𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝐕: 𝕮𝖆𝖓𝖚𝖙𝖊.

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Tras una agradable noche en la que durmió lo más apegado posible a su adorado, despertó completamente extasiado. Parecía ser de madrugada y próxima a de mañana.

Se sintió abundante de energía; ¿hacía cuanto que no dormía tan agusto?

Y aunque él había despertado, no significaba que su contraparte lo halla hecho. Para nada, aquel chico parecía estar en su quinto sueño, y aquello no le molestó en lo absoluto.

Es más, le gustaba verlo dormir; verlo tranquilo.

Sentándose frente a él, se dispuso a acariciar sus cabellos, comprobando lo suaves y sedosos que eran, provocando que sonriera al notar que su teoría era cierta.

Tan solo mirarlo hacía que sintiera tranquila su alma; escucharlo lograba entretenerlo; pero cuánto más lo tocaba u abrazaba, mayor era el deseo impropio, aquel provocador de un acelerado corazón.

Tales y maravillosos sentires no los soltaría; por tanto, ¿cómo iba a molestarle la idea de que fuera hombre?: claro que no.

—Mm... —Unos cuántos quejidos fueron oídos.

La persona que dormía en esa sala comenzaba a despertar.

Le dolía la idea de despedirse de él, pero también le emocionaba ponerlo en un pensativa situación.

—¿Ha despertado?

—Thorfinn-san. —Le sonrió, vividamente alegre.

—He de comentarle que pronto me iré; más no apure, volveré por la noche.

—De acuerdo. —Rascó su ojo, sacudió sus bellos trapos y se levantó— Le acompaño.

—Gracias.

Sus espadas, recargadas en una pared cercana, ansiaban por ser tomadas. Al hacerlo, las colocó sobre su kimono y entre su cintura.

Lo más cerca a la salida, se volteó.

—Nos vemos luego, —Abrió ambas puertas, visualizó a la lejanía a los demás, se acercó y susurró— mi querido —habló marcando el masculino en aquella frase— Canute-san.

Salió cerrando las puertas entre sí, pero nunca olvidaría la sorpresa en el bello rostro del maravilloso hombre a quien adoraba.

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Se encontraba una vez más en la ruidosa y hasta molesta aldea; dicho así, significaba que había notado aún más, lo increíble que era dormir junto a Canute. Estaba deseoso por ir a verlo aquella noche.

Y la razón por la que ese sitio era molesto, era por las personas que vivían ahí: subordinados de Askeladd, lamebotas y demás.

No le gustaba para nada aquel sitio.

Menos, tras los comentarios estúpidos que de ahí salían, tales como, "¿le diste duro a ella, o qué?". Y le molestaba, demasiado.

—Vamos, Thorfinn; no pongas esa cara. Nadie aquí tomará a tu chica, tranquilízate. —Askeladd afirmó, pero, sinceramente poco le importaban las palabras de este.

Nadie comprendía lo que realmente pasaba, aunque tampoco le importaba que lo hicieran, mucho menos, se los explicaría.

Durante esos asquerosos momentos, lo que lo tranquilizaba era pensar en él; en el momento en que lo vería, su reacción hacía él por lo antes sucedido, y lo que hoy harían.

Aquello era tranquilizador.

No obstante, tras sus pensamientos, los molestos encargos por parte de Askeladd continuaron.

𝕴𝖓𝖆𝖈𝖈𝖊𝖘𝖎𝖇𝖑𝖊【𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧𝐮𝐭𝐞】(PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora