Pequeña estrella encantadora

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—Veo que estás sangrando.. —miró sobre los ojos de Chan, alzó su pálida mano hacia su frente, pero tuvo miedo de tocar, así que se apartó, sus cejas estaban algo fruncidas, mordió su rosado labio inferior ligeramente— Veo
que te golpeó duro, lo siento.

Chan no tenía palabras para decir, seguía demasiado en stock por lo que estaba pasando, estaba confundido y algo embobado por el chico de pelo plateado frente a él.

—¿En verdad los humanos son tan
callados? —preguntó Jun— Te curaré aunque no quieras hablar —ijo, su su mano atrapó la mano del humano, entrelazó sus dedos sin dudar y como si fuera nada, dejando a Chan con la sensación de haber completado un rompecabezas cuando esas dos piezas encajaron perfectamente.

Chan en verdad no sabía que se imaginaba de una nave espacial extraterrestre, pero aquella no era muy similar a su imaginación, las puertas eran manuales y corredizas, de un material metálico, pero que estaba pintado con trazos de colores, que combinan en tonos azules, verdes, y blancos, formaban espirales y manchas en una composición abstracta y hermosa.

Jun lo llevó a una pequeña habitación, que parecía más que nada un armario, donde había una corta especie de camilla, y un par de cajones en la parte inferior, le hizo señas para que se sentara en esta mientras él buscaba algo entre los cajones, hasta dar con un frasco que contenía un polvo grisáceo.

—Esto es polvo estelar —le dijo— Es ilegal en la mayor parte del universo porque puede hacer demasiadas cosas... Puede curar heridas y enfermedades, es en verdad mágico.

—¿Vas a colocarmelo?

Jun sonrió por escucharlo hablar, le gustaba su voz.

—¿No deberías limpiar la herida
primero? —Jun ladeó su cabeza, sin entender— ¿Tienes agua por aquí?

—No mucha —negó, frunció sus labios y salió de esa pequeña habitación, volviendo con una botella de agua, un poco diferente a las de la Tierra— Es
difícil de conseguir, no la gastes.

—Es sólo un poco —Chan sacó de su bolsillo un pañuelo de tela, mojandolo poco y pasándolo por la herida, haciendo una mueca de dolor al tocarla, con lo que el otro ahogó un grito y acercó sus manos a él para que dejara de hacerlo, pero Chan negó y se apartó, frotando un poco para finalmente apartar el pañuelo, manchado un poco de sangre— Ya, no quiero usar demasiado.

Jun asintió, tomó algo del polvo con
sus dedos y lo aplicó con suavidad sobre
el corte en su frente.

—¿Los humanos hacen eso cuando se lastiman? ¿Limpiar?

—Para enviar las bacterias, sí —respondió.

—Nunca lo había escuchado —dijo— Pero sé que son muy buenos curando.

—Depende qué hay que curar, pero creo
que sí... No conozco el sistema de salud de otros planetas.

—El nuestro... Deja mucho que desear, para dentro de unos años estaremos en extinción —murmuró— Las madres mueren en los partos, las fracturas son complicadas, y los niños son débiles y se enferman fácil y muy pocos logran curarse.. Muchas veces la única solución es usar polvo estelar, pero ya sabes, es ilegal y hay que saber cómo conseguirlo.. Pero es triste.

Chan asintió, él no podría comprender lo que sería ver morir a su raza, no podía imaginar cómo era el mundo de aquel precioso ser.

Jun se apartó, limpiando sus dedos en su ropa blanca, le sonrío un poco y guardó el pote de dónde la había sacado.

—Jun...

—Mjm.

—¿Tendrías algún lugar para dormir? En verdad estoy cansado, todo esto me hace doler la cabeza y quisiera dormir un poco.

–Oh, si, claro, ven —volvió a tomar su
mano, encajando sus dedos entre los del humano, y caminó de nuevo por la nave, pasaron más puertas, cada una estaba pintada con un patrón distinto y se veía tan personal que a Chan le daba una extraña sensación mirarlo.

Llegaron a lo que parecía la última habitación, un gran ventanal daba al exterior, dejando una vista espectacular de las estrellas y los planetas lejanos, y estos se reflejaron en los ojos del humano por un segundo parecieron iguales a los de Jun, en el suelo, un fino colchón, cubierto en un grueso acolchado y un par de almohadas desordenadas, todo de color blanco, camuflandose con el suelo del mismo color, parecía una habitación digna de un cuarto secreto, algo así como un portal a un mundo de paz distỉnto y lejano a la realidad.

El de pelo de plata sonrió, mostrando sus
encías.

—Te parece bonito, ¿No? —Chan asintió— Se nota, brillas más.

—¿Cómo que brillo? ¿En una de tus
tantas cosas raras de alienígena, verdad?

Jun se encogió de hombros.

—Algo así... No somos distintos, Chan, mis "cosas raras de alienígena" son las mismas cosas de tu Tierra pero con otro nombre.

Chan asintió.

—Tenemos un dicho para eso. "La rosa vaa seguir oliendo a rosa por más que se la llame con otro nombre".

—Tenemos uno también, parecido: "El
sol es una estrella con un apodo" —Jun
hizo una mueca— En verdad no sé si
traducido suena tan lindo.

Chan rió por lo bajo, y lo miró encantado, el pálido era en serio hermoso, con una pequeñia sonrisa, las estrellas titulado en sus ojos, sus mejillas algo rojas y mirándolo con esa expresión extraña, como si todo el universo estuviera frente a sus gatunos ojos.

—Sabes, eres como una pequeña estrella
encantadora —comentó Chan— En serio
eres muy amable y todo... Gracias.

El rubor subió mucho más a las mejillas
de Jun de forma inevitable, y no supo que decir o que hacer a demás de sonreír como un tonto, avanzó a la cama, tirando de la mano del humano, y ambos se echaron sobre el colchón, tapados y cómodos en las almohadas, mirando al universo del otro lado del vidrio.

Chan sintió su corazón acelerar demasiado cuando el lindo alien de pelo plateado y hermnosas estrellas se acurrucó junto a él, aplastando su mejilla en el hombro del humano, y abrazando un poco su brazo, con una sonrisa.

—Siempre quise saber cómo se siente
dormir abrazando a alguien —murmuró
Jun.

Chan sonrió con ternura.

—Puedes abrazarme, no me molesta.

—Se siente lindo —murmuró Jun, su tono sonó casi como una risa.

—Sí, es verdad —coincidió el rubio.


"Abrazados debajo de las estrellas me sentí cálido cono nunca en mi vida,
abrazaba a lo que se convirtió en el sol de mi vida en tan poco tiempo, y estaba feliz de haber encontrado a mi estrella binaria, incluso a pesar que Chan no lo sabía, que no sabia que me correspondería aún.

En ese momento disfruté de aquel cálido presente, sin siquiera pensar en la gran explosión que nos terminaria separando."

Bitter star 𖥔 JuNoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora