Compararse con el resto ha sido algo doloroso para Sarah. Desde su niñez ha crecido rodeada de comentarios sobre su cuerpo. La vida le ha mostrado que era atractivo y que no. Ha crecido bajo la sombra de los estándares.
Seokjin aparece en su vida pa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jin pasó a toda velocidad en su auto mientras Fiorella y yo caminábamos hacia nuestros hogares.
-Han pasado muchas cosas en menos de una hora -Fiorella pateaba una pequeña roca del piso. Caminaba en silencio a su lado-. Debe ser terrible para esa familia lo que sucede ahora. Quien sabe cuánto dolor ocultan en su interior. Jin parecía destrozado con la noticia. No hubiera sido molestia acompañarlo...
Llegamos al edificio donde Fiorella vive. Ella mantenía una expresión de preocupación por nuestro amigo.
-Envíale un mensaje luego para saber cómo esta -asentí, perdida en mis pensamientos-. Y avísame cuando llegues a tu casa. -Lo haré. Adiós, Fiore.
Continué mi camino. No podía dejar de pensar en Seokjin y en cómo se sentiría ahora mismo. Habrá llegado al hospital. ¿Su hermano estará bien? Recuerdo su mirada, las lágrimas al borde mientras me pedía estar solo. Solté un suspiro y me di la media vuelta. «Él realmente no quiere estar solo»
Vi el auto de él estacionado en la vereda de al frente. Ingresé al hospital y busqué con la mirada. Corrí por el pasillo hasta poder encontrarlo. Él estaba solo, sentado en uno de los asientos. Su cara hundida en sus manos. Movía su pierna, ansioso. Su padre no se veía por ningún lado.
Corrí hacía él, dejándome caer ante sus pies. Tomé sus brazos y él apartó sus manos de su rostro.
-Sarah -susurró mi nombre. Las lágrimas le rodeaban las mejillas. -Seokjin... Perdón, yo... No podía soportar la idea de dejarte solo en una situación así... -Sarah... -extendió sus brazos y me aferró a él. Sollozó en mi hombro y los peores pensamientos se hicieron presentes en mi mente.
Lo sostuve con fuerza, como si pudiera evitar que no se rompieran en mis brazos. Luego de unos segundos unidos, se alejó. Secó sus lágrimas y fijo su mirada en el suelo. Me senté a su lado.
-Namjoon... Él está a salvo. Se ha fracturado unos cuantos huesos. -Eso es... bueno. Pronto se recuperará. -Pero no soporto la idea de que tal vez fue por mi culpa -las lágrimas aparecieron otra vez. Se notaba la angustia en su voz. - ¿Por tu culpa? Seokjin tú no... -Hemos discutido antes de que llegarás -me cortó-. Todo esto de mi madre ha sido más duro para él que para cualquiera de nosotros. No lo mal entiendas. Amaba a mi madre y no sabes cuanta falta me hace, pero sé que para Namjoon ella le había salvado la vida. Y ahora él se encuentro perdido, sin sentido. -Jin... -tomé sus manos-. No ha sido tu culpa. Estas cosas suelen pasar. -Lo fue -susurró entre el llanto.
Nos quedamos unos minutos sentados en esas bancas. Seokjin tenía su cabeza apoyada en mi hombro. Yo sostenía su mano. El llanto había cesado y parecía estar más calmado. Tenía la vista fija en la habitación, la puerta estaba cerrada. Su padre estaba dentro con su hermano.
- ¡Seokjin! -ambos volteamos nuestras cabezas ante la voz. - ¿Lucy? -Seokjin arqueó una ceja. -Vine tan pronto apenas recibí el mensaje -la pelirroja se abalanzó sobre Seokjin para abrazarlo. Ignoró por completo que nuestras manos aún seguían unidas.
Lo solté y me aparté poniéndome de pie. ¿Seokjin le había enviado un mensaje a esa chica, mientras que había dicho querer estar solo? ¿Y si tal vez vine y fue un error? Tal vez esperaba a esa tal Lucy y no a mí.
-Lucy, ella es Sarah... -me señaló. Ella me dedicó una mirada de rechazo, pero intentó disimularlo con una media, y forzada, sonrisa-. Sarah, ella es Lucy... mi... -Soy su novia -se apresuró a decir asintiendo. Se sentó a su lado. En el lugar que ocupada yo. -Un placer -rogué a todos los Santos que mi voz no se quebrará-. Bien, creo que será mejor que regrese. Ya es muy tarde. Solo vine a ver cómo te encontrabas. Buenas noches. Seokjin frunció el ceño, confundido. Evité la mirada de Lucy y me fui.
El viento frio golpeó mi rostro y secó las lágrimas que se querían atrever a salir. Había creado una película en mi cabeza. ¿Cómo se me iba a ocurrir que alguien como Seokjin se fijara en mí? Era obvio que un chico tan guapo ya tenía pareja y solo estaba siendo amable conmigo. O peor, quería jugar.
No quería caminar, por lo que decidí llamar a un Uber. Me quedé de pie frente al hospital, con los brazos cruzados, intentando darme algo de calor.
- ¡Sarah! -cerré mis ojos en cuanto escuché su voz a lo lejos. No volteé para verlo-. ¡Sarah! -lo sentí detrás de mí-. Te congelarás aquí -sostuvo mis brazos y me echó un vistazo-. Déjame llevarte a tu casa. -No te preocupes, Seokjin. He llamado un Uber, llegará pronto. Ve adentro, tú te congelaras. -No me molesta llevarte, Sarah -notó la distancia en mi voz. -He llamado un Uber, Jin. - ¿Es por Lucy? - ¿De qué hablas? -Ella apareció y de pronto esta distante -no me atreví a responder-. ¿Estas celosa? - ¿En serio vas a preguntar eso, Seokjin? -la rabia me consumió en menos de un segundo-. ¿Por qué lo estaría? -agradecí cuando vi al Uber doblar la esquina y acercarse-. ¿Tal vez porque me haces creer que sientes algo por mí? ¿Tal vez sea porque dijiste que querías estar solo y aparece una chica diciendo que vino tan pronto vio el mensaje? ¿Tal vez sea porque me ilusioné con alguien que ya tiene novia? -me acerqué a la puerta y la abrí-. No son celos, Seokjin. Que eso te quede claro. -Sarah, déjame explicar...
Cerré la puerta y le pedí al conductor que acelerara. Me sentía terrible. Quizá no debía reclamarle nada, no éramos una pareja. Tampoco él me había dicho que sentía algo. Yo sola me hice una idea equivocada, gracias a su trato conmigo. Fue mi culpa, no de él.
Exageré un poco y ahora no sabía cómo lo miraría a los ojos en la universidad. Debería disculparme y fingir que nada pasó. Él es libre de hacer con su vida lo que quiera y yo debería dejar de ilusionarme con el primero que me demuestra un poco de atención. No soy tan especial como creí.
