

—Tom.. ¿que haces aquí?— me apresuré a preguntar, pues el chico tenía una media sonrisa en sus labios, lo cual significaba una cosa, ¡Tom sabía que estaba observándolo, solo se había echo el dormido! Y disfrutaba verme nerviosa, oh si, eso lo sabía.

—Vine a verte— dijo sin más, mientras me sonreía, ¿a verme? ¡Tom había venido a verme!

—¿A-a verme?..— y ahí estaba yo, sonando como tonta otra vez, pero es que ¡así me ponía ese hombre!

—Si, logré salir algo temprano de mi trabajo y supuse que estarías aquí, pero llegue primero— sonrío mientras su mirada se dirigía a mis manos, con las cuales yo jugaba por los nervios, era un gesto que siempre tenía cada vez que hablaba con el castaño de rastas.

—¿Trabajas en un puesto de mecánica?— pregunté, volviendo a dirigir mi mirada hasta su overol, el chico inclinó su rostro y observó el bordado en su ropa.

—Si, el negocio es de mi padre, Jorg Kaulitz, supuestamente el mejor mecánico de la ciudad, con el mejor y mas rápido personal de trabajo— dijo eso con una mueca en su rostro, la cual por un momento parecía de molestia.

—Entonces, ¿tu apellido es Kaulitz?— deduje pero aún así salió como una pregunta, a la cual el castaño de rastas asintió lentamente.

—Si, así es— sonrió esta vez y se acomodó mejor para poder verme de frente, yo sonreí nerviosa pero aún así, lo observé atenta, tenia algunas manchas de aceite en sus mejillas, y aún así se veía realmente guapo.

—Eso es genial— le sonreí y hubo un poco de silencio, a mi mente llegó el recuerdo de mi padre, y de que tenía que viajar el lunes a casa de mi madre, ¿debía contárselo a Tom? Pues si, tenia que decírselo, estaría mal que me fuera sin avisarle al castaño, tal vez se sentiría mal si yo hiciera eso.

—Andy, ¿en que tanto piensas?— el de rastas me sobresaltó, ¿cuanto tiempo llevaba absorta en mis pensamientos? El me miraba con curiosidad y tenía ese tan característico brillo en sus ojos.

—Ehm.. es que— hice una pausa buscando la forma correcta para decírselo, ¡estaba nerviosa y me asustaba la idea de que cuando regresara, mi relación o lo que sea que tuviera con Tom, ya no fuera la misma. —Me iré el lunes a casa de mi madre, estaré allá unas dos semanas..— dije finalmente, Tom me miraba con un semblante que no pude describir.

—Dos semanas es mucho, vaya, me harás falta— dijo el de rastas a la par de una pequeña risa, pero ¿acababa de decir que le haría falta? ¡Si lo había dicho! Últimamente podía notar que Tom se comportaba más dulce desde la vez que lo conocí, pero no quería hacerme ilusiones, pues estaba mas que claro que el castaño de rastas solo me veía como una "amiga".

—Uhm.. si, la verdad es que, tú también, ósea estaré aburrida— dije jugando con mis manos nerviosa, mi vista clavada en ellas, pues el castaño tenía su mirada clavada en mi, y sentía que desfallecería.

—¿Dices que también te haré falta?— Tom se acercó a mi mientras me miraba, ¡estaba muy cerca y podía sentir su respiración en mi rostro, ¡Dios, me dará un ataque al corazón!

—A-ahm yo.. si, eso dije— reuní el valor y lo mire, este sonreía juguetón, mientras su mirada se paseaba por todo mi rostro, hasta dar con mis labios, ¡Tom estaba observándolos! Su ojos brillaban aún más y yo sentía mi corazón latir desenfrenado, ¿Acaso Tom me besaría?

—¡Bien! ¡Entonces hay que hacer de este fin de semana, uno genial!— Vociferó alejándose de repente, mientras volvía a recostarse de el gran árbol, así como si nada, cerrando sus ojos con una sonrisa ladina en sus labios.

Quede totalmente confundida y como una tonta, ¿por que había pensado que el castaño me besaría? ¡Estaba siendo muy ingenua!
Hubo un largo pero cómodo silencio, el castaño se había dormido, así que me dispuse a leer mientras Tom descansaba a mi lado, de vez en cuando lo miraba unos minutos, luego volvía a clavar mi vista en el pequeño libro en mis manos. ¿Por que el castaño siempre se dormía cuando estábamos juntos ahí?
Había leído en algún lugar, que cuando una persona se dormía en compañía de otra, era señal de que siente paz y tranquilidad, y eso los lleva a una inmensa relajación que los hace dormir.

Sonreí, ¡Tom se sentía en paz conmigo! Empezaba a creer que así como el castaño se volvía mi Zona de Confort, yo también me estaba volviendo la de él.


————————————————————

"Zona de confort"; hace referencia a un estado psicológico en el que una persona se siente segura.
En el no experimenta ansiedad ni miedo, pues no asume riesgos, pero tampoco crece.

Trouvaille [Tom Kaulitz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora