𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝐕𝐈𝐈: 𝕷𝖚𝖈𝖍𝖆.

41 5 0
                                    

La inesperada llegada de refuerzos no supuso ni un mínimo problema, cuando además de contar con la fuerza elite (Mimawarigumi) y las más conocidas por su excelente preposición (Shinsengumi), se estaban presentes los elegidos por el Shogun.

Cortar gargantas, extremidades y en su mayoría cabezas no supuso ningún problema.

Tan solo, su mente era atacado por contantes pensamientos, que giraban y giraban.

Ante tanta sangre derramada, los líderes para aquel golpe de estado, pronto retiraron a sus principales filas, haciendo que el ataque se detuviera.

Cierto era que, no era su trabajo detener a los posibles sospechosos y a todo aquel que tuviese cerca, pero lo hizo, salvandole el pellejo en más de una ocasión a las fuerzas especiales del Shogunato.

Y con una clara derrota, la guerrilla se detuvo. El Mimawarigumi pronto alistó a sus tropas y volvió a Kyoto, mientras que el Shinsengumi se hizo cargo de limpiar tal lugar.

Por su parte, Askeladd recibió su prometida recompensa tras la ayuda otorgada; sus seguidores le siguieron a lo que sería el festejo de tal victoria, mientras que él, recurría a escapar de todo aquello.

Durante el camino a la residencia de su amado, revisó sus bolsillos, los más seguros por cierto, notando como la cuadrada cajita color blanco que contenía el obsequio preparado para Canute, se encontraba estáticamente ahí. Recordó entonces lo olvidadizo que fue al no dárselo cuando fue planeado.

Prometió dársela en esta ocasión.

𝕴𝖓𝖆𝖈𝖈𝖊𝖘𝖎𝖇𝖑𝖊

—Te he traído un obsequio.

Brillantes las pupilas azuladas se hallaron; extendió su palma y lo tomó.

—¿Qué será? —dijo, sin espera de alguna respuesta.

La cajita era de aproximadamente una pulgada de largo, de ancho y de alto: un cubo. Blanca y resplandeciente.

No tardó y la abrió; dentro, un hermoso y pequeño pendiente, de color azul oscuro pero a su vez claro, se mostró.

Sus facciones cambiaron: dejaron su felicidad y se tornaron sombrías.

—¿Pasa algo? —preguntó en su ignorancia.

—Es solo que... ¿por qué escogiste un pendiente como regalo, Thorfinn?

—Veamos. —Pensó, recordando sus razones— Porque te quedaría de maravilla, era bonito y porque sabía que podrías usarlo.

Tres razones, y las tres le gustaron; sin embargo, era difícil evitar recordar su pasado al mirar el interior del obsequio.

—¿No te gustó? —dijo, culpándose de haber elegido un regalo inapropiado.

—Claro que no. —Negó con articulaciones— ¿Podrías ponérmelo?

Era obvio que siendo capaz de infinidades de prácticas, colocarse un arete no suponía ningún problema, pero quería que fuera Thorfinn quien se lo pusiera; tal vez, y solo así, la sensación sentida cuando lo tocó, desaparezca.

—Listo.

Pero no lo hizo.

—Thorfinn, ¿tienes un momento?

—Claro.

—Primero que nada, sí. Quiero ser tu pareja. —Tras las cuestionantes del día anterior, el mencionado contestó, sorprendiendo al otro en el instante.

𝕴𝖓𝖆𝖈𝖈𝖊𝖘𝖎𝖇𝖑𝖊【𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧𝐮𝐭𝐞】(PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora