𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝐈𝐕: 𝕬𝖉𝖔𝖗𝖆𝖉𝖔.

52 8 5
                                    

—Había una vez una dulce y enamoradiza golondrina, que tras haber seguido a uno de sus amoríos, no había logrado emigrar a Egipto... A su vez, existía una estatua, de un príncipe para ser específico; está, además de ser de oro, poseía innumerables cantidades de joyas.

"Tras entablar conversación, ambos logran convertirse en amigos, capaces de compartirse sus relatos como también sus preocupaciones.

"Es entonces cuando el príncipe le cuenta su mayor preocupación a su nueva amiga; las necesidades de su pueblo.

"Había notado que no todos allí eran felices; existían los tristes, los pobres y los miserables. Aquello provocó devastación en el corazón de la estatua; por tanto, siendo incapaz de hacerlo por su cuenta, pidió a la golondrina, arrancar sus joyas y llevarlas en dirección a todo aquel que las necesitará. Esta por supuesto le ayuda al punto en que quedó vacío de cualquier accesorio; sin embargo, con la llegada del invierno, el ave muere, besando en su último aliento al príncipe.

"Y claro, aquello quiebra el corazón del susodicho, provocando en él innumerable tristeza y despoche, hasta el punto en que la estatua termina pudriéndose.

"Viendo la situación actual, el alcalde decide fundir al príncipe, pues este no servía más. No obstante, el corazón de este no lo hace, lo que hizo que fuese tirado a la basura, junto al cadáver de la golondrina.

"Cuando finaliza el cuento, notamos que ambos, ave y estatua, fueron llevados por un Ángel a manos de Dios, tras este pedir le lleven las dos cosas más hermosas.

"Así es como concluye la historia.

Una hermosa lágrima, sincera y empañosa, se derramó por las mejillas de la joven; algo apenada, está trató de esconder su rostro entre sus prendas, pero poco sirvió cuando su narrador le miró con anhelo.

A Thorfinn pareció gustarle su inocente reacción.

—Que historia más bella... hum... Y triste. —Acarició su espalda.

—No puedo negarlo. —En vano pudo reconfortar.

—¿Cómo decía que se llamaba?

—El príncipe feliz.

—Parece una ironía, pero cuando sabes la razón, es imposible negar su título —comentó, aún sensible por lo recientemente oído.

—¿Cree que fue feliz? —Sorprendido le preguntó.

—Claro, pues murió y fue elegido junto a su amada.

—¿Amada?

—Así es, ellos dos se amaban.

Y le creyó, no había duda de ello, pero su intriga cambio: ¿cómo supo la señorita que el príncipe le amaba? Supuso, notó algo que él no.

—¿Dónde conoció tal historia, Thorfinn-san?

—Mi madre solía contarmela cuando era pequeño.

—¿Su madre?

—Exacto.

—¿Cómo es su madre?, si se me permite saberlo.

Curiosidad relució una vez más.

—Madre es una mujer muy amable, hermosa y sincera. Siempre procuró mi salud, y aún a pesar de todos sus límites que impuso por mi bienestar, me dejó ser tan libre como se puede desear —contó, tan sensible y alegre.

—Su madre suena como una mujer maravillosa.

—Lo era.

—¿Era?

𝕴𝖓𝖆𝖈𝖈𝖊𝖘𝖎𝖇𝖑𝖊【𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧𝐮𝐭𝐞】(PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora